La ambigüedad de López Obrador ya pasa factura a México

Los guiños de AMLO al tejido empresarial contrastan con las primeras medidas proteccionistas y la inversión se hunde

López Obrador, presidente de México, en una rueda de prensa el pasado viernes EFE

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia de México tiene desconcertado al mercado. Durante sus cien primeros días de gobierno, AMLO ha hecho un esfuerzo por aproximarse a los líderes empresariales del país y prometido no hacer cambios profundos al sistema productivo; pero en ese corto periodo ha cancelado una mega inversión de unos 11.400 millones de euros para construir un nuevo aeropuerto de Ciudad de México -donde participan FCC y Acciona - y suspendido la celebración de subastas públicas para entregar contratos a empresas privadas de exploración y producción petrolera, dos proyectos estratégicos y de largo plazo que fueron aprobados durante la administración anterior de Peña Nieto (2012-2018).

Y es que la ambigüedad con la que actúa al presidente genera incertidumbre en los mercados, ya que hasta ahora México era un país latinoamericano que se había caracterizado por dar estabilidad a la inversión. La presidencia de AMLO, no obstante, podría suponer un punto de inflexión dado que, por lo pronto, ya ha provocado un desplome del 52% de la inversión extranjera directa (IED) entre la primera y segunda mitad de 2018. AMLO ganó las elecciones el 1 de julio y no fue investido hasta el 1 de diciembre. Sin embargo, la elección del socialista hizo que de 21.470 millones de dólares que México logró captar en la primera mitad de 2018, pasara a recibir solo 10.133 millones de julio a diciembre.

«El problema es que se mete muchos autogoles porque un día dice una cosa y al siguiente la otra», dice a ABC Jorge Sánchez Tello, economista de la Fundación de Estudios Financieros (Fundef), un «think tank» para explicar la volatilidad que provoca el presidente. Sánchez Tello, sin embargo, ve señales positivas porque AMLO no ha mencionado nada sobre «posibles expropiaciones», que algunos temían, y cree que con el paso de los meses tenderá a dar más certidumbre para atraer más IED. «Quiere lograr un crecimiento del 4% del PIB este año y, para ello, sabe que necesita la inversión foránea», dice.

Fitch y S&P han revisado sus perspectivas para México de estables a negativas

Las agencias de calificación, por ahora, no han mostrado piedad con López Obrador. Desde su victoria el 1 de julio, han revisado sus perspectivas de México de estables a negativas y la calificación de ambas a la deuda es de BBB+, dos escalones por encima del bono basura. Por otro lado, la petrolera estatal Pemex fue degradada a BBB- por Fitch, a sólo un paso del bono basura, una calificación que supondría una bomba para toda la economía mexicana. «Si Pemex pierde el grado de inversión, México corre el riesgo de entrar en crisis económica porque se dispararían significativamente los costes de financiación», dice Sánchez Tello.

Con una deuda superior a los 100.000 millones de dólares, Pemex es la petrolera más endeudada del mundo. La compañía representa aproximadamente el 18% de los ingresos totales que nutren las finanzas de México, lo que hace que el estado exprima los beneficios que genera y la deje sin recursos suficientes para invertir en exploración y producción. Así, Pemex ha pasado de producir unos 3 millones de barriles en 2007 a apenas 1,9 millones en 2017, una caída que sumada al desplome de los precios del petróleo provoca que los ingresos del estado y de la petrolera se hayan visto mermados.

«Reforma petrolera»

Para contrarrestar la caída en la producción, Peña Nieto había aprobado alrededor de 2014 una reforma para permitir por primera vez en casi un siglo la inversión de empresas privadas en el sector petrolero. La denominada como «reforma petrolera» consistía en subastar entre varios participantes diversas áreas de exploración y producción para, así, lograr que las empresas privadas invirtieran un capital del que Pemex no disponía para desarrollar los yacimientos. López Obrador, sin embargo, ha decidido congelar nuevas subastas y su equipo está revisando los 107 contratos que se otorgaron durante la reforma, volviendo a cerrar el mercado petrolero a la IED. «La reforma es una oportunidad que se está desaprovechando», dice el economista, y añade: «La cruda realidad es que la única manera de aumentar la producción es apoyándose en el sector privado».

Otras dos asignaturas pendientes de México que son fundamentales para atraer la IED, y que la administración de López Obrador promete abordar, son la inseguridad y la corrupción. Empresas como Coca-Cola y Pepsi , por ejemplo, cerraron dos centros de distribución el año pasado por la inseguridad. Mientras tanto, México es el país 138 del mundo donde los ciudadanos tienen mayor percepción por la corrupción. «Estos son dos factores de fondo que México debe solucionar si quiere aumentar notablemente la inversión extranjera», concluye.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación