Especial infraestructuras
Las ciudades avanzan hacia el futuro por una avenida de datos
El Covid frenó la evolución de las ‘smart cities’, pero también confirmó las posibilidades que la tecnología brinda al desarrollo de espacios urbanos eficaces y sostenibles
El mundo camina por el rumbo que marca la tecnología: tenemos ‘smartphones’, ‘Smart TV’ y vivimos en ciudades que quieren ser ‘smart cities’. La inteligencia es la medida de todas las cosas. Y la base de una ciudad inteligente es la tecnología como receptora de datos, que serán gestionados y compartidos para lograr un espacio más sostenible y eficiente.
La tercera edición del Ranking de Ciudades Inteligentes, publicado el pasado mes de octubre, sitúa a Bilbao en el puesto número 10 de un total de 118 ciudades de todo el mundo, y a Zaragoza en el 15. Comparado con el resultado del año anterior, la capital aragonesa sube 33 puestos.
¿Pero qué está haciendo la capital aragonesa para tener ese reconocimiento? Lo explica Natalia Chueca, consejera del Área de Servicios Públicos, Movilidad y Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza : «Nuestro objetivo es ser una ciudad climáticamente neutra. Para ello estamos tomando medidas en reducción de emisiones de CO2. La movilidad representa casi el 30% de las emisiones de una ciudad. Apostamos por la movilidad eléctrica en el transporte público, que en Zaragoza representa ya el 28%. Es donde objetivamente mayor impacto vamos a tener en la reducción de emisiones. Hemos comenzado por los cuatro primeros autobuses y hemos encargado otros 68. Este año el 25% de la flota será eléctrica», asegura.
En España hay más de 60 ‘smart cities’. Grandes ciudades como Madrid o Barcelona, y otras medianas o pequeñas como Málaga, Granada, Vitoria, Logroño, Santander, Alcoy o Torrent... han desarrollado distintas soluciones tecnológicas que permiten su gestión de manera más eficiente y sostenible. ¿Pero cuál es el tamaño ideal para convertirse en una ‘smart city’? Según Natalia Chueca, «es un tema de filosofía y apuesta. Es más fácil en ciudades medianas, del tamaño de Zaragoza, que somos 700.000 habitantes , implementar una transformación del modelo de ciudad que en una ciudad tan grande como Madrid. Acometer el cambio en todos sus distritos supone un mayor esfuerzo. Solamente por el volumen que representa».
Capacidad predictiva
La inteligencia artificial y los algoritmos predictivos pueden aportar diversas soluciones urbanas : control de los semáforos, recorridos de las patrullas policiales, sistemas de iluminación activados con la presencia, aparcamientos inteligentes, sensores para medir la calidad del aire, contadores inteligentes, sistemas de geolocalización, riego inteligente…
El Internet de las Cosas, las imágenes por satélite, el despliegue de la tecnología 5G, la sensórica, la analítica de datos … son algunas de las herramientas que su usan o usarán para mejorar la gestión de los sistemas. «La inteligencia artificial resulta clave en la gestión del tráfico -comenta Natalia Chueca- de manera que los semáforos puedan programarse en función del horario, el día de la semana, si hay un evento, si llueve… Con ello se consigue mayor fluidez en las y una mayor calidad de vida de las personas porque dedican menos tiempo a la movilidad y se producen menos emisiones».
La tecnología también favorece la racionalización de la recogida de basuras y la apuesta por el reciclaje: contenedores inteligentes que calculan el nivel de llenado para optimizar la recogida, o la apuesta del Ayuntamiento de Fuengirola que está implementando sensores en contenedores soterrados para convertirlos en islas ecológicas inteligentes.
¿Y cómo se mide la inteligencia? Smart & City, surgida como una spin-off del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid, utiliza datos de diferentes fuentes y los procesan para determinar los impactos de las políticas públicas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). «Construimos indicadores urbanos, índices complejos alineados con los ODS. Los asociamos a una determinada política o a un proyecto que una ciudad esté implementando», relata
En Málaga ha nacido Smart City Cluster, una alianza de más de 190 empresas e instituciones que mejoran la calidad de vida de la ciudadanía. Daniel González , director general de esta asociación empresarial multisectorial innovadora, comenta qué factores se tienen en cuenta para la valoración: «Hay una serie de dimensiones en las que se actúa como eficiencia energética, gestión de la movilidad, del comercio, organización urbana y servicio ciudadano, la disposición de información..».
La pandemia de Covid 19 ha bloqueado la evolución de las ‘smart cities’. «El impacto ha sido claramente negativo –sostiene Quintanilla–, aunque en lo relativo a innovación, investigación y tecnología no se ha retrocedido tanto». «Con la pandemia hemos aprendido -señala González- que las ciudades tienen una capacidad asombrosa para adaptarse, en semana y media pueden estar prestando servicios públicos de forma casi ininterrumpida sin necesitar la presencialidad. Las ciudades han usado y compartido información actualizada para atender al ciudadano».
Frente a los conflictos
Con las bombas cayendo sobre las ciudades ucranianas, surge la pregunta de qué puede hacer una ‘smart city’ ante la guerra. Tanto Quintanilla como González coinciden en el término: resiliencia… Para Quintanilla, «la capacidad de las ciudades de resistir un evento catastrófico es un concepto muy transversal. Una ciudad resiliente está equilibrada». «Ante la ruptura de las condiciones habituales se puede responder y seguir manteniendo el servicio -añade González-. En un conflicto bélico los datos permiten la organización para atender a las personas mayores de un barrio o el traslado de personas a la frontera».
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