Una estrategia de recuperación
«Los empresarios son perfectamente capaces de descubrir las oportunidades y aprovecharlas, en cualquier sector»
En el Círculo de Empresarios creemos que la crisis del Covid-19 puede marcar un antes y un después para el posicionamiento de las economías en el mercado global porque pondrá de manifiesto las debilidades de algunos modelos productivos, las fortalezas de otros y ofrecerá señales sobre el camino a seguir.
Las decisiones estratégicas que adopten los gobiernos en estos meses influirán en la rapidez e intensidad de la recuperación. De hecho, ya están haciéndolo. La relajación de las reglas de ayudas de Estado europeas ha llevado a muchos gobiernos a ofrecer apoyos de todo tipo a sus empresas, especialmente aquellos que cuentan con margen fiscal para permitírselo. Otros no pueden más que actuar de forma menos expansiva. Ello causa un riesgo de alteración de la competencia leal dentro de nuestro propio mercado interior, uno de los grandes logros y activos del proceso de construcción europea. ¿Empresas «dopadas» de los países del norte compitiendo con las del sur? Este no puede ser el punto de partida de la recuperación. Es necesario preservar la integridad y competencia leal en el mercado único y más allá de sus fronteras.
Los Estados, con gobiernos con poderes extraordinarios derivados de estados de alarma, están aumentando rápidamente su presencia en la economía. Esto es lógico y bienvenido, ya que empresas, trabajadores y ciudadanos necesitan de su protección en momentos de crisis, pero debe ocurrir de manera excepcional y temporal. Existe un riesgo de que se prolongue en el tiempo y la estrategia de recuperación sea excesivamente intervencionista e intrusiva.
La estrategia de recuperación debe ser un proyecto de país con el que todos podamos sentirnos identificados para remar en la misma dirección: gobierno, principales partidos con representación parlamentaria, empresas, trabajadores, ciudadanos en general. No es difícil encontrar objetivos compartidos por todos: lograr un modelo productivo más competitivo, más innovador, digitalizado, internacionalizado, con un sector industrial más fuerte, sostenible desde el punto de vista medioambiental, que ofrezca bienes y servicios de mayor valor añadido y con un sistema adecuado de protección y previsión social. Donde habría más discusión es en los medios para conseguirlo. Para unos, el Gobierno deberá definir medidas específicas para impulsar sectores ganadores y otras para apoyar la transición de los que no tienen buenas perspectivas. Otros pensamos que los empresarios son perfectamente capaces de descubrir las oportunidades y aprovecharlas, en cualquier sector. Basta con adoptar algunas medidas temporales de apoyo a los sectores más afectados (como turismo, hostelería, construcción, automóvil), ofrecer algunas orientaciones e incentivos a las empresas y construir un entorno de negocios favorable al emprendimiento y al desarrollo empresarial con flexibilidad y escasas barreras e interferencias. Con ello aflorará la iniciativa empresarial, la innovación, el emprendimiento, y los recursos se dirigirán a inversiones con buenas expectativas, a definir y construir nuevos proyectos de futuro.
El preocupante aumento de la deuda pública en que vamos a incurrir este año es una losa para las siguientes generaciones, como hemos venido alertando desde el Círculo. Por solidaridad, debemos tratar de reequilibrar las cuentas públicas y rebajar la deuda en un breve plazo. También nuestros prestamistas van a exigir confianza en la capacidad y perspectivas de crecimiento de nuestra economía para estar en condiciones de devolver la deuda. Y eso solo podremos hacerlo creciendo rápido, para lo que necesitamos un modelo productivo competitivo. Ese crecimiento nos permitirá crear empleo e ingresos públicos para financiar nuestro Estado de Bienestar y seguir creciendo de una manera más sostenible desde el punto de vista social y medioambiental.
Vamos hacia un mundo nuevo, quizá algo diferente pero no necesariamente peor. No hemos parado de progresar en la historia y, aunque ha habido baches, hemos alcanzado unos niveles de bienestar inimaginables superando todos los obstáculos y adaptándonos a todos los cambios. El futuro será mejor, pero en un mundo cada vez más complejo en el que debemos ganar nuestra posición a pulso, con esfuerzo, como ya hemos demostrado que sabemos hacerlo en el pasado. Esta crisis, como las anteriores, debería ser una oportunidad para salir fortalecidos si no nos equivocamos en la estrategia de salida.
Alfredo Bonet es secretario general del Círculo de Empresarios