ATANDO CABOS
Elasticidad frente a frugalidad
Los principales bancos centrales del planeta han pasado de ser esencialmente proveedores de liquidez a brindar apoyo en la recuperación, con especial énfasis en la adopción de diversos programas de préstamo
Que el tono del mercado a corto plazo va a depender mucho del grado de reactivación de la actividad en las principales economías es una afirmación cuasi incuestionable. Y que, si la reactivación resulta algo fallida, el soporte de las medidas de choque en forma de estímulo adoptadas puede acotar la profundidad de eventuales episodios correctivos, también.
Medidas excepcionales tanto por su cuantía, como por la velocidad de su despliegue y también por la generalización geográfica de las mismas. Una actuación con la unidad como denominador común . Ahora que la globalización vuelve a ponerse en entredicho, en nuestra opinión erróneamente porque la verdadera salida de esta crisis debe residir en la cooperación (económica en la materia que nos concierne) y no en el interés propio perseguido a costa del de los demás, los gobiernos y los bancos centrales han hecho gala de lo que señaló el sociólogo alemán Ulrich Beck tras la catástrofe de Chernóbil: que los riesgos compartidos son el principal factor de unidad de un mundo en el que todos estamos igualmente amenazados , como es el de la compleja realidad actual.
El máximo exponente del estímulo en la parte fiscal es Alemania, que ha pasado de ser el «campeón de la austeridad» (disciplina) al mayor «gastador» (elasticidad) , gracias a su papel de «hormiga» en la fábula de La Fontaine, ganado a pulso en las últimas décadas, no sin críticas, y que le ha permitido aplicar políticas contracíclicas, que se demuestran tan adecuadas ante coyunturas como la actual. Después del presupuesto suplementario aprobado recientemente, el estímulo económico en la primera economía de la zona Euro equivaldría al 12% del PIB , más que en ningún otro lugar del mundo industrializado.
En la parte monetaria, los últimos meses han sido testigos de la confirmación del cambio de rumbo de los principales bancos centrales del planeta, que han pasado de ser esencialmente proveedores de liquidez a brindar apoyo en la recuperación , con especial énfasis en la adopción de diversos programas de préstamo. Poniendo el foco en la Reserva Federal, a primera vista las cifras de sus nuevas medidas podrían parecer decepcionantes. Por ahora, ha concedido «sólo» 143.000 millones de dólares estadounidenses en préstamos bajo sus nuevas facilidades, lo que representa apenas un 6% del total de la financiación disponible o un 0,7% del PIB. Esto refleja en buena medida el hecho de que el Term ABS Loan Facility o TALF, que concederá préstamos a cambio de una variedad de deuda de consumidores y empresas como colateral, y el Main Street Lending Program, que extenderá los préstamos más directamente a las pequeñas y medianas empresas, no fueron lanzados hasta mediados de junio, y que la Facilidad de Crédito Corporativo del Mercado Primario aún no se ha puesto en marcha. Además, bancos y empresas simplemente han encontrado formas aún más baratas de pedir prestado.
En las cuatro economías OCDE más grandes, los tipos de interés de los préstamos interbancarios son actualmente muy bajos, sin duda gracias al hecho de saber que el respaldo de los bancos centrales está ahí (algo que en 2008/12 no estaba tan claro), lo que está favoreciendo la elasticidad en forma de expansión crediticia ahora que tanto se necesita. Y esto propicia que, incluso si los precios de los activos de riesgo cayeran, los inversores perciben que se mantendría el fluido funcionamiento del mercado . Los bancos centrales están haciendo gala de la necesaria transición de pasar de ser «prestamistas de último recurso» a «dealers de último recurso». Como Alemania, una transición clave de la disciplina a la elasticidad.
Elasticidad y unidad que, de momento, no han llegado del todo a Europa y al Fondo de Reconstrucción y Resiliencia, tan en boga estos días, sobre todo por las condiciones que puedan ser exigidas a cada país por el uso de los fondos, algo a lo que miran con mucho recelo en su «gratuidad» de acción los denominados cuatro «frugales» (Austria, Dinamarca, Holanda y Suecia). Y para que Europa dé un verdadero paso al frente de cara a afrontar desde el estímulo presupuestario no sólo el alivio de las heridas que deje en la economía la pandemia sino también para tratar de impulsar el mermado crecimiento potencial de la región en las próximas décadas, mediante el fortalecimiento de la inversión en capital y la mejora de la productividad, es fundamental, también, dar un paso al frente en clave de elasticidad.
Alfonso García Yubero es director de Estrategia Santander Private Banking