La economía española y su futuro

El economista analiza los aspectos que pueden darñar su evolución, de cara a un 2016 en el que se espera un peor comportamiento económico mundial

La economía española y su futuro

carmelo tajadura

Ahora que la economía española ha dejado atrás lo peor de la crisis y está creciendo bastante es relevante preguntarse si resulta previsible la continuidad de este comportamiento y si hay aspectos que pueden impactar de manera apreciable sobre nuestra economía dañando su evolución .

Lo primero que hay que recordar es que la recuperación y el crecimiento de la economía española están dependiendo sobremanera de factores externos que, aunque fuera de nuestro control, actúan como potente viento de cola. Como es conocido, los más importantes son el precio del petróleo, la cotización del euro y el reducidísimo nivel de los tipos de interés , correlacionado este con la política de expansión cuantitativa (QE) del BCE. A lo que se añade l a crisis en la ribera sur del mediterráneo que favorece nuestro turismo . Si estas circunstancias cambiaran, podríamos vernos muy afectados. Así, una subida de tipos elevaría el coste del stock de nuestra deuda y una elevación significativa del coste del crudo o una apreciación del euro dañarían nuestro sector exterior y el ritmo de crecimiento económico. Afortunadamente, no parece muy probable a corto este escenario de vuelta atrás e incluso podría acentuarse la actual bonanza. Así, se habla de aumentos en el importe o duración de la QE ; todo apunta a un prolongado período de precios bajos en el petróleo ; y, cuando en USA suban los tipos, quizás el euro podría ir aún más abajo. Por tanto, de momento, no parece que debamos temer por aquí grandes riesgos.

Sí que los hay en mayor medida en lo que depende de nosotros. Cabe recordar que todavía tenemos un apreciable déficit público primario (sin tener en cuenta los intereses de la deuda), cosa que hasta Grecia había logrado eliminar; y que sólo está mejorando la parte cíclica del déficit, no la estructural . Además, no se ha hecho lo suficiente en materia de reformas, salvo el rescate bancario impuesto. Y, dadas las circunstancias favorables del entorno, deberíamos estar presentando un superávit exterior más acusado. Porque, cuando no se corrigen lo suficiente los desequilibrios en épocas favorables, se vuelve a las andadas en cuanto cambian las tornas, como bien hemos sufrido. Pero lo peor de todo sería que el gobierno que surja tras las próximas elecciones fuera inestable , cayese en la falta de disciplina presupuestaria o no afrontase las reformas y medidas necesarias, porque todo se agravaría al suscitarse la desconfianza en los mercados internacionales . No podemos olvidar que tenemos una deuda pública cercana al 100% del PIB , y una deuda externa neta -pública y privada- (restando activos internacionales) próxima al 90% del PIB , de manera que su coste y sostenibilidad resultan críticos.

Por último, a corto plazo y cara a 2016 , tenemos que enfrentarnos al efecto de un peor comportamiento económico mundial , donde China y los países emergentes centran la preocupación. En el primer caso, el crecimiento puede ralentizarse al menos hasta el 6% y podría darse un escenario pésimo con un aterrizaje brusco de la economía china hasta tasas del 3% o menos. Por lo que respecta a los emergentes , está claro que la caída del precio de las materias primas y su alto volumen de endeudamiento constituyen un factor negativo , que se agravaría si la subida de tipos del dólar empezase pronto y fuera rápida. No conviene cargar las tintas demasiado porque el escenario chino más probable todavía es el moderado y porque la subida de tipos USA no será alocada, pero sí que resulta evidente que el entorno mundial es claramente desfavorable y que España lo notará con una desaceleración del ritmo de crecimiento. De hecho, ya ha quedado atrás el máximo de avance trimestral, un 1% en junio, y en el tercero podría bajar al 0,7%. Cerraremos 2015 con un crecimiento anual apenas superior al 3% y en 2016, nos quedaremos más abajo , con el impacto consiguiente en unos menores ingresos públicos.

Pero lo más importante es que cara al medio plazo , resulta fundamental acometer reformas y ajustes para evitar que un cambio a peor más o menos intenso de los factores externos que no controlamos nos acabe «tumbando» . A título de ejemplo, tres actuaciones necesarias absolutamente evidentes son: reformar de una vez las administraciones públicas , para eliminar el déficit primario y dejar de acumular deuda; bajar la temporalidad implantando el contrato único, para reforzar la formación de los trabajadores, clave para el crecimiento; y no racanear en la inversión en educación e I+D , que es nuestra mejor garantía de medio y largo plazo.

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