Calviño pierde el pulso e Iglesias toma las riendas de la economía

Los defensores del «escudo social» suman a Escrivá, que gana enteros tras defender el parón

La vicepresidenta económica clamó hasta el final para que la industria no se paralizase

El vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales (izda) junto a la vicepresidenta tercera y titular de Asuntos Económicos (dcha) EFE / Vídeo: La coalición del Gobierno se agrieta durante la crisis del coronavirus - ABC Multimedia
Susana Alcelay

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Lunes 23 de marzo. Nadia Calviño: «El Gobierno no quiere que se pare España , toda la actividad se está reorientando a sectores prioritarios y a desarrollar equipamientos necesarios para superar la crisis». Sábado 28. Pedro Sánchez: «Todos los trabajadores de actividades no esenciales deberán quedarse en casa las próximas dos semanas».

En una semana el jefe del Ejecutivo ha dado un giro de 180 grados , aterrado por la crisis sanitaria y convencido también por el ala más radical del Gobierno, el frente formado por Pablo Iglesias y su cerebro económico, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz , al que se ha sumado el titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá , que ha logrado colarse entre los hombres de confianza del presidente y terminar de convencerle de la necesidad del parón económico para encarar al virus. UGT y CC.OO. también han presionado en este sentido.

La decisión se tomó en contra de la opinión de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en el pasado contrapeso económico de Iglesias, que ha perdido influencia en el Gobierno, y las riendas de la economía, el objetivo que siempre ha tenido el líder de la formación morada y ha conseguido. La batalla se libra entre los que defienden una inyección de gasto social y los que, como Calviño, miden el impacto y ven más oportuno esperar a las ayudas de Europa. Contener la caída del PIB es su objetivo.

La titular de Economía defendió durante la semana pasada la necesidad de mantener funcionando todas las industrias en un gobierno dividido entre los partidarios y los detractores. Terminó perdiendo la batalla. Calviño ha sido el nexo con la clase empresarial , con la que siempre ha tenido sintonía. No ha roto los cauces de diálogo con la organización que dirige Antonio Garamendi, pero su poder de decisión ya es reducido. Sigue escuchando a las empresas en un momento en el que, prácticamente, ya está rota la comunicación con el Gobierno después de que la CEOE fuera ignorada en la elaboración de las nuevas normas que prohíben despedir por causas económicas ligadas al Covid-19 y en el decreto que impuso la «hibernación» de la economía, decisión sobre la que fue informada por La Moncloa solo minutos antes, como adelantó ABC.

La ministra de Economía sigue defendiendo contención en las medidas de apoyo a los trabajadores por el fuerte impacto en el déficit y en la deuda pública. Proteger sí, pero salvaguardando la actividad y el empleo, siempre ha defendido. Argumenta que para lograrlo es clave evitar el cierre de empresas, porque, de lo contrario, recuperar la actividad cuando España doblegue la pandemia será muy complicado. Enfrente tiene a los defensores de gastar sin límite, sin pensar en lo que ocurrirá cuando se venza al virus. Son los defensores del «escudo social», el grupo formado por Iglesias, Yolanda Díaz y María Jesús Montero , a los que ahora se ha sumado el titular de Seguridad Social. Escrivá volverá a poner hoy sobre la mesa un ingreso mínimo como parte del plan de choque ante la crisis. Una ayuda para familias vulnerables pactada entre el PSOE y Podemos, sobre la que también recela Calviño. Hoy manifestará sus reticencias.

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