Alemania rescata su sector automovilístico con una inyección de 5.000 millones de euros

La Cancillería explica en un comunicado que quiere prolongar hasta 2025 las ayudas para incitar a los particulares a comprar vehículos eléctricos, reemplazar los camiones viejos e instalar más puntos de carga eléctrica

La canciller alemana, Angela Merkel EFE

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El sector automovilístico alemán obtiene el rescate que llevaba meses solicitando. Merkel se comprometió anoche, en una reunión con los presidentes de los grandes fabricantes, a inyectar hasta 5.000 millones de euros en ayudas gubernamentales para superar la crisis y proseguir la transición hasta los coches eléctricos . La Cancillería explica en un comunicado que quiere prolongar hasta 2025 las ayudas para incitar a los particulares a comprar vehículos eléctricos, reemplazar los camiones viejos e instalar más puntos de carga eléctrica. «La industria del automóvil alemán vive una mutación estructural de largo plazo, que genera enormes desafíos a las empresas, a las regiones y a los trabajadores», justificó tras la reunión el portavoz del gobierno Steffen Seibert, antes de precisar que «las pequeñas y medianas empresas de proveedores, en particular, deben ser apoyados durante la transformación».

El nuevo plan de apoyo a este sector estrella de la economía alemana destinará 1.000 millones de euros para prolongar los incentivos a la compra de vehículos eléctricos , además de la misma cantidad en ayudas para renovar el parque de viejos camiones y otros mil millones adicionales para un fondo destinado a apoyar las inversiones tecnológicas de los proveedores. Estas ayudas pretenden incitar a las gasolineras a equiparse con puntos de carga eléctrica. El gobierno alemán quiere que al menos 25% de todas las gasolineras estén equipadas con infraestructuras de recarga rápida para finales de 2022, 50% para 2024 y 75% para finales de 2026. "El objetivo de crear 50.000 puntos de recarga adicionales para finales de 2021 se mantiene. Esto significa que habrá 72.000 puntos de recarga accesibles al público", precisó anoche Seibert.

Los 2.000 millones de euros restantes llegarán a través de fondos de reactivación ya existentes y servirán para ayudar a los proveedores a adaptarse a la nueva realidad. El conjunto de las ayudas espera servir de puente en medio de la transición tecnológica y proporcionar ventaja al sector alemán frente al resto de sus competidores en otros países, que no cuentan con el colchón de ayuda pública.

El gobierno alega, para defender estas ayudas, la importancia del sector automovilístico en el país y su peso en el PIB nacional, puesto que representa una quinta parte de la industria, cerca del 5% del PIB y genera más de 800.000 empleos directos, al menos antes de la crisis sanitaria. La venta de vehículos se desplomó un 23% en los diez primeros meses del año , en comparación con igual periodo de 2019. Pero sobre todo influye la dificultad del sector para enfrentarse al complejo y caro cambio hacia la movilidad eléctrica, donde la mayoría de los fabricantes alemanes intentan ahora recuperar el retraso y donde la competencia internacional lleva claramente la delantera, como demuestra la gran factoría que Tesla está ya ultimando a las afueras de Berlín y de la que saldrán 500.000 coches eléctricos al año, listos para ser comercializados a bajo precio en toda Europa.

El gobierno alemán ha visto con preocupación que esta crisis comenzaba a afectar al empleo en el sector. En septiembre, el grupo MAN, anunció un recorte de 9.500 trabajadores, una cuarta parte de la plantilla, y la posibilidad de cerrar sus centros de producción en Alemania y Austria. BMW ha anunciado varios planes de recortes con más de 6.000 despidos en el país. Mahle elimina otros 2.000 puestos de trabajo en Alemania y Continental ha reconocido que miles de sus puestos de trabajo se encuentran en riesgo. Los centros de producción de automóviles, autobuses y camiones se encuentran concentrados en tres estados en particular: Baviera, Baden-Württemberg y Baja Sajonia y son estos Länder los que más han presionado en Berlín a favor del rescate.

El director general de Continental, Elmar Degenhart, afirma que «después de una década de crecimiento rápido y provechoso, y de expansión de la mano de obra, el sector está a punto de experimentar la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial». El gobierno alemán no cuenta con que el nivel de producción récord de 2017 sea otra vez posible hasta al menos el año 2025 y admite la posibilidad de que esa previsión no llegue a cumplirse, después de que en agosto, por ejemplo, las ventas de coches en la Unión Europea fueran un 18% inferiores a las del mismo mes de 2019, mientras que en China crecieron un 9%.

El impulso de Asia en el sector resulta ya insuperable sin las ayudas públicas. Klaus Rosenfeld, director general de Schaeffler, un fabricante de componentes alemán, admite que por primera vez se están considerando recortes de anchura en un mercado, el europeo, que era tradicionalmente el más estable, y que los fabricantes tenderán a invertir más y crear puestos de trabajo allí donde la demanda sea más fuerte, o al menos más estable . Asia no solo concentra los nuevos incrementos de la demanda mundial, sino que también cuenta con profesionales cada vez mejor formados, mejores infraestructuras y costes que siguen por debajo de los europeos. El gran miedo de Alemania es que las inversiones de los grandes grupos, incluso de los alemanes, se desvíen hacia los países asiáticos, donde la legislación no es tan agresiva con el automóvil.

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