El empleo se para

Al próximo gobierno le espera una ardua tarea en cuanto el calendario doble la esquina del 10-N

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez REUTERS

Ignacio Marco-Gardoqui

La EPA del tercer trimestre nos trae malas noticias y lo hace en el peor momento para el Gobierno, que debería olvidarse de la campaña electoral, revisar sus discursos anestesiantes y moderar su patológica predisposición al gasto. Ya sé que esa petición es inútil, porque Sánchez nunca haría tales cosas, pero nunca es mal momento para pedir cordura y exigir templanza. En efecto, si eliminamos los efectos estacionales que influyen en la cifras trimestrales, nos encontramos con que la ocupación se estancó y el paro se nos fue hasta el 14,4%, invirtiendo su tendencia positiva de los últimos años. Es decir, el empleo, que llevaba meses desacelerando, sencillamente, se ha parado. La población activa aumenta —es la causa del crecimiento del paro—, y lo hace gracias al aumento del componente extranjero, porque la tasa de actividad se mantiene constante y baja, como es tradición entre nosotros.

Ahora meta en la batidora un empleo estancado y un crecimiento del PIB mortecino; añada las duras exigencias emitidas por las autoridades comunitarias, que nos piden reducir el déficit en más de 6.000 millones ; súmele el parón de las exportaciones y la evaporación de las inversiones y verá con claridad la ardua tarea que le espera al próximo gobierno, en cuanto el calendario doble la esquina del 10-N. Vamos, un panorama tan desolador que, si yo fuera candidato, creo que preferiría perder las elecciones. Pero hay personas audaces, como el candidato Pedro Sánchez, que no son tan pusilánimes y se lanzan decididos a la contienda y, además, lo hacen arropados con el despliegue de toda una enciclopedia de promesas que harán las delicias de los votantes.

El problema reside en que las cuentas no cuadrarán, ni aunque se produzca la temida subida de impuestos que resultará inevitable. No da, no es suficiente y esa subida ejercerá una fuerte presión contractiva de la actividad. Que es justo lo que no queremos, porque es, justo, lo que no nos conviene. Pero Sanchez no piensa en la actividad de mañana, su obsesión son los votos de hoy. Bueno, los del día 10 de noviembre, ¿Tendrá los suficientes para gobernar? Sólo no, eso es seguro. Así que la gran pregunta es ¿quién y con quienes gobernará?

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