Ponga un «Ciudadano» en su vida... empresarial, «por si aca», y... en esas están
Tras las elecciones catalanas, a Albert Rivera le salen amigos por todas partes. Los últimos, los grandes empresarios del Ibex 35. Le ven como hombre clave en el Gobierno que salga de las urnas del 20 de diciembre. En juego, el devenir de sus negocios
Y llegó el temido «día después». El 28-S. Tras él, la certeza de que algo está cambiando en la vida política española. Y en el ánimo de sus votantes, también. Tras él, más «días después» en los que no se ha logrado aún formar Gobierno en Cataluña. Bueno, pero eso es otro cantar... Ahora bien, con los resultados de las elecciones catalanas sobre la mesa, todo ser viviente se aventura a sacar su particular conclusión. Aunque muchos coinciden en lo esencial. Bien es verdad que lo que ocurra en Cataluña no ha sido nunca extrapolable a lo que pueda suceder en el resto de España, pero... el «por si aca...» ahí está, que nunca se sabe con certeza qué es lo que puede pasar o, mejor, cambiar. Y de eso, del «por si aca...» digo, los empresarios españoles saben mucho.
En una primera lectura, con el recuento de los votos «calentito», la impresión es la obvia: unos suben y otros bajan. Pero... unos más que otros. Lo que no deja de ser «lo normal»... si no fuera porque el que más sube ha dejado «ojiplático» a más de uno... ¿Resultados inesperados? Pues... muchos, desde luego, confiaban en que la burbuja de algún que otro partido «naranjito» se había desinflado. Y es que el «grandísimo» éxito en los comicios catalanes de la agrupación política liderada por Albert Rivera ha dado mucho que pensar en otras filas, sobre todo por el «superatractivo» que su figura pueda tener en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre. Y, aunque algunos de ellos coinciden con la tesis defendida de no trasladar a las generales este triunfo en Cataluña, reconocen que el horizonte electoral abierto tras el 27-S es «preocupante»... y «aprovechable» si acaso...
La percepción entre la familia política española es que ha vencido un partido al que minusvaloraban por su falta de experiencia y por su escasa estructura nacional. Pero, sobre todo, ha sorprendio en las huestes populares. De hecho, las encuestas que manejaban en las organizaciones regionales y provinciales del partido en el Gobierno apuntaban a un desgaste de Ciudadanos tras las elecciones autonómicas y municipales por su «heterodoxa» política de pactos. Ahora, la sensación es otra bien distinta: con sus 25 escaños en Cataluña su futuro «cobra impulso». Curioso cambio de percepción que también recogen los miembros de otras familias españolas. En este caso, la familia empresarial.
Y aquí viene el «por si aca» del que hablaba... porque anda algo «revuelto» el empresariado español, algo «confundido» (o no) con tanto «colorín» diverso y diferenciado en el nuevo panorama político que vive hoy nuestro país. Los «azules», los «rojos», los «naranjas», los «morados»... y sus variopintas combinaciones futuras en forma de pactos.
Hace meses ya, en vísperas de elecciones autonómicas, en diversos foros, llevados con bastante discreción, pero en los que coinciden los principales directivos del Ibex 35, se transmitía la sensación de una enorme preocupación por el fin del bipartidismo en España. El avance de Podemos y de Ciudadanos parecía entonces que podría suponer una seria amenaza para la estabilidad del país, y su influencia en el devenir inversor y/o empresarial. Además, llegar a posibles pactos políticos sólidos durante la próxima legislatura, tampoco parecía ser muy factible. Pero, hoy por hoy, y visto lo visto, pactos tras las generales, habrá. Eso sí, entre quiénes, será otro cantar. La inestabilidad que perciben nuestros grandes empresarios dependiendo de lo que ocurra tras las generales, dicen, repercutiría en sus negocios. Por tanto, en sus cuentas de resultados. Necesitan un interlocutor con las cosas claras, con espíritu de apoyo al gran empresario –no sólo a la pyme que ellos también tienen su corazoncito–, y a su decisivo papel en la economía del país. Ahora, no ven claro vencedor al actual Ejecutivo de Mariano Rajoy, y mucho menos, tras las elecciones catalanas, por el firme ascenso de Ciudadanos, que podría decantar el «color» del nuevo Gobierno que salga de las urnas en diciembre. Y van más allá, porque son de los que opinan que, si bien el partido «naranjito» no se califica a sí mismo ni de centro-izquierda ni de centro-derecha, la impresión es que «comulgan» mejor con la primera opción, lo que les llevaría a hacer buenas migas con los socialistas de Pedro Sánchez. Así, y por qué no, tal y como han hecho una y otra vez con el actual presidente, han contactado, cada cual a su manera, con el líder de Ciudadanos. Coinciden en los temas tratados, muchos y diversos:la situación actual por la que pasa la empresa española –sobre todo, cómo debería ser un modelo de colaboración entre las grandes empresas y las pymes para alcanzar mayores niveles de competitividad internacional–, posible colaboración de modelos público-privados –, así como la liquidez autonómica, la deficiencia en la competitividad de las pymes, el actual sistema de formación y educación, el paro y la economía sumergida. ¡Ahí es nada! Asuntos de Estado puros y duros.
Las palabras del líder de Ciudadanos, de momento, les convence. No en vano, su discurso es, por encima de todo, inteligente: «La gran empresa española está a niveles de competitividad y de productividad de las grandes empresas del mundo... no hay que criminalizar a las grandes empresas porque son las que pagan muchas camas de hospitales, carreteras y escuelas»... Así, claro, yo también pondría un «Ciudadano» en mi vida.