La artesanía sonora que acompasa tradición e innovación

Guitarras Manuel Rodríguez vende sus productos en más de 120 países

Manuel Rodrgíuez, actual responsable de la segunda empresa de luthiers más antigua del mundo ABC
Laura Montero Carretero

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Inspiradora, necesaria, estimulante… Manuel Rodríguez está convencido de que la música es inherente al ser humano. Al frente de la segunda casa más antigua del mundo en la fabricación de instrumentos artesanales , su pasión por los acordes le viene en los genes. Ya en los años 50 del siglo pasado, sus padres emigraron a Estados Unidos y fueron pioneros en elaborar guitarras clásicas españolas para la industria del cine en Hollywood.

Él, con tan solo 18 años, comenzó a recorrer Europa para vender el producto por las tiendas. De vuelta a España, la familia montó un pequeño taller en Madrid. El negocio despuntó y fue entonces cuando abrió, en la década de los 80, su propia fábrica en Illescas (Toledo). Y de ahí a localidad toledana de Esquivias. «Mi abuelo y mi padre me inculcaron el emprendimiento, que es perseverancia, buscar la oportunidad y tener fe y esperanza», resume Rodríguez.

La calidad y el cuidado por los detalles definen la esencia de esta histórica empresa, fundada en 1905 . La fabricación de cada guitarra, un proceso fundamentalmente manual, requiere al menos un mes, ya que dejan secar bien las maderas para conseguir la mejor sonoridad. «Hacemos guitarras con riqueza de sonido, belleza e historia », destaca Manuel Rodríguez, tercera generación de la saga. Se pueden adquirir desde 250 euros, aunque las de la gama premium, realizadas con maderas macizas de medio siglo de antigüedad , llegan a alcanzar los 20.000 euros. Ese carácter tan selecto ha hecho que músicos de la talla de Stevie Wonder, Sting, Raimundo Amador, Carlos Santana o Pablo Alborán hayan confiado en sus artículos.

Manuel Rodríguez produce unas 10.000 guitarras al año ABC

Además, en los últimos 12 años, a través de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), han entregado sus guitarras a 45 jefes de Estados . «Les encanta porque es un regalo que se queda ahí por muchos años y luego cuando dejan el poder quieren un profesor de guitarra para aprender. Para mí es muy gratificante», cuenta con orgullo Manuel Rodríguez, que asegura que hay medio millón de guitarras por el mundo con la marca MR . Y es que 115 años de historia dan para mucho.

En la actualidad tienen presencia en más de 120 países y producen unas 10.000 guitarras al año , si bien el 90% se venden fuera de territorio nacional. «No valoramos lo que tenemos. El flamenco lo ama el mundo entero y la guitarra española es muy respetada. Aquí lo asociamos con una imagen chabacana», se queja el empresario que, al margen de los éxitos cosechados, recuerda los obstáculos que ha superado en el camino . «En el año 2000 el dólar se disparó y no éramos competitivos. Yo fui de los primeros que se marchó a China a enseñar a hacer guitarras, pero empezó a ser caro. Entró un capital riesgo en mi empresa que me ayudó a traer la producción de China a España y fabricamos todo en España. Este capital riesgo quebró, recuperé mi empresa y me trasladé a Rumanía para fabricar guitarras intermedias porque en España la mano de obra está subiendo », cuenta.

«El emprendimiento es perseverancia, buscar la oportunidad, tener fe y esperanza»

Y lanza un mensaje: «Ser empresario en este país es complicado porque fiscalmente nos penalizan crear empleo con la cantidad de impuestos. Hemos tenido que reducir plantilla, ahora somos unos 15 y con la crisis del coronavirus se avecina una situación muy complicada». Además, Rodríguez advierte sobre la delicada situación que atraviesa el sector. «Los jóvenes buscan una gratificación instantánea y una guitarra hay que abrazarla, amarla, tocarla… Eso implica tiempo, son cuatro horas al día y hoy con las nuevas tecnologías digitales está en decadencia», explica. Y recomienda que, con motivo del confinamiento decretado por el Covid-19 , los niños se adentren en la música, ya que «pacifica y también es importante para las matemáticas».

Pero Manuel Rodríguez conserva la ilusión y desde principios de 2019 se ha embarcado en un nuevo proyecto en Fiyi . «El gobierno se puso en contacto conmigo para proponerme montar una fábrica de ukeleles utilizando maderas de árboles caídos», comenta. La sostenibilidad es uno de los pilares sobre los que pivota la iniciativa. Rodríguez está buscando una fórmula que permita usar los plásticos del mar para crear instrumentos musicales (los «ecoleles», como él los denomina). Por otro lado, aprovechando que la concha de los cocos es muy acústica, quiere fabricar «cocoleles». «Hay que hacer cosas nuevas que sean atractivas», apunta.

Aunque el luthier estuvo seis meses en el país oceánico para formar a los trabajadores, la producción a nivel mundial está prevista para el 2021 . ¿La razón? «Hasta que no consiga la calidad óptima no lo quiero lanzar al mercado», sostiene Rodriguez.

Faceta solidaria

Manuel Rodríguez atesora una nutrida lista de contactos fruto de su dilatada trayectoria profesional de la que, siempre que puede, echa mano para remar a favor de causas solidarias: «Yo no tengo 100.000 dólares, pero conozco al músico Carlos Santana. Me firma la guitarra y a través de Jimmy Carter Foundation la subasto por esa cantidad para ayudar a la humanidad. También colaboro con Antonio Banderas en Starlite». Dice que en los últimos diez años ha llegado a conseguir medio millón de dólares con guitarras en eventos.

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