ESPECIAL ENERGÍA
«Descarbonizar la economía solo será posible si los cambios no son traumáticos»
Jorge Sanz, director asociado de Nera Economic Consulting y expresidente de la Comisión de Expertos de Transición Energética, advierte de que «si regamos con subvenciones tecnologías inmaduras seguiremos con una de las facturas más caras de Europa»
Dirigió el grupo de expertos que definió la estrategia con la que enfrentarse a la transición hacia una economía descarbonizada, y muchas de las conclusiones de su equipo de trabajo difieren de las medidas que el Gobierno está llevando a cabo. Cree que los objetivos que marca el PNIEC para 2030 son factibles, incluso sin las ayudas comunitarias y que el objetivo de la descarbonización total de la economía para el 2050 es necesario, pero, al mismo tiempo, muy ambicioso.
¿Cuáles son los lastres y los puntos fuertes en el camino de la descarbonización?
Nuestro principal punto fuerte es que disponemos de recursos renovables (viento y sol) abundantes. Nuestros lastres son la elevada incertidumbre regulatoria, una fiscalidad que penaliza la electricidad y subvenciona el consumo de hidrocarburos y un sistema de concesión de subvenciones que no se basa en criterios de eficiencia sino en decisiones arbitrarias de los gobiernos. Para que las subvenciones se otorgaran de forma eficiente, las ayudas para descarbonización se deberían otorgar a los proyectos cuyo coste por tonelada evitada fuera menor. Por desgracia, en España se otorgan sin ninguna metodología.
¿Qué pasos debería afrontar el Gobierno a nivel fiscal para impulsar esta transformación?
La Comisión de Expertos de Transición Energética de 2018 hizo una propuesta de reforma fiscal para avanzar hacia la descarbonización de la economía española que consistía, básicamente, en sustituir los actuales impuestos que gravan el sector energético y que no tienen base ambiental, por impuestos ambientales. De esa forma, pagarían más los consumidores de productos energéticos contaminantes, y pagarían menos, los de productos poco contaminantes. Asimismo, se proponía que el Gobierno dejase de utilizar la factura eléctrica para financiar costes ajenos al suministro eléctrico. El abuso de los pseudo-impuestos en la factura penaliza artificialmente la electricidad que, paradójicamente, es la energía menos contaminante en la actualidad.
¿Va a ser una transición justa que fomente la cohesión social y territorial?
El citado informe alertaba de que, con una fiscalidad que hiciera pagar a cada producto su respectivo daño ambiental, las energías contaminantes verían encarecer su precio y las no contaminantes verían cómo se abarataba el suyo. Esto daría lugar a sectores ganadores y perdedores. Entre los ganadores, se encuentran todos los asociados a las nuevas tecnologías limpias. Entre los perdedores, los sectores energéticos contaminantes y las industrias que se vean obligadas a transformar sus procesos productivos. También pueden verse perjudicados los consumidores domésticos de baja renta. La descarbonización de la economía sólo será posible si los cambios tienen lugar de forma no traumática; lo que exige identificar a los perdedores y ayudarles a afrontar los cambios.
Hidrógeno, eólica marina de aguas profundas, biogás. ¿Pueden ser estas alternativas competitivas a medio plazo?
El consumidor doméstico español sufre hoy una de las facturas eléctricas más caras de la UE porque en el año 2007 se promovieron fuertes inversiones en instalaciones renovables cuando aún estaban en una fase muy inmadura de su desarrollo y su coste era elevado. Como resultado, desde entonces y a lo largo de esta década, estamos pagando en nuestras facturas eléctricas un sobrecoste de 6.500 millones todos los años. Con respecto a por qué apostar en los próximos años, las asignaturas pendientes son exclusivamente los sistemas de acumulación de electricidad limpia y el uso de gases sintéticos para los consumos energéticos que no sean electrificables. Y los apoyos deben ceñirse a proyectos de investigación o de demostración, y no ‘regar’ con subvenciones tecnologías inmaduras como si ya fuesen competitivas, porque lo único que conseguiremos es seguir teniendo facturas entre las más caras de Europa.
¿Se están haciendo los deberes con las infraestructuras de almacenamiento?
Los sistemas de almacenamiento son estratégicos para que podamos contar con una electricidad 100% limpia en 2050. Para conseguirlo, el PNIEC aprobado por el Gobierno apuesta por incrementar las instalaciones de bombeo en 4.000 MW y los mecanismos de almacenamiento distintos al bombeo en 2.500 MW, de aquí a 2030. Los promotores de estas infraestructuras decidirán invertir en estos proyectos si las diferencias de precios entre las horas valle (horas en las que la energía se bombea o almacena) y las puntas (horas en las que la energía se turbina o reinyecta a la red) son suficientemente elevados como para que los márgenes permitan recuperar las inversiones. No parece que su desarrollo vaya a ser posible después de la aprobación, en el Real Decreto Ley 17/2021, de un impuesto a los beneficios de las centrales que incluye entre los sujetos pasivos a las centrales de bombeo.
¿Cree que se dan las condiciones para un despegue del autoconsumo energético?
Fomentar el autoconsumo no ayuda al medio ambiente porque hay un tope máximo a la cantidad de energía que el sistema eléctrico puede recibir en cualquier momento. Y cuanto mayor sea la inversión en autoconsumo menor será el ‘hueco’ que quedará para instalar paneles fotovoltaicos en granjas solares. El autoconsumo es ineficiente porque un panel solar fotovoltaico instalado en el tejado de una casa es idéntico a uno instalado en una granja solar en el campo, pero el coste de instalación es mucho más elevado. Aunque los paneles en los tejados permiten evitar pérdidas en las redes de transporte y de distribución en el entorno de un 20%, ese ahorro no compensa el hecho que el coste por kWh producido por un panel en un tejado es un 100% mayor que el coste por kWh producido por el mismo panel en una granja solar. Además, el término de energía que pagan los hogares incluye costes que son fijos, y que no desaparecen con el autoconsumo.
¿Con el poder geopolítico que otorga, cree que el petróleo tiene los días contados?
La energía eólica y la solar fotovoltaica ya son rentables y no hay poder geopolítico que pueda oponerse al cambio tecnológico. Una vez que los gobiernos pongan fin a una fiscalidad que encarece artificialmente la electricidad y subvenciona artificialmente los hidrocarburos, será inevitable el uso generalizado de la electricidad en todos los consumos que sean electrificables. Los hidrocarburos naturales quedarán primero reducidos a consumos energéticos no electrificables para posteriormente, ser sustituidos por hidrocarburos sintéticos o gases limpios como el hidrógeno cuando éstos alcancen precios competitivos.
¿Son las renovables una oportunidad real para que España sea energéticamente autosuficiente?
Gracias a la energía solar fotovoltaica y a la eólica, las renovables eléctricas se han convertido en la mejor opción para descarbonizar la economía. Esta revolución tecnológica es la que nos permite ser optimistas y vislumbrar en 2050 una energía eléctrica 100% no emisora de gases de efecto invernadero. Tan sólo nos falta sustituir la tecnología de respaldo que, actualmente, es el gas. A día de hoy, en las horas en las que la demanda de electricidad no puede cubrirse con energía renovable y nuclear por falta de viento o de sol, necesitamos recurrir a la producción de electricidad con gas natural. A medio plazo, la apuesta es sustituir el gas por sistemas de almacenamiento.