Detenido un espía suizo que vigilaba a inspectores de Hacienda alemanes

El periódico Die Welt adelantó la detención, efectuada el viernes, y la Fiscalía Federal ha confirmado que ha abierto una investigación

El Ministerio de Hacienda alemán ha sobornado ya en varias ocasiones a empleados de bancos suizos REUTERS

ROSALÍA SÁNCHEZ

En el amor, en la guerra y en la lucha contra la evasión de impuestos, todo vale. Al menos en Alemania , donde el Ministerio de Hacienda ha sobornado ya en varias ocasiones a empleados de bancos suizos para obtener datos sobre clientes alemanes que guardan dinero en sus cuentas. Y como el secreto bancario en Suiza es una cuestión de Estado, sus servicios secretos han tomado cartas en el asunto y han enviado a sus agentes secretos a seguir los movimientos de los implacables inspectores de Hacienda alemanes . Uno de esos espías, Daniel M., ha sido detenido en Fráncfort por funcionarios de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) y entregado a la Fiscalía Federal alemana.

El periódico Die Welt adelantó la detención, efectuada el viernes, y la Fiscalía Federal ha confirmado que ha abierto una investigación sobre las actividades del espía suizo en territorio germano. Las informaciones periodísticas aseguran que había recibido órdenes de vigilar a empleados del Ministerio de Finanzas de Alemania y a otros profesionales del sector bancario y financiero para corroborar cómo y cuándo las autoridades germanas compraban información sobre evasores de impuestos alemanes con cuentas bancarias en Suiza. Se sospecha que llevaba realizando esta tarea desde 2012 para la Agencia Federal de Información (NDB), como se conoce al servicio secreto suizo. Su objetivo era identificar a los funcionarios alemanes que compraban la información sobre los evasores y recabar información sobre su situación financiera y vida privada.

Esta pelea tributaria ha tensado enormemente las relaciones entre Alemania y Suiza en la última década. Desde enero de 2006, varios Estados federados de Alemania, entre ellos Renania del Norte-Westfalia, Baden-Wurtemberg, Baja Sajonia y Renania-Palatinado, han comprado a empleados de bancos suizos discos compactos que contenían información alusiva a ciudadanos alemanes que evadían impuestos en ese país. Las autoridades helvéticas acusaron a los inspectores fiscales alemanes de espionaje industrial y amenazaron con procesarlos por comprar ilegalmente información sobre las cuentas bancarias. En cada disco había información sobre miles de clientes que reportaba sumas millonarias a las arcas alemanas, una vez exigidos lo correspondientes impuestos y las multas.

Un significativo y largamente negociado acuerdo entre los dos países, logrado en 2012, concluyó con que los depósitos de capital alemán en Suiza de los últimos diez años serían gravados con entre el 19% y el 34%, porcentaje que posteriormente fue elevado hasta el 41%. Además, el acuerdo contemplaba que los herederos de cuentas no declaradas en Suiza deberán optar por que los fondos sean gravados con un impuesto de sucesiones del 50% o bien fiscalizar la totalidad de la herencia ante la Hacienda alemana, lo que les obliga a revelar la existencia de todos los depósitos en Suiza. El pacto alcanzado entre Berlín y Berna recogía también que futuros depósitos alemanes de capital en Suiza sean gravados con un 26,4%, la misma tasa vigente en Alemania.

Pero a pesar de este acuerdo histórico, el director de la oficina de Hacienda de la ciudad de Wuppertal y el Ministerio alemán de Finanzas habían anunciado de nuevo que están sopesando la posibilidad de pagar dos millones de euros por información confidencial relacionada con cuentas del banco privado Coutts, de Zúrich, aún después de que los Gobiernos hubiesen sellado el pacto histórico en el que Alemania se comprometía a dejar de hacer investigaciones encubiertas en territorio helvético para desenmascarar a sus evasores y por el que Suiza suspendería la orden de arresto que pesaba sobre los inspectores fiscales alemanes. A la luz de la reciente detención del espía suizo, la guerra por el dinero alemán ha continuado en las más profundas trincheras.

“La información sobre esas cuentas ocultas en Suiza no es meramente un asunto de dinero. Cuando dictadores y asesinos se han visto obligados a abandonar sus países de origen, han tendido a colocar sus bienes robados en Suiza y por eso sobre este asunto pesa toda una responsabilidad moral”, ha enfatizado Joachim Poss, parlamentario socialdemócrata alemán, “y además está la necesaria lucha contra los paraísos fiscales, que socaban las más elementales normas legales sobre las que se asientan nuestras sociedades democráticas”. Se calcula que los bancos suizos atesoran unos 180.000 millones de euros que los acaudalados alemanes tienen escondidos en los Alpes.

Suiza, por su parte, está dispuesta a proteger la tradición legislativa instaurada en 1934 y que tanto ha contribuido a convertirla en una nación próspera, estimulando la evasión fiscal en otros países. Aparte de Alemania, también Estados Unidos tiene en la mira a una decena de bancos suizos; y la Unión Europea no disimula su deseo de poner fin al privilegio helvético de la confidencialidad bancaria por el que el país se resiste a proporcionar datos bancarios a otros Estados para no poner en peligro el anonimato que hace de ese país un lugar atractivo para abrir depósitos.

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