La luz dispara los precios un 5,5% en octubre, el nivel más alto en 29 años
El IPC encadena ya su octava subida consecutiva, alentado también por el encarecimiento de gas y carburantes
La imparable subida de los precios de la electricidad ha impulsado el IPC hasta niveles ya casi olvidados después de una década de baja presión inflacionaria. El Índice de Precios de Consumo subió un 2% en octubre en relación al mes anterior y disparó su tasa interanual hasta el 5,5% . Esto supone alcanzar el nivel más alto de los últimos 29 años, desde septiembre de 1992 , según los datos adelantados publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
De confirmarse esta cifra en su publicación definitiva, que se conocerá el próximo 12 de noviembre, el indicador encadenaría su octava tasa positiva consecutiva . Tras ella, se encuentra la histórica subida de los precios de la electricidad, mucho mayor este mes que en septiembre del año pasado. También influye, aunque en menor medida, el encarecimiento del resto de los productos energéticos, como los carburantes y lubricantes para vehículos personales y el gas, que hace un año vivían una bajada de sus precios frente a su escalada actual.
La información proporcionada hoy por el INE aporta también datos adelantados de lo que se conoce como inflación subyacente , que excluye los alimentos no elaborados y los productos energéticos, y que, aunque también aumentó en octubre en cuatro décimas, hasta el 1,4%, lo hizo con una intensidad menor, y se sitúa más de cuatro puntos por debajo de la tasa del IPC general. Una divergencia tan amplia entre ambos indicadores no se veía desde el comienzo de la serie histórica, en el año 1986. Es decir, que excluyendo el efecto que la crisis energética mundial, la cesta de la compra también se encarece.
Aunque el Gobierno insiste en que la escalada de los precios será pasajera , y así también lo apuntan buena parte de los analistas, la inflación comienza a cristalizar ya como uno de las principales amenazas para la recuperación . De momento, el Banco Central Europeo ya ha avisado de que su objetivo de estabilidad, que fija el nivel de los precios en el 2%, supone que hay que estar dispuesto a experimentar alzas por encima de esa cifra durante un tiempo considerable, inclusos varios meses, para compensar las bajísimas tasas que hemos tenido en los últimos años.
Y es que el llamado «impuesto invisible» , por el efecto de devaluación casi inapreciable a simple vista que ejerce sobre el valor del dinero real, despierta numerosos fantasmas para el devenir económico, especialmente para países como España. Los llamados ‘efectos de segunda vuelta’ , es decir, la transmisión automática de las alzas del IPC a salarios y otras rentas, son los principales. Especialmente ahora que el Gobierno ha vuelto a ligar la revalorización de las pensiones a la del IPC, un mensaje que, además de engordar la factura año a año, puede generar un efecto dominó , según alertan los expertos, a otros valores como los sueldos o los alquileres.
De hecho, los sindicatos han pedido ya que este aumento se traslade directamente a los salario s. «El acusado aumento de los precios supone una pérdida de poder adquisitivo de los salarios, lo que repercute, de manera muy negativa sobre el consumo, la reactivación económica y la creación de empleo», ha dicho hoy UGT. «Ante este incremento de los precios, la subida del 1,5% de los salarios de convenio, registrada hasta el mes de septiembre, y la del 1,6% del Salario Mínimo Interprofesional, que se aplica solo en los últimos cuatro meses del año, resultan insuficientes», ha remarcado en un comunicado.
En lo que se refiere a la factura que dejarán las pensiones, el efecto ya está asegurado pues su actualización se hará de acuerdo a la evolución del IPC medio del año hasta noviembre. Hasta octubre, la inflación media se ha situado en torno al 2,5%, lo que, según los cálculos de los expertos, elevará más del 3,5% el gasto total en pensiones .
La infación también tiene una capacidad importante de erosionar el ahorro, especialmente en un momento en que la remuneración de los depósitos está en mínimos y los bancos siguen nadando en liquidez gracias a las medidas del Banco Central Europeo. Además el sector financiero vive una importante crisis de rentabilidad, lo que ha forzado también a rebajar la remuneración de estos pasivos.
Aunque España es más sensible que otros países vecinos a los efectos secundarios que pueda tener de la inflación, la subida de los precios está afectando a todos las economías desarrolladas. Tras unos meses de cierre sin precedentes por la pandemia, la vuelta a la actividad aún está engrasándose y la industria no ha logrado volver a la normalidad sin tiranteces. «Vivimos una subida generalizada a nivel mundial, que se ha pronunciado más desde inicio de año, pero ya desde 2020 veníamos observando una escasez de producto. Es decir, la oferta no alcanza al potente incremento de la demanda una vez se abrieron las economías dejando atrás al Covid y se retomaron los niveles de consumo. Y los precios, por naturaleza, suben. A todo esto, se le suman los cuellos de botella de los transportes, dado que el Covid paralizó determinados puertos de primer nivel y el atasco y consiguiente retraso de los fletes siguieron impulsando a los precios», explica Pablo de Vicente, asesor financiero y analista de Evolutio Capital Investment.
Los expertos de Funcas también apuntaron a la inflación como uno de los principales riesgos. En concreto, Raymond Torres, director de Coyuntura Económica, destacó que el aumento de los precios de producción, que registraron una subida en septiembre un 23,6% y, más en concreto, los bienes intermedios con un aumento del 16% y la energía con un incremento del 56,3%. Esto implica, para Funcas, una pérdida de poder adquisitivo de 8.600 millones de euros para los consumidores , que también impactará en el IPC, que «podría rozar» el 5% a finales de año.
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