¿Brotes verdes en los bancos españoles?

El economista Carmelo Tajadura analiza el panorama de la banca en España

MAYA BALANYA

CARMELO TAJADURA

Hace unos días hemos conocido los resultados bancarios del primer trimestre, en los que el conjunto de entidades cotizadas ha mostrado un notable avance del 20% en los beneficios, a pesar de las pérdidas contabilizadas por el Popular.

Por otra parte, en lo que va de año hemos asistido a una importante revalorización en Bolsa de los títulos bancarios, mayor que la del Ibex 35 y con dos entidades que se revalorizan más del 35%. Tras estas subidas, el valor de mercado promedio de estos bancos supone ya al 87% de su valor contable, bastante más que no hace mucho.

¿Nos indican estos dos hechos -cotizaciones y resultados de marzo- que las perspectivas del negocio bancario en España se han tornado ya más favorables?

Creo que más bien no, al menos para este año. En realidad, el avance de las acciones bancarias europeas en 2017 es una tendencia generalizada más que local. Y es conocida la debilidad de la banca europea en general, especialmente en el caso de Italia o Portugal, pero también en otros como Alemania. Quizás, una parte de la revalorización se deba, simplemente, a que las cotizaciones estaban bajas.

«Quizás, una parte de la revalorización de los títulos se deba a que las cotizaciones estaban bajas»

Se atribuye también la subida a la anticipación de una mejora en los tipos de interés y el negocio. Sin embargo, aunque es verdad que los tipos acabarán subiendo, es seguro que el BCE no se va a precipitar. Antes finalizará el programa actual de compra de deuda (60 millardos/mes hasta fin de 2017) y luego habrá un «tapering» para bajar a cero. Por lo que no parece fácil que el BCE suba tipos hasta finales de 2018 o 2019 (aunque sí podría moderar el tipo negativo que cobra a los bancos por depositar dinero). Una referencia tan importante para el margen de intereses de las entidades financieras como el Euribor a un año está actualmente cerca de su mínimo histórico, el -0,123%, por lo que ni siquiera descuenta subidas cercanas.

En cuanto al volumen de negocio, es verdad que las nuevas operaciones de crédito en España, están aumentando algo. Pero el stock sigue menguando por el desapalancamiento que se está produciendo en el sector privado. El último dato –de febrero- nos dice que el crédito a empresas y familias está cayendo el 4% interanual y mi previsión es que cierre 2017 otra vez en negativo.

Por lo que se refiere a los resultados bancarios trimestrales que se acaban de publicar, creo que hay que mirarlos con cierta cautela. Porque la línea más importante de ingresos, el margen de intereses en España, ha retrocedido un 3% interanual. Y los fuertes incrementos declarados de beneficio se han debido, en muchos casos, a factores poco recurrentes como la disminución de provisiones, la contabilización de beneficios de operaciones financieras, o el abono de extraordinarios. También a la rebaja de gastos, pero sin olvidar que en nueve de los catorce bancos supervisados por el BCE la ratio de eficiencia resulta escasamente satisfactoria.

«En nueve de los catorce bancos supervisados por el BCE la ratio de eficiencia es escasamente satisfactoria»

Además, el legado de la crisis en forma de activos improductivos sigue siendo monumental. Supone, según el Banco de España en su reciente Informe de Estabilidad Financiera, nada menos que 190.000 millones entre activos dudosos y adjudicados. Y las entidades que informan sobre sus «bancos malos inmobiliarios» siguen ofreciendo fuertes pérdidas en los mismos.

Por último, según el mencionado informe del Banco de España, el ROE (beneficio sobre fondos propios) promedio de los bancos en España ha sido en 2016 del 4,3%, menos de la mitad que el coste del capital propio que exigen los inversores. Para aparentar mayor rentabilidad, algunas entidades publicitan el RoTE (restando de los fondos propios los fondos de comercio y otros activos intangibles) pero el que no se consuela es porque no quiere. Por lo que queda aún un buen trecho hasta que lleguemos al terreno positivo.

Así que, si yo fuera el responsable de un banco no confiaría demasiado en el crecimiento del negocio y el alza de los tipos, porque dependen de factores externos. Sino que me aseguraría, al menos, de rebajar costes operativos y acelerar la eliminación de balance de los activos heredados de la crisis. Porque eso sí que resulta mucho más imputable a la propia gestión. Aunque bienvenida sea la mejora de la economía.

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