Bruselas preservará las reglas frente a la presión de Renzi
Las pruebas de estrés, cuyo resultado se conocerá a fin de mes, serán cruciales
La Comisión Europea está trabajando para encontrar resquicios legales que permitan acomodar los intereses del Gobierno italiano en la delicada misión de impedir el colapso del sistema financiero sin violar las estrictas reglas vigentes sobre ayudas públicas, ni desequilibrar las finanzas de uno de los países más endeudados de la UE.
El objetivo de estas reglas es, por un lado, evitar que las ayudas de Estado puedan suponer distorsiones en el mercado y, por otro, impedir en lo posible que esas recapitalizaciones de los bancos repercutan en costes para los contribuyentes. Las reglas también tienen excepciones, pero para invocarlas el Gobierno italiano debería asumir estrictas condiciones, que es algo que tampoco ve con simpatía. Y para saber cuáles son las excepciones que pueden aplicarse habrá que esperar a los resultados de las pruebas de esfuerzo que se publicarán a finales de mes. El principal foco de preocupación para Bruselas es el altísimo nivel de créditos dudosos .
La legislación europea que se aplica en este caso está formada por la directiva de requisitos de capital, las reglas de ayudas públicas y la llamada Comunicación Bancaria que se aprobó en 2013 y que resume las reglas para salvar a los bancos a la luz de las lecciones de la crisis de 2008 . Naturalmente, el Gobierno del socialista Matteo Renzi cuenta con que Bruselas hará todo lo posible para evitar un desenlace traumático de la situación italiana, que tiene que pasar por el desafío del referendo sobre la reforma constitucional este otoño, pero la Comisión también quiere que las reglas se cumplan, o de lo contrario ningún otro país las respetaría.
En estas circunstancias, las esperanzas del Gobierno italiano de que se encontrará una solución reposan en la figura de Mario Draghi , que desde la independencia que le impone su cargo de presidente del BCE conoce perfectamente los entresijos del sistema financiero italiano . Al contrario, el hecho de que la cartera de servicios financieros haya quedado huérfana después de la dimisión del británico Jonathan Hill y haya pasado a manos del vicepresidente Vladis Dombrovskis , al que persigue una fama justificada de partidario de la ortodoxia reglamentaria, no ha sido buena noticia para Roma.