Cerrar anticipadamente las nucleares y el carbón tendría un sobrecoste de 6.800 millones
El recibo de la luz bajaría un 55% en 2050 si se cumplen los objetivos de reducción de emisiones, según Deloitte
Cerrar de forma anticipada las centrales térmicas convencionales de carbón y las nucleares en España obligaría a abrir otras nuevas centrales térmicas que aseguren el respaldo, lo que elevaría los costes y no reduciría las emisiones, según un informe de Monitor Deloitte, que cuantifica en 6.800 millones de euros la inversión que sería necesaria para sustituir aquellas plantas.
El informe explica que en escenarios de alta electrificación , el previsible cierre de todas las plantas de carbón nacional en 2020 obligaría a construir nuevas centrales térmicas en el horizonte de 2025, con un coste de 800 millones de euros. En estos mismos escenarios el cierre de las centrales de carbón importado en 2030 conllevaría un coste de 3.000 millones en nuevas centrales de respaldo, mientras que la no extensión de la vida operativa de las centrales nucleares supondría una inversión adicional de 3.000 millones de euros. En total, una inversión de 6.800 millones en nuevas centrales térmicas. Por lo tanto, «sería necesario mantener en funcionamiento las plantas de generación de energía convencionales a medio plazo para asegurar una transición energética eficiente».
Monitor Deloitte afirma que el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 fijados por la UE «no solo supondrá una mejora de la calidad de vida de los españoles, sino que además se traducirá en una serie de beneficios económicos para los hogares y para la economía del país en general, si se lleva a cabo una transición inteligente del modelo energético».
Uno de los más destacados será la rebaja del recibo de la luz . La extensión del uso de la electricidad a todos los ámbitos y sectores en los que sea posible – vehículos eléctricos, transporte de mercancías por ferrocarril, usos térmicos del hogar, entre otros – «es, junto con actuaciones muy decididas de eficiencia energética en todos los sectores, el único camino posible para lograr las metas de descarbonización».
El fuerte crecimiento de la demanda eléctrica derivado de ese proceso de electrificación permitirá -según el informe- que la tarifa eléctrica se reduzca hasta el 35% en 2030 y hasta el 55% en 2050 , que es el horizonte fijado en los objetivos de reducción de CO2 (entre el 80% y el 95% de las emisiones de 2015). Y eso teniendo en cuenta las significativas inversiones en renovables y redes eléctricas que habría que acometer.
En concreto, se estima que el escenario de alta eficiencia eléctrica supone un total de 510.000 millones de inversiones entre 2017 y 2050 y un gasto en importaciones de hidrocarburos de unos 620.000 millones, mientras que en el escenario continuista se alcanzan los 200.000 millones de inversiones y un billón de gasto en importaciones de petróleo y gas.
Es decir, «el escenario descarbonizado, además de cumplir con los objetivos medioambientales, supone un ahorro de 380.000 millones en importaciones de combustibles y dinamiza la actividad económica, al cambiar el gasto en hidrocarburos por una mayor inversión».
El escenario de alta eficiencia eléctrica impulsaría la economía, ya que las inversiones que contempla se centran en sectores con un gran impacto en la generación de riqueza y creación de empleo. Las inversiones totales -510.000 millones entre 2017 y 2050- se repartirían entre los siguientes sectores: rehabilitación de edificios y medidas de eficiencia energética (110.000 millones), puesta en marcha de centrales de energía renovable (105.000 millones), cambio modal del transporte de mercancías al ferrocarril y apoyo a la compra de coches eléctricos (45.000 millones), desarrollo de redes de transporte y distribución de electricidad (40.000 millones) y medidas de eficiencia en la industria (10.000 millones).
Monitor Deloitte recomienda fijar una serie de objetivos para lograr la descarbonización: una reducción del consumo energético por vivienda rehabilitada del 40% en 2030, 250.000 vehículos eléctricos en 2020 y el 60% de las ventas totales de coches en 2030, 4.000 postes de recarga para vehículos eléctricos y 10.000 electrolineras en 2020, el 20% de las mercancías transportadas por ferrocarril eléctrico en 2030 y uso de gas natural en el transporte de mercancías por carretera.