La burbuja pincha en Snapchat, ¿ahora qué?
A falta de beneficios, la cotizada busca captar dinero de la publicidad y productos innovadores
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El rally de Snap en su OPV duró lo mismo que sus mensajes instantáneos: poco. Al toque de campana el pasado jueves 2 de marzo, las acciones de la tecnológica americana pasaron de valer los 17 dólares que ofrecían los colocadores a 24 dólares el título. Al cierre valían ya 24,48. Es decir, una subida del 44% . La euforia duró hasta la segunda jornada, cuando escaló hasta los 27,09 dólares. Un ritmo imparable que contrastaba con las recomendaciones de los expertos. Por cada dólar que aumentaba la cotización de la red social estadounidense, un analista publicaba un precio objetivo muy por debajo de nivel al que se movía. La valoración de Snap no se sostenía por sus fundamentales. El golpe de realidad llegó al tercer día, solo que el hundimiento de la acción en las siguientes no se pueden camuflar con un filtro. Corrigió un 12,26% el pasado martes y un 9,80% el miércoles. Ya en la apertura del jueves el valor había caído por debajo de su precio de salida. En cinco sesiones, a la cotizada más esperada del año le dio tiempo a tocar el cielo y volver a tierra.
¿Y ahora qué?
En el pico de la burbuja tecnológica, los inversores recordarán cómo los taxistas ofrecían consejos de inversión desde detrás del volante. Era la señal de vender. El día de la salida a Bolsa , Ariel Jalali, CEO de una «startup» americana, publicaba en Twitter un video de su conductor de Uber que compraba, en cuestión de segundos, acciones de Snap a 25 dólares a través de una aplicación de móvil.
De momento los expertos no han dado al botón de pánico. «Cotizando a 80 veces los beneficios, no nos plantearíamos comprar Snap desde una perspectiva de valoración. Pero una compañía no crea una burbuja», apunta Peter Bourbeau, gestor del fondo Legg Mason ClearBridge US Large Cap Growth. De hecho, percibe que las empresas tecnológicas y de comunicación prefieren no salir a cotizar en parte porque las valoraciones del mercado privado son más atractivas. Para él, las compañías que tienen en cartera, como Facebook y Google, no cotizan a precios 'de locura' sino que reflejan el potencial de beneficios subyacente que les otorga ser negocios líderes del mercado.
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