La Comisión pide a los países que avalen su plan de créditos para salvar el empleo

Los créditos se basarán en un sistema de garantías voluntarias de los Estados miembros comprometidos con este plan llamado SURE

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea EFE

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La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen , ha decidido sacar toda la artillería disponible dentro de sus competencias y ha puesto a los países miembros ante la necesidad de que acepten que tendrán que arrimar el hombro para tratar de superar las consecuencias de la pandemia de coronavirus. Ayer presentó el plan para movilizar hasta 100.000 millones de euros en préstamos baratos para que los países financien a las empresas que se han quedado inactivas, de modo que estas no tengan que despedir a sus trabajadores, y también ha advertido que el próximo presupuesto plurianual de la UE , al que los países contribuyen también, debería ser una especie de nuevo «Plan Marshall» para acelerar la recuperación de una crisis «sin precedentes».

Von der Leyen publica prácticamente todos los días un vídeo con mensajes claros y rotundos sobre lo que la UE está intentando hacer para ayudar a los países miembros y ayer lanzó la que probablemente sea la propuesta más ambiciosa que se ha escuchado en la sala de prensa: pedir a los gobiernos que avalen un crédito de hasta 100.000 millones de euros que sacará al mercado la propia Comisión Europea para que a su vez puedan utilizarlo los países que más lo necesiten para mantener el empleo. Y, además, los gobiernos deberán dejar de lado las reticencias que han demostrado hasta ahora en las negociaciones para establecer los números del próximo periodo plurianual, para que el presupuesto europeo pueda convertirse en una herramienta de la reconstrucción económica de la UE.

«Necesitamos respuestas rápidas. No podemos tomar uno, dos o tres años para inventar herramientas» , dijo en una conferencia de prensa, en la que dejó bien claro que su intención es la de hacer que el presupuesto comunitario «sea una parte crucial de nuestro plan de recuperación». Y para recalcar la sensación de urgencia y excepcionalidad, recordó que este presupuesto europeo « debería ser el plan Marshall que muchos están pidiendo y que podemos presentar juntos, como una Unión Europea para el pueblo europeo».

Pero antes de que se fijen las cantidades del presupuesto, que ha de hacerse antes del 31 de diciembre, Von der Leyen quiere que los gobiernos aprueben su propuesta de crear este fondo para preservar el empleo en millones de empresas y autónomos que tenían una actividad rentable pero que se han quedado congeladas por el confinamiento masivo de los ciudadanos.

El plan se ha lanzado pensando precisamente en los casos de España e Italia , los países que por ahora han sido más afectados por la epidemia, pero lo pueden utilizar todos los que lo necesiten. La presidenta insiste en que se trata de una propuesta extraordinaria y temporal, pero basada en el artículo 122 del Tratado , que prevé precisamente que el Consejo tome decisiones con carácter de urgencia en caso de grandes emergencias.

El Consejo, es decir, los gobiernos de los países miembros, estudiarán esta propuesta este mismo martes , en la reunión (virtual) de los ministros de Economía, sabiendo que la idea solo puede funcionar si están todos de acuerdo en aportar los avales que necesita la Comisión. Es un requisito jurídico que no se puede soslayar, porque la Comisión representa al conjunto de la UE. El fondo de rescate que ya existe, el MEDE, solo funciona para los países del euro , así que Von der Leyen se ha inventado esta nueva opción que puede tener un esquema parecido y aplicarse a todo el conjunto de los países. No son los «coronabonos» o eurobonos que se reclaman desde algunos países como España y que denostan desde otros como Holanda, pero al menos es una forma simbólica de mutualización de deuda, aunque sea para un único objetivo concreto.

El mecanismo ha sido bautizado como SURE, unas siglas en las que la E se refiere al empleo porque está pensando para «mitigar los efectos de la recesión y mantener a los empleados en sus puestos de trabajo», aprovechando que todos los países tienen un sistema parecido a los ERTE españoles. Pero no se ha establecido todavía ni precio n i periodo de maduración ni intereses . Lo que si se puede anticipar es que si los países reticentes lo aprueban, será sin duda a cambio de que se incluya alguna condicionalidad.

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