Berlín: una cola de 1.800 aspirantes para alquilar un piso de 56 metros
El tope a los precios congela la oferta de vivienda en la capital alemana
Las cámaras de televisión han acudido esta semana a la vivienda de 56 metros cuadrados, en el berlinés barrio de Schöneberg, ofertada por 550 euros al mes. El precio se ajusta ya al tope legal a los precios de los alquileres que entrará en vigor el próximo enero y que establece un techo de 9,8 euros por metro cuadrado , sujeto a actualizaciones del IPC y a un margen de crecimiento del 20% en función de las particularidades del inmueble y del distrito, en un contexto real en el que el precio medio del alquiler supera los 17 euros por metro cuadrado.
Como cabía esperar, además de las cámaras acudieron casi 1.800 aspirantes a inquilinos que, tras rellenar un impreso con sus datos personales, ingresos fijos y avales, fueron entrando en grupos de 30 y dispusieron de 10 minutos para ver el inmueble. El propietario, Rolf Harms, decidirá ahora a quién elige y todo apunta a que optará por alguno de los ejecutivos de Colonia o Hamburgo con salarios 6.000 euros mensuales netos y que deseaban una segunda vivienda en el corazón de la capital. La nueva normativa les permite este lujo.
También llaman la atención de los medios alemanes los anuncios de alquiler de pisos o habitaciones en viviendas compartidas para mujeres que estén dispuestas a practicar sexo como parte del contrato . La falta de adecuación entre la oferta y la demanda, fuente de los abusos, ya era un hecho antes de que el Senado de Berlín decidiese legislar el precio del alquiler.
Los 1,45 millones de viviendas alquiladas, según el informe Inmobilienmarkt Berlin 2019, no satisfacen una demanda creciente que el informe atribuye a los también crecientes inmigración, economía, turismo y empleo. «Berlín se está convirtiendo en una ubicación internacional para la ciencia y la investigación. Ocupa una posición de liderazgo en startups y millenials. La economía de Internet se ha convertido en uno de los sectores de más rápido crecimiento de Berlín, además del turismo y la industria de la construcción. En definitiva, excelentes condiciones para un crecimiento sostenido en el mercado inmobiliario», dice el informe, que toma la nueva normativa como un incidente pasajero, dado que legalmente no tiene demasiado recorrido.
Pero desde el anuncio de esta medida la oferta se ha contraído más «porque muchos propietarios han retirado sus inmuebles del mercado», adelantan fuentes de la Asociación de Propietarios de Berlín, que también anotan que «está teniendo lugar un aumento acelerado del mercado negro, sin contrato de por medio, y una parálisis de la inversión en la renovación de edificios».
El 9 de diciembre tendrá lugar una manifestación de propietarios contra el límite de precios que irá seguida de una demanda ante el Tribunal Constitucional por lo que consideran una violación de la economía social de mercado que garantiza la ley fundamental alemana. «Será un proceso sencillo porque una medida así no forma parte de las competencias del gobierno regional», explica el diputado conservador Kai Wegner, mientras que lo más que son capaces de decir los defensores de la nueva norma acerca de ese proceso es que «nos encontramos ante un territorio judicial virgen».
Carl-Ludwig Holtfrerich, profesor de la Freie Universität de Berlin, señala la peculiaridad de una cultura del alquiler «en una ciudad en la que hace 30 años gobernaba el comunismo» y añade la errática política regional como causa del aumento de precios. La reciente recompra de unas 6.000 viviendas sociales anteriores , privatizadas en 2004 por 409 millones de euros, ha costado ahora a Berlín poco menos de mil millones de euros, sin contribución significativa al aumento de la demanda y con un elevado coste.
«Sencillamente, han dejado de salir pisos al mercado. Sólo salen pisos a la venta y con un precio más elevado», comenta el gestor de una agencia inmobiliaria de Berlín Tiergarten, «los pisos que se alquilan no nos llegan, funciona solo el boca a boca, y muchas personas que acuden a nosotros pensando en alquilar terminan endeudándose para comprar lo que sea porque necesitan vivir en Berlín y la oferta es muy reducida».
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