Los riesgos del Plan de Recuperación

Los economistas temen que el reparto de los fondos europeos agrande la brecha entre autonomías

Señalan que Andalucía, Extremadura, Canarias y Baleares corren el riesgo de desengancharse de la recuperación económica y advierten de que el diseño previsto del Plan de Recuperación puede agravar esa situación

El presidente del Consejo General de Economistas, Valentí Pich, con José Carlos Sánchez de Vega.

Bruno Pérez

«No dejar a nadie atrás». El mantra que el Gobierno ha decidido acuñar como emblema de la 'recuperación justa' que asegura alentar amenaza con hacer aguas en uno de los vectores definidos como especialmente críticos en su hoja de ruta: el de la cohesión territorial . Según el Colegio de Economistas de España, las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura, Canarias y Baleares corren un riesgo elevado de quedar descabalgadas de la aún incipiente recuperación de la economía española por el mayor impacto que la pandemia ha tenido sobre sus economías y lo peor es que los fondos europeos podrían agravar aún más esa situación.

El órgano representativo de los economistas españoles se alinea con la tesis ya generalizada de que la recuperación económica española es áun débil y, además, podría ser incompleta . Normalmente se ha utilizado esta construcción para advertir que hay sectores como el turismo, la hostelería, la restauración o el transporte que aún están lejos de superar la crisis ocasionada por la Covid-19, pero el Colegio de Economistas ha aprovechado la presentación de la edición de 2021 del Informe de Competitividad Regional de España para situar el foco en las diferencias entre comunidades autónomas que la reactivación de la economía puede poner de manifiesto y que podrían tener un impacto particularmente perjudicial sobre estas cuatro comunidades autónomas.

«Hay un componente estructural muy importante en esta situación, que se deriva de deficiencias que ya había antes de la pandemia o de la dependencia de sectores que han sufrido particularmente en esta crisis», ha asegurado este martes José Carlos Sánchez de Vega , autor del informe, que ha precisado que esa mayor exposición a no poder engancharse a la recuperación económica también tiene que ver "con la tipología de los proyectos de inversión previstos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia", que van a priorizar inversiones en ámbitos en que esas comunidades autónomas no tienen un peso específico importante.

Andalucía, Extremadura, Canarias y Baleares son también las comunidades autónomas que se sitúan en los últimos lugares en el Índice de Competitividad Regional elaborado por el Colegio de Economistas, cuyo objetivo es clasificar a las diferentes comunidades autónomas según el atractivo potencial que tienen para atraer inversiones o proyectos empresariales . Andalucía y Extremadura han venido ocupando esas posiciones en índices anteriores, pero Canarias y Baleares han caído a esos puestos después del zarandeo que la pandemia ha significato para el sector turístico.

El indicador sitúa como las regiones más atractivas a la Comunidad de Madrid, Navarra y País Vasco; coloca en un segundo escalón, con una competitividad media-alta, a Cataluña y La Rioja; deja en un rango medio a Aragón, Castilla y León, Cantabria, Galicia y Principado de Asturias; y pone en el escalón más bajo en cuanto al atractivo para los inversores a Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Castilla-La Mancha. Baleares, Canarias, Andalucía y Extremadura. Andalucía continúa en el vagón de cola a pesar del subidón en el ránking de competitividad fiscal que le reconoce el indicador por su política de rebaja de impuestos.

Cataluña, lastrada por su entorno institucional

Cataluña ya no está en el podio de las comunidades autonómas más atractivas para invertir y los economistas tienen una idea muy clara de las causas. El Índice de Competitividad Regional señala de forma directa a la inestabilidad institucional y a su gravosa política fiscal como los motivos que han terminado expulsando a Cataluña del club de comunidades autónomas llamadas a tirar del carro de la competitividad de la economía española.

El indicador que mide la contribución del entramado institucional a la buena reputación de la comunidad autónoma y que tiene en cuenta aspectos como el esfuerzo fiscal que se exige a los ciudadanos, el nivel de desigualdad entre los ciudadanos o la calidad del gobierno deja a Cataluña en el puesto 13 de todas las autonomías españolas, lejos de las más competitivas. La pacificación social ha permitido que el indicador haya dejado de empeorar en los últimos meses, pero no ha impedido que Cataluña sea una de las regiones cuyo atractivo más se ha resentido de la crisis pandémica.

El contexto fiscal tampoco ayuda. El indicador de competitividad fiscal que utiliza el Colegio de Economistas para construir este indicador de competitividad regional señala a Cataluña como la autonomía con el marco fiscal menos propicio para la generación de actividad económica, principalmente por la existencia de cerca de una veintena de tributos propios que incrementan el coste de hacer negocios en la región. En el lado opuesto del ránking, la Comunidad de Madrid, que acredita el sistema fiscal más propicio a la actividad económica, incluso por encima de los de las haciendas forales vascas y navarra.

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