Los «chalecos amarillos» cuestan 3 millones al día a los transportistas españoles

Las empresas del sector piden al Gobierno que interceda en el conflicto mientras Fomento dice haberse puesto ya en contacto con París

Imagen de la frontera con Francia en La Jonquera EFE

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Las revueltas de los «chalecos amarillos» , el movimiento que protesta en Francia contra el aumento de los impuestos a los carburantes, está generando una factura millonaria para los transportistas españoles . Según los cálculos de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), las movilizaciones han tenido un impacto diario de 3 millones de euros. Teniendo en cuenta que ya hace más de tres semanas que comenzaron los disturbios, la factura total supera ya los 60 millones de euros.

Forjado en las redes sociales, la primera vez que el movimiento se materializó en las calles fue el pasado 17 de noviembre. Entonces, miles de personas ataviadas con los chalecos reflectantes que utilizan los conductores colapsaron un buen número de carreteras francesas para protestar contra la subida de los impuestos a la gasolina y el diésel en particular y contra la presión fiscal y el coste de la vida en general. Aquel primer día de movilizaciones se saldó con un muerto y más de doscientos heridos.

Con el paso de los días, las protestas se han ido intensificando y ampliando, llegando a provocar en las últimas horas incluso el bloqueo de carreteras fronterizas como la AP-7 y la AP-8 , que unen Francia y España a la altura de la Junquera y Biriatou, respectivamente. «Es un fenómeno que está afectando bastante a nuestras empresas, porque más de 20.000 camiones españoles circulan cada día en Francia», explican fuentes de la CETM, que alertan de que los paros también están afectando a ganaderos y agricultores. «Los productos perecederos no se están entregando en buenas condiciones por los paros. Muchas mercancías no son aceptadas en el punto de entrega», apuntan desde la organización.

Todo apunta a que este particular colapso se extenderá en el tiempo. Si bien el primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció el martes una moratoria de seis meses de la ecotasa de los carburantes, que debía entrar en vigor el primero de enero, los «chalecos amarillos» consideran este ofrecimiento insuficiente y prometen seguir manifestándose. De hecho, la protesta ciudadana amenaza con mutar a una huelga de los sindicatos de transporte franceses CGT y FO. Una posibilidad que, según la confederación española, elevaría a 12 millones de euros la factura diaria para los transportistas españoles.

En este contexto, la CETM ha pedido al Ministerio de Fomento que interceda en el conflicto. En una carta dirigda al titular del departamento, José Luis Ábalos, la organización reclama que España pida a Francia « una actuación inmediata y contundente que permita que se normalice la situación en las carreteras y se garantice, tal y como se establece en el Tratado de Schengen, la libertad de movimiento de personas y mercancías». Asimismo, reclama que se eleve una queja a la UE si el conflicto no se soluciona

El Ejecutivo, por su parte, asegura haberse puesto ya en contacto con el país vecino. En concreto, el Ministerio de Fomento anunció ayer que, debido a la «relevancia de los problemas en las fronteras con Francia», envió «notas» tanto al Gobierno galo como a la Embajada de Francia en Madrid el pasado 21 de noviembre en las que reclamaba que se adopten «todas las medidas oportunas» para que se reestablezcan las conexiones habituales. Además, desde el departamento explican que se ha solicitado a la Comisión Europea «el mecanismo previsto en el Reglamento de Libre Circulación de Mercancías en la UE» y que tras estas gestiones Bruselas ya se ha puesto en contacto con las autoridades francesas. Un mes después de estos avisos, sin embargo, el problema se mantiene.

Los precedentes franceses

El Gobierno español no ha sido el único en pedir responsabilidades a Emmanuel Macron por su gestión del conflicto. Las asociaciones de transporte francesas están presionando con fuerza al Ejecutivo francés tras calcular que las pérdidas ocasionadas por las protestas ascienden a más de 400 millones.

Los transportistas españoles, sin embargo, recelan de la respuesta del país vecino. Y apuntan a que «no es la primera vez que se originan conflictos en las carreteras sin que haya represalias». Las asociaciones del sector hacen referencia a los ataques de agricultores franceses en la frontera a camiones españoles que transportan vino, frutas y hortalizas. Unos actos cometidos, en su opinión, «delante de la Gendarmería francesa, que no hizo nada por evitarlos».

Como ahora, estos sucesos ya motivaron a principios de 2017 que la embajada de España en París presentara una queja a las autoridades francesas. El asunto llegó incluso a la UE. Poco más de un año después, los transportistas españoles se quedan de nuevo atrapados en las carreteras galas.

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