ESPECIAL INFRAESTRUCTURAS
Construcciones para reforzar el andamiaje de la sostenibilidad
Las infraestructuras verdes aportan beneficios ecológicos, económicos y medioambientales mediante soluciones naturales
La Comisión Europea define la infraestructura verde como la «red estratégicamente planificada de espacios naturales y seminaturales y otros elementos ambientales diseñada y gestionada para ofrecer una amplia gama de servicios ecosistémicos». Incluye espacios verdes (o azules, si se trata de ecosistemas acuáticos) y otros elementos físicos en áreas terrestres (naturales, rurales y urbanas) y marinas. Unas infraestructuras que aportan beneficios ecológicos, económicos y sociales mediante soluciones naturales.
«Desde que empezaron a surgir las ciudades, la gente está interesada en incluir dentro de ellas elementos naturales y se potenció con los movimientos que promovían la ciudad saludable al inicio de la revolución industrial», comienza por señalar Gabriel Dorado, profesor y director del Máster en Jardines Históricos y Servicios Ecosistémicos de la Infraestructura Verde en la ETSI de Montes, Forestal y del Medio Natural de la UPM. «La sociedad valora más no solo utilizar los servicios sino estar cerca de estos elementos, el poder disfrutar de la capacidad de mejorar nuestra salud, física y psicológica», añade el docente.
Europa es una de las zonas más urbanizadas del planeta cuyo paisaje ha sufrido una pérdida y fragmentación del hábitat muy importante. «En España, al igual que en Europa, este tipo de infraestructuras están un poco abandonadas , de ahí que se hayan sacado directivas y estrategias. Hay mucho interés en desarrollar una serie de acciones que son multifuncionales y multiescalares, que afectan a muchos elementos de la sociedad», indica Dorado. Según la Comisión Europea, el mejor medio para crear una infraestructura verde «es adoptar un enfoque integrado de la gestión del suelo y una cuidadosa planificación estratégica del territorio».
Sin embargo, este tipo de planificaciones son a largo plazo, y como recuerda el profesor de la UPM, «ha faltado interés político, todo lo que es gestión medioambiental tiene el problema de las elecciones. La gestión del medio es a muy largo plazo y los políticos quieren mostrar resultados a corto plazo. Es conveniente definir estrategias a largo plazo para que todos los gobiernos lo cumplan». Cree que hay muy poca inversión en la gestión de parques naturales y aunque existe la Red Natura 2000 «está abandonada, no hay definidos los planes de gestión». Además, recuerda que este tipo de proyectos «no requieren de grandes inversiones. La inversión es baja y produce mucha mano de obra».
Beneficios
Uno de los beneficios de invertir en infraestructuras verdes es la protección frente a riesgos naturales. «Cuando se diseña una ciudad respetando las infraestructuras verdes naturales se evitan muchos riesgos», afirma Dorado. La existencia de vegetación reduce los picos de temperatura, los extremos térmicos, además de «absorber contaminantes, reducir el ruido, mejorar la calidad de vida y el bienestar de la población». Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico apuntan también el papel de estas infraestructuras en la gestión del agua y en la reducción de los riesgos de inundación ayudando, entre otros aspectos, a la mitigación y adaptación a los impactos del cambio climático, a la reducción de la peligrosidad de las inundaciones y a la regulación de los caudales y a incrementar la resiliencia de los ecosistemas.
Ejemplos
A pesar de las carencias que todavía existen en esta materia, encontramos en España buenos ejemplos de infraestructuras verdes, como es el caso de Vitoria- Gasteiz , que ganó el premio Capital Verde Europea en 2012. Es una de las ciudades europeas con mayor proporción de zonas verdes por habitante (45 metros cuadrados por persona, aproximadamente) y toda la población vive a menos de 300 metros de un espacio verde abierto. La ciudad lleva más de 30 años invirtiendo en un cinturón verde, en una extensa red de parques y paseos de la ciudad sin olvidar los sistemas de gestión sostenible del agua.
«Zaragoza y Huesca están haciendo unos trabajos muy interesantes y Madrid, con la naturalización del Manzanares. Hemos visto que con muy poco la vida en el río puede volver. T ambién Barcelona y Valencia, en España hay buenos ejemplos», señala el profesor de la ETSI de Montes. «Se está moviendo con bastante criterio y sobre todo trabajando en poner verdaderos profesionales bien formados al frente de estas áreas en distintos ayuntamientos. Es importante que las gerencias de urbanismo se conformen con equipos multidisciplinares para ver el potencial de estas ciudades», matiza.
La capital española está trabajando en varios proyectos de infraestructuras verdes. «Por un lado, en los barrios, estableciendo más espacios verdes. Por otro, la red del bosque metropolitano, creando un gran cinturón verde alrededor de Madrid, como la M-40 verde. Y, en tercer lugar, apostando por infraestructuras similares a lo que se hizo con Madrid Río», señala Borja Carabante, delegado de Medio Ambiente y Movilidad , del Ayuntamiento de Madrid. Por ejemplo, el pasillo verde del Sudoeste gracias al cual habrá 80.000 metros cuadrados de espacio verde o el puente con cubierta vegetal al Manzanares que cubrirá el antiguo Vicente Calderón.
Carabante señala la importancia de adaptar la ciudad al cambio climático «preparando la ciudad en cuanto a los recursos existentes». Se van tomando medidas que garanticen la evacuación del agua y buscando la adaptación de la biodiversidad. Por ejemplo, «es importante buscar un tipo de arbolado para Madrid, que sea autóctono, para las nuevas condiciones climáticas», indica el delegado, una vez que los árboles sufrieron muchos daños con el temporal Filomena.
Modelo resiliente
El Parque de La Marjal, ubicado en una zona de urbanizaciones en la Playa de San Juan, en Alicante, es un ejemplo de infraestructura verde urbana que combina resiliencia urbana y biodiversidad. Este espacio verde multifuncional, fue construido en 2015 gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Alicante y Aguas de Alicante, cuenta con 3,6 hectáreas de superficie con capacidad para recoger hasta 45.000 m3 de agua, y dos colectores (ubicados en las avenidas con tendencia a inundarse) que recogen el agua de las crecidas y la canalizan hasta los dos estanques del parque. Posteriormente el agua se lleva a la planta de depuración de aguas residuales de Monte Orgegia para su reutilización con fines de riego urbano principalmente, gracias a los más de 70 km de redes de agua regenerada de la ciudad.