El coronavirus corta las alas del autoconsumo eléctrico
El nuevo marco legal y el avance tecnológico habían puesto al sector en la pista de despegue pese al lastre de la burocracia administrativa
El floreciente ecosistema empresarial surgido en torno a la actividad está amenazado ahora por el impacto de la crisis en las pymes, su gran nicho
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Cuando parecía que al fin «salía el sol» para el autoconsumo fotovoltaico en España, irrumpió la crisis del coronavirus y el futuro más inmediato del sector empezó a oscurecerse. La rampa de lanzamiento para el despegue estaba puesta gracias, por un lado, a ... la progresiva caída del precio de las instalaciones , que ha permitido hacer rentable la tecnología y, por otro, al desarrollo legislativo más favorable . Primero, fue la eliminación del denominado «impuesto al sol» en octubre de 2018, una decisión muy celebrada en el sector y que, en la práctica, hizo brillar a esta modalidad energética. Después, llegó la aprobación del Real Decreto 244/2019, de 5 de abril , que introduce la compensación económica de los excedentes de energía limpia vertidos a la red a través de la facturación neta y abre la puerta al autoconsumo compartido, de modo que un grupo de usuarios, por ejemplo, comunidades de propietarios o empresas con ubicaciones próximas, se planteen asociarse para compartir la producción de una instalación.
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Un cúmulo de factores que ha dado alas a la generación distribuida y que explica que en apenas cuatro años casi se haya multiplicado por diez la potencia nueva instalada de autoconsumo fotovoltaico en nuestro país, pasando de los 49 megavatios (MW) de 2015 a los 459 MW de 2019 , según datos de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), de los cuales el 10% corresponde a instalaciones de autoconsumo aisladas de la red y el resto a proyectos conectados... Que la pandemia ha llegado en pleno auge del sector está claro y el temor ahora es que arrastre consigo al tejido industrial de pymes que estaban consolidándose al calor del incipiente ascenso del autoconsumo energético y que estaban generando nuevos puestos de trabajo.
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«Este problema viene justo cuando mejor estaba el autoconsumo fotovoltaico. La estrategia a nivel nacional va en el buen sentido, pero la hoja de ruta tan buena que llevábamos es posible que se tambalee. Dependerá mucho de los legisladores, de hasta qué punto abran el grifo para un sector o para otro», asegura Francisco de Asís Cabello , director del Máster en Transición Energética Renovable de la Universidad Europea. Y es que, aunque el autoconsumo afrontaba 2020 con perspectivas de crecimiento y desde una posición de fortaleza, no ha sido inmune al picotazo del «cisne negro» del Covid-19. Al parón de dos semanas impuesto por el Gobierno para contener la propagación del brote se une la fuerte caída de ingresos de las pequeñas industrias y pymes del sector comercial y terciario, principales clientes de estas instalaciones, que atraviesan una situación poco halagüeña que ha desincentivado su inversión en estas soluciones.
Recorte de previsiones
El efecto negativo del patógeno ya se ha dejado notar, tal y como confirman desde la Unef. «De los 459 megavatios (MW) que se instalaron el año pasado, el 75% se hizo en la pequeña y mediana industria , muy golpeada en el corto plazo por el virus. En estos momentos su prioridad no es el autoconsumo , sino que prefieren dedicar su capacidad de endeudamiento a su núcleo de negocio. Esto ha hecho que muchos contratos que estaban a punto de ser firmados se hayan pospuesto e incluso que algunos se hayan roto», advierte su director general, José Donoso , que piensa que «la recuperación estará muy correlacionada con el crecimiento general de la economía», aunque señala que, en cualquier caso, el impacto lo sufrirán, al menos, este año y el siguiente. Si antes de la crisis del coronavirus, la Unef estimaba que se pusieran 600 MW durante este ejercicio, ahora no esperan pasar de los 400 MW, y eso en el mejor de los escenarios.
Opengy , compañía especializada en nuevas soluciones de suministro y gestión de energía eléctrica renovable (autoconsumo, autogeneración y contratos de compraventa de energía a largo plazo, conocidos como PPAs) constata que, desde el mes de marzo, cuando se declaró el estado de alarma , «las empresas han abandonado cualquier iniciativa no vital para su negocio y, una vez han podido garantizar su supervivencia, retoman otras iniciativas como el autoconsumo o los PPAs». « Algunos proyectos se han retrasado y otros podrían llegar a no hacerse nunca en el caso de las empresas que quiebren. Por suerte, el autoconsumo y los PPAs son una solución viable y beneficiosa para cualquier sector y nosotros tenemos más de 100.000 clientes potenciales en toda España», sostiene Manuel de Castro, director general de la firma, que cree que si la crisis del coronavirus no se alarga más allá de este año, en 2021 y ejercicios posteriores podrán cumplir con sus previsiones anteriores al Covid-19.
Del lado de las familias, a pesar de la difícil coyuntura, las proyecciones invitan más al optimismo, pues el interés de los particulares sigue presente , tal y como indican a este periódico varias empresas del sector. «Durante el confinamiento hemos hecho cada día récord de ventas en instalaciones de autoconsumo. El coronavirus ha generado un contexto en el que las personas están más en casa y, por lo tanto, tienen más tiempo para analizar la propuesta y le ven muchísimo sentido a producir electricidad en su tejado», asegura Carlota Pi , cofundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz , que cerró 2019 con 1.000 instalaciones. La tecnológica de energía verde , que se dirige únicamente a clientes domésticos, dice que el prototipo de paneles que instalan en los hogares tiene un tamaño medio de 4,3 kilovatios (KW), cuesta alrededor de 5.500 euros y se recupera la inversión en unos siete años.
España tiene un gran potencial de desarrollo de energía solar térmica, con una media de 2.500 horas de sol al año
En Sotysolar , cuyos clientes son en un 90% particulares, reconocen que los objetivos fijados para 2020 se incumplirán aunque ya están recibiendo de nuevo solicitudes y perciben que los ciudadanos «vuelven a estar más animados». Daniel Fernández, cofundador de la empresa, habla de un impacto a corto plazo : «Ahora mismo estamos en un periodo de incertidumbre, pero creemos que en 2021 habrá una recuperación muy importante». Y va más allá: «De aquí a una década tener una instalación fotovoltaica en casa va a ser tan común como tener una televisión».
En este sentido, Juan Moscoso , director de Deusto Asuntos Globales de Deusto Business School, opina que siempre que se mantenga la legislación vigente y las ayudas a las placas fotovoltaicas, la demanda de las comunidades de vecinos, por ejemplo, no tendría por qué verse afectada. Y menciona como principal incentivo las bonificaciones de hasta el 50% de la cuota íntegra del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) que se aplican, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, si la instalación se realiza en inmuebles de uso residencial.
Pero uno de los aspectos que más preocupan en el sector es el riesgo de que se destruya todo el ecosistema empresarial fraguado en torno a la actividad . «Al fin y al cabo son pymes y el problema de la pandemia les ataca mucho a la propia financiación que tienen, con lo cual, ahora que ha salido el nuevo proyecto de Ley de Cambio Climático y de Transición Energética , sería necesario aprovechar para inyectar una serie de ayudas para que esas empresas tengan liquidez, puedan aguantar el temporal y, sobre todo, se cumpla con los objetivos de la agenda 2030, que están desarrollados en el Plan Nacional Integrado de Clima y Energía (PNIEC)», defiende De Asís Cabello. Para el año 2030, el PNIEC prevé una potencia total instalada en el sector eléctrico de 157 gigavatios (GW) , de los que 37 GW serán energía solar fotovoltaica.
«Es necesario tomar una serie de medidas para evitar que esas compañías y profesionales se paralicen», apunta Donoso, de la Unef. ¿Qué piden en ese plan de reactivación ? «Solicitamos la amortización acelerada de las plantas en los casos de industrias que inviertan en ello y, sobre todo, la reducción de las tramitaciones administrativas porque se produce un cuello de botella con las licencias de obras de los ayuntamientos ».
Ese trámite, uno de las grandes obstáculos al desarrollo del autoconsumo en España, supone retrasos de entre seis y ocho meses en la tramitación del proyecto, algo que, en palabras del director general de Unef, «es un absurdo» y que, además, no se realiza en ningún país de nuestro entorno. La alternativa que ofrece la asociación empresarial es la comunicación previa , tal y como se ya se está haciendo en Islas Baleares, Extremadura o Cataluña, con lo que se lograría una mayor agilidad.
Otra de las barreras que, a juicio de Unef, quedan por derribar es la reforma de la tarifa eléctrica para reducir el peso del término fijo , que actualmente supone un 40%, y acercarlo a la media de los países europeos (22%). Por último, reclaman modificar la Ley de Propiedad Horizontal para facilitar el autoconsumo colectivo, en concreto, el artículo donde se determina el número de votos positivos necesarios en una junta de propietarios para materializar instalaciones fotovoltaicas en una comunidad de vecinos. Un punto que cobra especial importancia si se tiene en cuenta que los ciudadanos que viven en edificios plurifamiliares en España representan el 66% frente al 25-30% de países como Francia, Bélgica o Países Bajos, según datos de Eurostat… Todo un arsenal de propuestas para que el autoconsumo eléctrico continúe con su senda de crecimiento y reivindique su papel como motor de la recuperación económica.
Motor de recuperación
Y es que en lo que coinciden los expertos consultados es en que las energías renovables en general y el autoconsumo fotovoltaico en particular son sectores de futuro , a los que la crisis del coronavirus ha pillado en una buena posición y serán capaces de salir adelante. «Tenemos unas tecnologías de energías renovables muy competitivas en cuanto a costes, que hacen que ya no necesitemos apoyos con primas, solo un marco que nos permita trabajar», destaca Lucía Dólera , directora de proyectos de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Y prosigue: «Sería una pena no aprovechar esa competitividad y el marco regulatorio favorable. Sí que ha habido un cierto parón inicial, pero ahora ya se observa más movimiento. Es un sector que genera mucho empleo y será una de las palancas para ir recuperando la economía», vaticina Dólera.
En 2018 el sector fotovoltaico, que incluye al autoconsumo, dio empleo a 29.306 personas en España , entre empleos directos (7.549), indirectos (13.393) e inducidos (8.365), según datos de Unef. Desglosando el empleo directo por tipo de actividad, producción y distribución es la que más trabajo directo acumula, con un 40% del total, seguido de ingenierías e instaladores, que emplean un 30%, fabricantes con un 19% y mixtas, con un 11%. «El autoconsumo tiene una gran ventaja y es que es un sector muy capital, que genera empleo en una gran empresa, pero también en un pequeño pueblo para un electricista que se prepare adecuadamente. Por eso pedimos medidas para que los profesionales formados no se pierdan y sigan en el sector», recalca Donoso.
La contribución directa de la fotovoltaica al PIB español fue de 2.711 millones de euros en 2018, según datos de Unef
Pero en ese ascenso del autoconsumo eléctrico todavía quedan algunos retos por alcanza r, como la disminución de costes de los sistemas de almacenamiento en baterías o el avance respecto a la no gestionabilidad de las energías renovables, en las que no existe la posibilidad de realizar un control en la producción. «Hay proyectos brutales de digitalización e inteligencia artificial en torno a esa no gestionabilidad», recuerda Dólera. Por su parte, Juan Moscoso (Deusto Business School) plantea que también puede ser interesante propiciar que las administraciones públicas puedan producir su propia electricidad para, por ejemplo, poner aire acondicionado en los centros educativos. «Esto permitiría reducir el gasto público, aumentar la eficiencia energética y liberar fondos públicos para otros usos», resume.
En cualquier caso, los expertos confían en que las consecuencias de la pandemia tengan un recorrido limitado en el autoconsumo, que supone un ahorro en la factura y una menor dependencia de los cambios de precio de la tarifa eléctrica. «El autoconsumo ha llegado para quedarse. En el medio-largo plazo no tengo dudas de que cada vez va a ser más favorable su implantación o su consolidación porque, además, va de la mano de las nuevas tecnologías», subraya De Asís Cabello. Es cuestión de tiempo que el autoconsumo vuelva a ver la luz tras unos meses de oscuridad.
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