Plan de planes
«Es el momento del ‘‘risk sharing’’: hoy por ti, mañana por mí. Ya llegará, a corto-medio plazo, el momento de ‘‘un gran programa de inversiones’’ a través del BEI»
El inicio de la segunda semana de confinamiento por el Covid-19 vino marcado por la petición del Gobierno español de una suerte de «Plan Marshall» contra la crisis. Nosotros creemos que la economía española, ahora mismo, no necesita inversiones masivas en infraestructuras sino dirigir todos sus recursos a atender la emergencia sanitaria y mantener el pulso de la actividad privada que, para no aumentar los contagios, debe ir al ralentí. Es muy importante tomar las medidas adecuadas en el momento adecuado.
Es prioritario que los profesionales y la administración sanitaria reclamen lo que necesitan -ya sea equipo, EPIs, instalaciones- y dárselo con celeridad. Para mantener el pulso económico (y para tardar lo menos posible en volver a la normalidad), dos acciones políticas son esenciales: 1) pagar los salarios y cotizaciones sociales, así como las rentas de las familias vulnerables; y 2) pagar los vencimientos de los préstamos y líneas de crédito de los agentes económicos.
En el primer caso, la empresa sin ingresos puede dar vacaciones a sus trabajadores o acogerse a un ERTE, y el Gobierno tendrá que usar sus recursos para sostener la renta de las familias e impedir que las empresas cierren. Un plan financiero bien diseñado permitirá aliviar la carga sobre las cuentas públicas del sostenimiento de los salarios y las rentas de las familias si la situación se prolonga. Para este fin, las posibles intervenciones del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE-ESM por sus siglas en inglés: el Tesoro creado por el Consejo Europeo en 2011), que son necesarias concretar cuanto antes, podrían hacer llegar al Gobierno de España los recursos suficientes (unos 100.000 millones de euros) para el volumen de gasto requerido y, por si fuera necesario, la cobertura de las garantías a las que nos referimos a continuación.
El segundo caso, en principio, no requiere desembolso del Estado en primera instancia. Sin embargo, el parón de la actividad de las empresas tensiona el mercado de crédito. El sistema financiero gestiona las líneas de pago a proveedores que sirven a las grandes empresas, y debe estar en condiciones de sostenerlas. Para ello, las renovaciones de créditos que vencen y las líneas nuevas necesitan garantías y avales públicos, además de moratorias y periodos de carencia. Esta actuación debe ser coordinada por el Banco de España para que funcione correctamente, ya que es el organismo que tiene los datos acerca de la financiación a corto plazo que el sistema financiero proporciona a las empresas. Con estos datos podría estar elaborando las garantías para las líneas de crédito que se van a respaldar por la Hacienda española (vía MEDE) y por el BCE. El sistema financiero dispone, además, de mecanismos de financiación a través de la cesión de derechos de cobro futuros, y que podrían ampliarse con las garantías de capital adecuadas. Hay que escribir todos esos contratos lo antes posible. La economía española está en condiciones de ofrecer esa moratoria en pagos de empresas, y de adelantar pagos a autónomos, microempresas y pymes. Ahora mismo, en lo peor de la emergencia sanitaria, hay sectores completamente parados, pero otros tienen una actividad frenética. Es el momento del «risk sharing» : hoy por ti, mañana por mí. Por ejemplo, la banca aplazará tres meses el alquiler se sus viviendas sociales, o ha ofrecido relajar el cobro de comisiones y ampliar el plazo de devolución de préstamos a corto plazo. Ya llegará, a corto-medio plazo, el momento de «un gran programa de inversiones» a través del Banco Europeo de Inversiones .
No sabemos cómo será la salida de la crisis, si en la ansiada «V» o la preocupante «U». Es aquí donde entran el BCE y el Consejo Europeo, como hemos dicho. Nosotros dudamos de que el Consejo Europeo acceda a la emisión de eurobonos. Por eso creemos que el Gobierno debe concentrar una parte importante de sus esfuerzos en el buen diseño de las políticas esbozadas en el párrafo anterior, así como en plantear escenarios de recuperación económica creíbles, de manera que la financiación del MEDE cumpla su papel, sin incrementar de manera importante los niveles de deuda sobre PIB y con una carga de intereses moderada. No hay un minuto que perder. Cuanto mejor sea ese diseño a nivel doméstico, mejor será nuestra posición dentro de la Eurozona.
Antonia Díaz es profesora de Análisis Económico de la Universidad Carlos III de Madrid y Luis Puch es profesor de Análisis Económico de la Universidad Complutense de Madrid