Caixa Geral de Depósitos precisa una inyección de 1.900 millones de euros

El banco público português se encuentra en una grave situación y acelera la pesadilla financiera del Gobierno socialista

El primer ministro portugués, Antonio Costa AFP

FRANCISCO CHACÓN

Caixa Geral de Depósitos (CGD) se ha convertido en la penúltima pesadilla financiera de Portugal. El banco público atraviesa una gravísima situación y necesita de forma urgente una inyección de capital estimada en unos 1.000 millones de euros.

Además, la entidad aún no ha conseguido devolver al Estado 900 millones de euros en ayudas públicas que recibió hace cuatro años. Por tanto, en realidad, la inyección global que precisa se cifra en 1.900 millones de euros.

Después del calvario que le tocó pasar al conservador Pedro Passos Coelho debido a la quiebra del Espirito Santo , cuyos activos ‘buenos’ ingresaron en Novo Banco , se perfila este asunto como el caballo de batalla bancario del actual Gobierno socialista, comandado por António Costa.

Al primer ministro se le acumulan los problemas de difícil solución en el sector, pues aún está pendiente la venta de Novo Banco (cuyo plazo se ha tenido que ampliar hasta 2017 para no caer en la trampa de una salida precipitada) y siguen resonando los ecos de la ruinosa operación que puso los activos salvables del Banif (Banco Internacional de Funchal) en manos del Santander por 150 millones de euros.

Alentado por sus socios de la izquierda radical, Costa había manifestado su intención de recapitalizar CGD con fondos públicos, pero el estancamiento del panorama económico al otro lado de la frontera no permite semejantes iniciativas.

Así lo ha advertido Bruselas, que plasma su postura en una mesa de negociación en duros términos para Portugal, pues no se puede desviar del camino comunitario. Todavía no se vislumbra la luz al final del túnel, por lo que el primer ministro se ha apoyado en el titular de Finanzas, Mario Centeno, para plantear la creación de un ‘banco malo’ que aglutine todos los activos tóxicos de los diversos bancos del país.

Sería la única manera de que no se vea afectado el nivel de déficit público al que se ha comprometido Portugal con la UE, sempre con el techo de no superar el 3% para toda la zona euro .

Inversores privados

La consigna está clara: Bruselas bloquea sin miramientos cualquier intento de cargar este tipo de problemas al erario público y desdeña el entendimento de António Costa con el griego Tsipras, factótum de Syriza. Y es que un eventual auxilio estatal vulnera las normas comunitarias.

El nuevo presidente de la República portuguesa, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, se ha alineado de forma sorprendente con el Gobierno socialista, pero el respaldo interno se fractura si tenemos en cuenta que el Partido Social Demócrata se opone con absoluta rotundidad.

A juicio de su líder, el ex mandatario Passos Coelho , resulta «perfectamente aceptable» que Caixa Geral recurra a inversores privados para su recapitalización. Eso sí, ha de garantizarse siempre la mayoría de acciones bajo propiedad pública. Así las cosas, António Costa se aferra a la vía italiana, ya que Roma ha anunciado que pondrá en marcha un fondo especial para intervenir en las operaciones de aumento de capital que sean necesarias.

Las cuentas negativas de Caixa Geral se han generalizado a lo largo de los últimos años y, sin duda, su fuerte crisis constituye una de las principales razones por las que el ministro de Finanzas advierte a los comunistas y al Bloco de Esquerda de que «vienen tiempos más complicados».

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