Casi todos los vuelos cancelados en los aeropuertos de Berlín

Los cerca de 2.000 trabajadores del servicio de personal de tierra están dispuestos a demostrar que van en serio y que son capaces de bloquear una de las principales capitales de Europa con sus reivindicaciones

Protestas de los sindicatos en el aeropuerto berlinés de Tegel REUTERS

ROSALÍA SÁNCHEZ

Salas de espera atestadas, monumentales atascos en las entradas y salidas de taxis, caos informativo. Este es el panorama este lunes por la mañana en los dos aeropuertos de Berlín, Tegel y Schönefeld. Los cerca de 2.000 trabajadores del servicio de personal de tierra están dispuestos a demostrar que van en serio y que son capaces de bloquear una de las principales capitales de Europa con sus reivindicaciones. La segunda jornada de huelga, después de la ya caótica de la semana pasada, ha comenzado hoy a las cuatro de la madrugada y durará hasta mañana martes a las cinco de la mañana. Como consecuencia de esta huelga, han debido ser cancelados 448 vuelos en Tegel y otros 194 en Schönefeld, según acaba de confirmar un portavoz de la sociedad gestora de los aeropuertos Berlin-Brandenburg. “Pedimos encarecidamente a todos los pasajeros que se informen de cuál es la situación con su aerolínea antes de acudir al aeropuerto”, repite en todos los medios de comunicación alemanes, que hablan de una capital del país en “estado de excepción”.

Apenas habían vuelto los aeropuertos de Berlin a recuperar la normalidad tras la huelga del pasado viernes, la central sindical cumplió con su amenaza de reanudar las protestas . “Una vez más, la empresa no ha reaccionado. No han presentado una oferta competitiva”, ha justificado Enrico Rümker, del sindicato Verdi. El sindicato reclama para los empleados un euro más por hora trabajada en los contratos de un año de duración, lo que supondría un aumento de 11 a 12 euros por hora. La semana pasada y tras las primeras presiones, la empresa ofreció una subida del 8% durante tres años, pero el sindicato la rechazó y anunció más movilizaciones.

El pasado fin de semana la huelga causó estragos en la Feria Internacional de Turismo de Berlín y que por primera vez registró una cifra de visitantes más reducida que en la edición anterior. Un total de 109.000 personas, entre profesionales y visitantes, lograron llegar a la ITB, un evento económico emblemático para la capital alemana, muy por debajo de las 180.000 esperadas y en buena parte debido al paro que obligó a cancelar más de 600 vuelos. Esta mañana, la vida de la ciudad vuelve a verse alterada. No se salva ni el alcalde de Berlin, el socialdemócrata Michael Müller, que tenía previsto un viaje a Moscú y cuyo equipo se ha visto obligado a organizar a última hora un vuelo alternativo desde Dresde para poder acudir a la cita.

“Nosotros no somos los señores pilotos, no se vayan a equivocar. Estamos hablando de trabajadores que trabajan en turnos de 8 horas trasladando maletas, limpiando baños, y que firman un contrato en el que se comprometen a no tener una relación laboral con la empresa. Mayormente terminan un año después porque la empresa prefiere trabajadores recién llegados a otros más resabiados y no tienen ni que ser despedidos, sencillamente el contrato termina y no se renueva”, explica Pedro, un chileno que ha trabajado en los dos aeropuertos.

La empresa gestora, por su parte, alega problemas de competitividad para atender la subida salarial que demandan estos trabajadores.

Y en medio del conflicto están las aerolíneas. Algunas de ellas están improvisando vuelos alternativos desde los aeropuertos de Dresde y Leipzig , cubriendo con autobuses gratuitos el trayecto desde o hacia Berlín para sus pasajeros, pero no es posible ofrecer ese servicio para todos los vuelos y en el caso de conexiones los vuelos definitivamente se pierden. También el sector servicios de la ciudad, cada día más basado en el turismo, está sufriendo las consecuencias. “Esta ciudad es un estado fallido”, denuncia el comentarista del diario die Welt, Reinhard Mohr. “Está coqueteando peligrosamente con lo que fue su historia en los años 20”, sugiere, en relación a la situación laboral de muchos trabajadores, a la situación que están viviendo los aeropuertos y al desastre que está suponiendo la fallida construcción del nuevo aeropuerto de la capital alemana, símbolo de mala gestión e inoperancia que trasciende las fronteras del país.

“Primero nos dijeron que el vuelo se retrasaba, pero igualmente tuvimos que dejar el hotel y venirnos con las maletas, porque no habíamos reservado más días. Después nos informaron que el vuelo en cuestión había sido cancelado y aquí estamos esperando soluciones. Yo tendría que trabajar esta tarde en Barcelona y sigo insistiendo para que me metan en algún otro vuelo, pero es que me dicen que no hay otros vuelos, así que me tomo lo peor. Lo único que tengo claro es que este fin de semana en Berlín me va a salir muy, pero que muy caro”, se queja Mari Carmen, una española atrapada por la huelga.

Y la misma historia, que se repite en las salas de espera berlinesas, se escucha también en Austria, país especialmente afectado ya que muchos de sus vuelos pasar a través de Berlín. Esta mañana, los aeropuertos de Viena, Innsbruck, Salzburgo y Graz sufren igualmente cancelaciones y retrasos como consecuencia de la huelga de Berlín.

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