El campo pide savia nueva innovadora para acabar con la sequía laboral

Los trabajadores del sector primario solo representan el 4% del empleo total

María José Pérez-Barco

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Genera poco empleo, pero no por ello el sector primario es menos importante. Por el contrario, se trata de una actividad estratégica para un país. Agricultores, ganaderos, apicultores, horticultores, pescadores, bodegeros... abastecen de alimentos a la población. Sin embargo, cada vez son menos y viven en una crisis constante y sostenida. A lo largo de los últimos años, poco a poco han ido perdiendo peso, como indica un estuido del Instituto de Estudios Económicos a partir de datos de Eurostat. Si en 2000 el sector primario todavía suponía el 5,9% del total del empleo en España, en 2007 bajó al 4% y se mantiene así desde entonces. Un cifra por debajo de la media europea (4,5%). Claro que en el Viejo Continente los Estados caminan a distintas velocidades: hay países donde estos trabajadores tienen mayor desarrollo y representación, en Rumanía son el 24% de los empleados, en Grecia el 11,3% y en Irlanda el 5,5%.Y en otros apenas tienen presencia: levemente por encima del 2% en Dinamarca, Países Bajos y Suecia, y un 1% en Alemania, Bélgica y Reino Unido.

En España, esos porcentajes traducidos a números absolutos significan que, en el tercer trimestre de este año, y según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de trabajadores activos en el sector primario (agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y acuicultura) ascendía a 1.021.100 personas: 777.000 ocupadas (55.600 menos que en el trimestre anterior) y 235.100 paradas (29.100 más que tres meses antes).

«Es un sector muy sensible a cualquier crisis», comenta Montse Cortiñas, vicepresidenta de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). «Los datos de empleo no son muy buenos ahora por la sequía —explica—. El tercer trimestre del año es la vendimia, la recogida de la aceituna, la manzana y la pera. Esto genera mucho empleo, pero las producciones han sido muy cortas y se necesita menos mano de obra». Un sector además que se caracteriza por su temporalidad (60% del empleo). «Se contrata por campañas o para labores específicas», dice.

El sector se caracteriza por su elevada temporalidad

Ahora por la sequía, pero ganaderos y agricultores sufren males endémicos. «El sector agrario español lleva muchos años aguantando una crisis y no tiene resultados positivos. Nos pagan precios muy bajos por nuestros productos que llegan al consumidor con precios muy, muy elevados. Los márgenes son brutales. Se han hecho muchas denuncias. Además, no conseguimos que la sociedad se sensibilice con nuestra situación. Somos un sector económicamente muy poco libre. Es la gran distribución quien pone el precio a nuestros productos», añade Cortiñas. «Que desaparezca el sector agrario en un país es una tragedia porque te sitúa como país dependiente a la hora de abastecerte de comida», afirma.

De ahí que el principal reto para el sector agrario sea su rejuvenecimiento, la incorporación de nuevas generaciones de jóvenes agricultores y ganaderos. Sería un gran nicho para muchos emprendedores. «Para jóvenes muy innovadores, que hablan otro idioma, que quieren exportar, importar...», como señala Juan José Álvarez, director de Relaciones Institucionales de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).

Muchas cosas tienen que cambiar. «Los jóvenes se desfondan, hacen grandes inversiones y tienen que vencer una gran burocracia para conseguir las ayudas de las Comunidades Autónomas. En algunas regiones incluso tardan hasta dos años en concederlas», se queja Álvarez. Hay que trabajar en muchas direcciones, «con medidas efectivas que hagan atractivo estar y vivir en el medio rural, dotarle de infraestructuras, desde centros de salud a banda ancha, porque no en todos los sitios puedes hacer gestiones por móvil o internet», afirma Álvarez.

El sector está empezando su transformación. Cortiñas cuenta que «se están incorporando jóvenes que llegan con muchas ganas y formación . Quieren hacer una agricultura cada vez más sostenible, en la que debe darse una revolución tecnológica. Las TIC permiten conocer la necesidad hídrica exacta de una planta y consumir menos agua, o el momento ideal de la fruta para ser recolectada cuando su destino es la mermelada.Esto va a cambiar la agricultura».

El uso de nuevas técnicas y nuevas tecnologías en las explotaciones es bienvenido, pero tiene su riesgos, apunta José Luis Miguel, director técnico de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag). «La agricultura tiene futuro, lo que está en riesgo es la explotación tradicional y nos alarma que vayamos a un modelo más industrial con grandes corporaciones. Desde luego, aprovechando la ganadería y agricultura se puede generar más valor añadido en el mundo rural.Así tendremos más empleo y más valor económico».

Labor en la sombra

La mujer es otro de los pilares en el sector primario. «En los últimos años se ha producido un notable incremento de la participación femenina en la agricultura, ganadería y silvicultura», afirma Lola Merino, presidente de l a Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (Amfar). Pero su labor es poco visible. «La atención a una explotación agraria o ganadera es como una extensión más del trabajo doméstico de la mujer». Para darles visibilidad, Amfar impulsó una ley que ofreciera la posibilidad de que la titularidad de la explotación agraria fuera compartida en una pareja. Entró en vigor en 2012, pero solo 331 mujeres se han dado de alta en la titularidad compartida. Hoy día ellas son titulares del 27% de las explotaciones agrarias frente al 73% de hombres.

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