La crisis desata una fuga de capitales sin precedentes en Iberoamérica

Solo Brasil, México y Colombia pierden 15.000 millones de dólares en una huida que irá a más

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«La crisis del coronavirus pasará a la historia como una de las peores que el mundo ha vivido». Son palabras de la secretaria ejecutiva de la comisión económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, que expresan sin rodeos la magnitud de impacto económico que tendrá la pandemia. Y no solo en Europa o Asia. La onda expansiva del Covid 19 ha llegado ya a la economía iberoamericana provocando una fuga de capitales de más de 15.000 millones de dólares solo en Brasil, México y Colombia, según datos del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) facilitados a este diario. Y las perspectivas son que este escape financiero vaya a más. De hecho, el efecto huida está afectando a todos los emergentes, que en solo el mes de marzo sufrieron la mayor salida de fondos desde que hay registros, con una retirada de 83.300 millones de dólares , según la misma institución.

Para España el contagio iberoamericano tiene un significado especial. Es un golpe a la que fue su tierra de oportunidades, donde se convirtieron en multinacionales nuestras empresas. Además, la región fue el salvavidas para muchas de ellas en 2009, cuando el estallido de la burbuja inmobiliaria hundió la actividad nacional. Pero ahora este soporte también se viene abajo. La inversión española en Iberoamérica suma 220.000 millones de euros desde 1993. Aunque la exposición se había venido reduciendo debido a la inestabilidad de la región, supone un buen pellizco de los ingresos totales para empresas como T elefónica, Santander, BBVA, Mapfre o Meliá , entre otras. Los expertos consultados aseguran, no obstante, que la dureza de la crisis en España es tan fuerte que opaca, por ahora, los problemas del otro lado del Atlántico.

Lazos comerciales

A Iberoamérica el contagio ha llegado por una triple vía. La primera fue a través de sus lazos comerciales con China, que hicieron que los paros en las fábricas del gigante asiático se dejaran notar con fuerza en la región. Antonio Hernández, socio responsable de internacionalización de KPMG, apunta en esta dirección: «Los lazos comerciales, de inversión directa y financieros de la región con China han crecido significativamente en los últimos años. La ralentización de China debida al coronavirus tendrá un impacto importante a nivel mundial, pero en especial en Latinoamérica, dados esos lazos económicos y comerciales. En comercio, China representa más del 10% de las exportacione s de la región y casi el 20% de las importaciones, porcentajes que se elevan significativamente en algunos casos concretos. Destacaría el impacto en los productos primarios, como minerales y metales, productos agrícolas y combustibles, cuyo peso en la exportación de Latinoamérica a China es muy significativo».

Efectivamente, la relación entre Iberoamérica y China se ha ido fortaleciendo en los últimos años. De hecho, China es un destino importante para las exportaciones de varias economías latinoamericanas, siendo el principal socio comercial de Chile, Perú y Brasil. Según los cálculos de Cepal, las exportaciones de la región a ese destino podrían caer, en valoración, un 10,7%. Pero también a la inversa. «En inversión extranjera directa también se ha producido un importante incremento de la posición de China en la región, superando los 90.000 millones de dólares», apunta Hernández.

Un agravante de este primer canal de contagio ha sido la caída del precio de las materias primas, derivada de la paralización de la actividad a nivel global, lo que va a dañar notablemente los ingresos del comercio exterior de países que, como Chile o Colombia, son grandes productores de materias primas. El círculo perverso lo cierra el tensionamiento de las condiciones financieras a nivel global que ha llevado a una fuerte depreciación de las divisas emergentes frente al dólar. «Esta no sólo hace que el volumen de deuda se encarezca, sino que puede complicar las necesidades de financiación de corto plazo», explica Nereida González, analista de Afi, lo que en la región podría afectar especialmente a Argentina, por tener un mayor nivel de deuda externa.

Destruir más actividad

«Los mercados ha vivido una ola de huida a la seguridad . Las economías más expuestas son los países emergentes en general y América Latina en particular. Calculamos que la fuga de capitales fue más fuerte que en 2008», explica el economista Georges Dib de Euler Hermes . Aunque, en su opinión, lo peor está por llegar: «Aún falta una tercera etapa de la crisis y es la que va a destruir más actividad. Se producirá cuando el impacto llegue a la demanda interna de estos países», asegura Bid, que apunta además a las «desiguales» medidas de contención de la epidemia puestas en marcha en los diferentes países de la región. «Hay países como Brasil donde las medidas no son ni si quiera a nivel nacional. Y ello sin tener en cuenta las dificultades de zonas como las fabelas », reflexiona Dib. De hecho, Brasil es de los países donde el número de infectados crece con mayor rapidez al tiempo que la agenda reformista de Bolsonaro parece haberse frenado.

Efecto cascada

Para Jonathan M. Fortun, economista del IIF, la crisis que estamos viendo tendrá un «efecto cascada». Los primero sectores afectados serán los informales y de servicios, debido al impacto de las medidas de control impuestas por los gobiernos. «Pero la falta de demanda global, sobre todo para materias primas, y la desaceleración de países asiáticos también afectará a los s ectores exportadores de Iberoamérica », vaticina Fortun. Un impacto que llegará «tanto a exportadores de materias primas como a exportadores de valor agregado». «De la misma manera, la falta de capitales en moneda extranjera hará que la financiación a las empresas sea mucho menor que anteriores crisis, lo que añadirá presión a diversos sectores de la economía». Tampoco el sector público se escapará a este dominó: «Se va a ver muy presionado», dice Fortun.

El triple impacto llega a una región con un gasto en salud a la zaga de los países de la OCDE y donde el crecimiento ya estaba de capa caída antes de la pandemia. El efecto para las empresas españolas con presencia en la región es aún incierto. « Lo que está claro es que la gestión de esta crisis va a ser mucho más complicada», concluye Nereida González.

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