La mitad de las empresas españolas no alcanzan los tres años de vida

Cepyme detecta hasta cien barreras regulatorias que impiden a las compañías nacionales crecer

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Antonio Ramírez Cerezo

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«Faltan emprendedores». Una frase repetida con asiduidad entre los empresarios españoles, pero que queda desmitificada al compararnos con el resto de países vecinos. «En España no hay problema de emprendimiento», explica la asociación española de las pequeñas y medianas empresas, Cepyme. Según la patronal, España crea al año el 10,6% del tejido empresarial, por encima del 9,8% de la media de la Unión Europea (UE). Entonces, señala, el problema no es crear, sino de mantener con vida a sus firmas. El último estudio de Cepyme sobre crecimiento empresarial, quiere dar muestra de ello. En concreto, descifra que la tasa de mortalidad de las empresas, que mide el porcentaje de tejido empresarial que desaparece de forma anual, es mayor en España que en Italia, Alemania o Portugal, teniendo en cuenta los datos de las empresas con asalariados. «Esta tendencia se agudiza en España en las empresas de nueva creación, que muestran una mayor vulnerabilidad que en otros países europeos». Así las cosas, en nuestro país, solo la mitad de las empresas sobreviven tres años después de su creación, «una proporción inferior a la de Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Portugal , entre otros países europeos».

Según el estudio, el 9,2% de las empresas con asalariados acaba cerrando a lo largo del año en España, mientras que en la media de la Unión Europea se sitúa en el 8%. «Esto significa que cada año una de cada 11 empresas con asalariados que hay en nuestro país desaparece, una tendencia que ya se observaba antes de la crisis del coronavirus y que se ha agravado como consecuencia de la pandemia».

Una de las principales causas que impide avanzar a las empresas españolas, señala el informe de Cepyme , reside en las más de 100 regulaciones que «desincentivan» que las compañías ganen tamaño. «Estas barreras (fiscales, contables, laborales, financieras y de competencia) se convierten en un lastre para la competitividad de las empresas, frenan la recuperación de la economía, la creación de empleo y la sostenibilidad de las cuentas de las propias administraciones públicas a largo plazo», aclaran. La patronal estima, que España crearía 1,2 millones de empleos y crecería un 5,2% más si se apuestan por medidas que lleven a un mayor crecimiento empresarial. Ya que supondría elevar las ventas de las compañías en 246.000 millones de euros, lo que también tendría un beneficio recaudatorio para la Administración Pública que atajaría 20.000 millones más al año.

Para favorecer este crecimiento, Cepyme propone que el cumplimiento de las obligaciones no tenga carácter inmediato con la ampliación de un trabajador en la plantilla, sino que entren en vigor cuando hayan consolidado su crecimiento, es decir, tras 4 años de aumentar y mantener su tamaño. Ya que cabe recordar que actualmente las empresas tratan de esquivar el escalón principalmente de los 50 trabajadores, como se puede observar en las estadísticas de tamaño empresarial, «ya que las cargas que asumen por ampliar su plantilla en solo un trabajador desalienta dicha ampliación». «Esta flexibilidad facilitará a la empresa su estabilidad para asumir las nuevas cargas y asegurar su tamaño».

Más allá de la supervivencia del tejido empresarial, las consecuencias son nefastas en términos de facturación y empleo y nos dejan por debajo de la media europea. Así mientras que una firma española media factura al año 1,1 millones, la media en el continente se sitúa en 1,4, casi un tercio más (32%). Más lejos quedamos de países como Alemania e Irlanda donde sus firmas mueven hasta tres millones.

Y con el empleo ocurre prácticamente lo mismo: mientras que la empresa media española ocupa a 4,7 personas, una de la Unión Europea da empleo a 6. Eso sin compararnos con países como Alemania, Reino Unido y Austria donde el tamaño medio de las empresas duplica al de España.

Mayor dificultad

Los datos añaden preocupación por las características del ecosistema empresarial español. Las empresas con menos de 10 trabajadores tienen en España una participación muy elevada en la generación del empleo. «Si en el conjunto de la UE las microempresas aportan el 18,6% del valor añadido, en España esa participación es de casi el 22%» aclara la patronal en su informe. «Las pymes se financian a tipos de interés más caros y tienen menos posibilidades de captar talento o innovar, características que llevan a las empresas de menor tamaño a tener una menor resistencia ante las crisis y una vida más corta». Ya entre 2007 y 2013, las pequeñas y medianas empresas perdieron la mitad del empleo total que se desintregó durante la crisis del ladrillo. Ahora, en plena crisis del Covid-19, las consecuencias pueden ser de letal similitud.

Dentro de las pymes , las que más sufren son las microempresas, las menos internacionalizadas, «lo que igualmente las hace más vulnerables a potenciales recesiones». Solo un 2,2% de las microempresas españolas son exportadoras. En cambio, casi un 60% de las empresas con al menos 250 ocupados venden al exterior.

El ingreso medio de las microempresas por cada uno de sus ocupados alcanza los 122.300 euros en España. La media comunitaria es un 11% mayor (135.600 euros por ocupado). En Irlanda, Bélgica, Dinamarca y Reino Unido, las ventas por empleado en las microempresas son, al menos, un 50% mayores a las que se producen en España.

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