Centros tecnológicos, la élite de la innovación empresarial en España

Son la gran correa de transmisión de la ciencia al tejido productivo: los 65 centros privados de investigación, deasrrollo e innovación dan servicio cada año a más de 30.000 empresas

Los centros tecnológicos son esenciales para que se den la mano la ciencia y el tejido productivo
Roberto Pérez

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La ciencia es un motor de crecimiento empresarial y de creación de riqueza. Pero entre el laboratorio y la cadena de producción hay, a menudo, una carretera llena de curvas. Allanar ese camino y hacerlo eficaz, ligado estrechamente a la demanda de las empresas y adaptado a su lenguaje y a sus tiempos es la razón de ser de los centros tecnológicos privados. Son la gran correa de transmisión entre la ciencia y el tejido productivo . Además de ser productores de innovación a medida, bajo demanda, actúan también como decisiva plataforma para aplicar, en la práctica, las soluciones que salen de los organismos públicos de investigación, caso de las universidades o de los múltiples entes de I+D que dependen de las autonomías.

En España hay 65 centros tecnológicos privados. Es el propio tejido empresarial el que los promueve y los dirige. Y están al servicio de ese tejido productivo, que es el que los sostiene. Para que una entidad de este tipo tenga la consideración de centro tecnológico, debe ser dirigido y financiado mayoritariamente por la iniciativa privada.

Esos 65 centros tecnológicos que hay en España suman unos 8.500 profesionales , de los que alrededor de 1.200 son doctores. Prestan servicio cada año a unas 32.000 empresas y desarrollan del orden de 4.500 proyectos de I+D+i, financiada con unos 550 millones de euros .

Treinta y cinco de los 65 centros que hay repartidos por toda España están asociados a Fedit. Entre esos 35 se cuentan una gran parte de los más potentes. De ahí que, en términos de actividad agregada, los asociados a Fedit representen en torno al 65% de todo este sector.

Fuertes ante la crisis

En esta crisis económica desatada por el Covid, los centros tecnológicos han confirmado su carácter estratégico, en varios frentes. De un lado, como plataforma de sostenimiento de la innovación, que a su vez es fuente de competitividad –especialmente valiosa en momentos difíciles–; y, en segundo lugar, porque han demostrado una fortaleza especial frente a la crisis, hasta el punto de que en el agregado de los centros tecnológicos no ha habido recortes de empleo ni significativos expedientes de regulación. «Los que se han producido han sido escasísimos, una cifra anecdótica», explica el director de Fedit, Áureo Díaz Carrasco .

Actividad creciente

Esta organización está ultimando en estos momentos su memoria de 2020.Pero los datos que ha recopilado apuntan a que el año pasado, pese al golpe del Covid, las cifras de los centros tecnológicos españoles no solo no fueron a menos sino que mejoraron las del ejercicio anterior. En 2019, entre los 35 centros asociados a Fedit sumaron una facturación de 381 millones de euros, entre los ingresos privados –que son los mayoritarios, casi el 60%– y los recabados en programas públicos. En 2020 se calcula que la cifra se elevó hasta rozar los 400 millones de euros.

Díaz Carrasco indica que, de cara al futuro, España necesita poner más en valor el trabajo de estos centros, y reforzarlos. «Somos los que más atendemos las necesidades de las empresas y los que trasladamos la ciencia básica al mercado», explica. Y, además, subraya que apostar por esta fórmula también es esencial para extender la competitividad en España y reducir la brecha económica y de innovación que se da entre regiones . «En las comunidades autónomas que más apoyo se presta a los centros tecnológicos, como es el caso del País Vasco, el nivel de competitividad empresarial es mucho mayor, su industria es más potente y el empleo más estable», indica el director de Fedit.

El caso de Eurecat

Dentro del propio sector, otra de las dinámicas que se han producido en los últimos años ha sido la fusión de centros tecnológicos, para reforzar su actividad, ganar eficacia y eficiencia. Uno de los ejemplos de ello es Eurecat, que es el resultado de la fusión que llevaron a cabo en 2015 varios centros tecnológicos catalanes . Eso les permitió crear una entidad más potente, multisectorial y con más masa crítica. Cuenta entre sus singularidades «su capacidad para combinar múltiples disciplinas tecnológicas, algo que es cada vez más importante para responder a las soluciones crecientemente complejas que demandan las empresas», explica Xavier López, director general corporativo y de operaciones de Eurecat . «Además, otro aspecto que nos diferencia es que tenemos un departamento muy potente de innovación turística», indica.

Eurecat tiene unos ingresos anuales de 52 millones de euros, entre clientes privados y programas públicos. Cuenta con una plantilla total de 670 profesionales, repartidos entre sus 11 centros distribuidos por toda la geografía catalana.

«Actuamos como tractores de la inversión en I+D+i, lo que es fundamental para la economía de un territorio, porque consolida y refuerza la presencia de la actividad industrial , tanto para captar y garantizar la continuidad de multinacionales como para apuntalar el tejido empresarial autóctono», explica XavierLópez.

En este sentido, subraya también la importancia que tiene la red de centros de Eurecat para que las pequeñas compañías y las microempresas puedan acceder a la I+D+i, «superar las barreras limitantes del tamaño» y crecer de la mano de la innovación.

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