Correos encara tres jornadas de huelga en medio de un clima de alta tensión entre CCOO y UGT y la empresa

Los sindicatos denuncian «maniobras tramposas» desde la Presidencia del operador para tratar de boicotear la protesta, mientras la empresa envía comunicados a la plantilla denunciando la cerrazón de los sindicatos a buscar una solución

Miembros de UGT y CCOO protestan en una oficina de Correos ICAL

Bruno Pérez

La primera huelga de alto voltaje en el sector público desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno le va a venir precisamente por el flanco del que fuera su hombre de máxima confianza, su ex jefe de gabinete Juan Manuel Serrano , rescatado no sin polémica por el presidente en 2018 para convertirse en presidente de Correos, el operador postal público.

Cuatro años de desencuentros entre Serrano y CC.OO. y UGT , los sindicatos que representan al 70% de los trabajadores de la empresa, han desembocado en una ruptura total de la concertación social en el operador postal público y en la convocatoria de tres jornadas de huelga, que aspiran a paralizar la empresa desde mañana miércoles hasta el viernes en protesta por lo que las centrales sindicales observan como una operación calculada de desguace del correo público, a golpe de ventas de activos, recortes de plantilla y precariedad en el empleo.

La Dirección de Correos hizo el pasado 18 de mayo un último intento de paralizar la huelga planteando una mediación ante el Sima, bajo el argumento de que que UGT y CC.OO. estaban paralizando la negociación del convenio colectivo. El intento no prosperó y el operador postal público encara ahora tres jornadas de huelga que pueden determinar el futuro de la empresa propiedad del Estado, atascada desde hace tres años por la guerra abierta entre el actual equipo de Dirección y los dos sindicatos mayoritarios.

Los últimos días han mostrado una escalada de la tensión entre la partes . Los sindicatos mayoritarios acusan a Correos de "maniobras tramposas" para tratar de desmovilizar a los trabajadores entre las que mencionan la convocatoria de asambles improvisadas por parte de los jefes de sector para 'vender' el plan estratégico de la Dirección de Correos, la convocatoria a reuniones de representantes de UGT y CC.OO. con el objetivo, sostienen los sindicatos, de obtener una foto que ilustre la existencia de una negociación o la circulación de notas internas entre los empleados para dar la versión de la empresa.

ABC ha tenido acceso a una de esas notas que han sido distribuidas a los empleados en reuniones de área, según fuentes sindicales. En ellas se informa de la reunión en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje "para encontrar puntos de consenso y reconducir el diálogo social" y se asegura que no ha sido posible "ante la negativa de CC.OO. y UGT para buscar soluciones ". "Una vez más se evidencian los esfuerzos de la compañía por establecer nexos de unión a través de un diálogo constructivo, que permita avanzar ofreciendo un gran número de medidas en materia laboral y de desarrollo profesional para las empresas y empleados", concluye el comunicado, en el que se exige la firma de los empleados que hayan asistido a la reunión.

Tres años de enfrentamientos

Estas maniobras de última hora de la Dirección de Correos se producen tras cerca de tres años de ausencia de diálogo real entre la empresa y los sindicatos mayoritarios, que se han negado sistemáticamente a tratar con el equipo de Juan Manuel Serrano un plan estratégico tras el que ven una maniobra orquestada de desguace de la compañía cuando no una preparación para una futura privatización bajo la fórmula de la conversión de la empresa postal en un operador logístico integral.

Los sindicatos mayoritarios acusan a la Dirección de Correos de hundir el negocio postal tradicional para acelerar la transición de la compañía hacia los nuevos negocios y a costa de su sostenibilidad financiera. Argumentan que la compañía ha presentado un agujero millonario justo cuando despegaba su gran alternativa de negocio, la paquetería, y que la avalancha de nuevos proyectos presentados y profusamente publicitados por la empresa no han aportado apenas ingresos, empezando por su despliegue internacional en Portugal y China y finalizando por el proyecto de crear una aerolínea de transporte de mercancías.

Desde la empresa se vende esa transición como una necesidad. El negocio de la carta tradicional cae a un ritmo de dos digitos y Correos necesita nuevos nichos de negocio donde crecer. El plan es convertirse en un operador logístico integral capaz de prestar toda una gama de servicios físicos y digitales a sus clientes al modo en que lo hacen los operadores francés o alemán, La Poste y DHL.

La ruptura ha sido de tal calibre que Correos se ha lanzado a negociar el plan estratégico y el futuro convenio colectivo que lo debe acompañar con el conjunto de los sindicatos minoritarios de la empresa, que aglutinan alrededor del 30% de la representación laboral. Una negociación que discurría a trancas y barrancas hasta hace apenas 15 días en que se han desbloqueado toda una serie de asuntos como la ampliación de la oferta pública de empleo de la compañía a 7.757 plazas, la implantación de la jornada de 35 horas cuatro días a la semana o la concesión de ocho días de asuntos propios para este año. Todo ello en los quince días anteriores a la huelga de tres días convocada por UGT y CC.OO.

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