La agresiva política fiscal de Francia contra el tabaco favorece las ventas de cigarrillos en España
El contrabando en el país galo ha crecido un 28%, dado que los franceses compran en los estancos de los territorios fronterizos
Desde que se aprobara, en 2011, la directiva europea para armonizar los impuestos de los Veintiocho sobre el tabaco, cada país ha emprendido su propia batalla contra el consumo de cigarrillos. Reino Unido, Irlanda y Francia fueron más allá, e implantaron una fiscalidad más agresiva . Y la decisión de París, el primer Estado continental en llevar a cabo una fuerte subida de impuestos del tabaco, ha favorecido a las ventas españolas.
El precio de la cajetilla de cigarrillos en Francia alcanza ya los 8,5 euros, desde noviembre de 2017, y está previsto que ascienda hasta los 10 euros el próximo año. Este repunte del precio (un 23,4% más en los últimos dos años), propiciado por la subida de impuestos, ha provocado un aumento del nivel de contrabando, que ahora supone el 27,9% del mercado de cigarrillos —cajetillas que no han pagado impuestos franceses—, diez puntos porcentuales más en apenas dos años.
Y es que el descenso en las ventas legales se debe a que los franceses compran cigarrillos en los países vecinos, como Luxemburgo, Bélgica y España, donde el tabaco es más barato. Por ello, en este último, las ventas han crecido un ligero 1,27% . «Las expendurías de provincias próximas a la frontera [con Francia] es donde más está creciendo la venta de cigarrillos», explica la directora de Asuntos Corporativos y Legales de Altadis, Rocío Ingelmo. Así, en Gerona, Lérida, Guipúzcoa, Huesca y Navarra la venta de cigarrillos creció en julio hasta un 6% interanual.
Regreso a los estancos
Este leve repunte de las ventas españolas también tiene su origen en aquellas provincias afectadas tradicionalmente por el contrabando, como Huelva (+5%), Málaga (+5%), Sevilla (+7,7%) o Cádiz (+6,5%), donde los consumidores que antes acudían al mercado ilícito han regresado a los estancos . ¿El motivo? «La política fiscal bastante más sensata y racional y la salida de la crisis», aclara Ingelmo.
Eso sí, pese a las apariencias, en España se consume la mitad de tabaco que hace una década. «No es cierto que esté aumentando el consumo ni el número de fumadores», declara Ingelmo, que lo corrobora con los últimos datos oficiales del Comisionado para el Mercado de Tabaco recopilados por Altadis, la filial española de la tabaquera Imperial Tobacco. Lo que ocurre es que el volumen de contrabando ha descendido hasta el 8,1% , dada la ligera subida de la carga fiscal sobre el tabaco.
En definitiva, en opinión de Ingelmo, el país galo no ha cumplido con su objetivo sanitario. «Las ventas en Francia no están descendiendo al ritmo que que le gustaría al Gobierno», asegura Ingelmo. Esta agresiva fiscalidad no hace sino «disuadir del consumo legal» , de forma que cae la recaudación. Lo que demuestra que el tabaco no es un bien de demanda inelástica, sino que «es muy sensible» a las subidas de precios, zanja Ingelmo.
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