El FMI alerta de una «recuperación más débil» por el parón de los emergentes
El organismo mantiene a España a la cabeza de las economías desarrolladas en 2015 y en segundo lugar, tras Estados Unidos, en 2016
Seis años después de que el mundo consiguiera salir de la recesión más profunda en mucho tiempo, la vuelta a la creación de riqueza de forma generalizada sigue rodeada de incertidumbres. Así lo expresa el Fondo Monetario Internacional (FMI) en sus últimas previsiones económicas, en las que alerta de que aunque las economías avanzadas siguen manteniendo el pulso a corto plazo, los países emergentes y en desarrollo (que cada vez suponen una parte más importante de producto mundial) reducirán su crecimiento en 2015 por quinto año consecutivo .
España logra revalidar su puesto a frente de las economías desarrolladas con un crecimiento previsto para este año del 3,1% y del 2,5% para 2016 . Sin embargo, el organismo que preside Christine Lagarde recorta una décima, hasta el 2%, el crecimiento estimado para el conjunto de estas economías en 2015. Corrección que aumenta a dos décimas en 2016, hasta el 2,2%. Precisamente en 2016 el FMI prevé que Estados Unidos tome el relevo de España como locomotora del bloque de economías emergentes, con un crecimiento estimado del 2,8%. Alemania, por su parte, sufre un recorte de las previsiones de una décima en ambos ejercicios, hasta el 1,5% este año y el 1,6% el anterior.
Así, el Fondo vaticina que el crecimiento mundial será del 3,1% este año y del 3,6% en 2016, dos décimas menos de lo previsto en sus últimas estimaciones y tres décimas menos que en 2014. Este mismo recorte es el previsto por el FMI para las economías emergentes, que es especialmente duro en el caso de Brasil, con una revisión de las expectativas de un punto y medio para este año y un 1,7 para 2016. La recesión brasileña se agudizaría en 2015 con una caída del 3% y se alargaría hasta el año que viene con una caída del 1%.
El Fondo Monetario explica que el actual entorno está «marcado por el retroceso del precio de las materias primas, la menor afluencia de capitales en los mercados emergentes y las presiones que soportan sus monedas. Además, la creciente volatilidad de los mercados financieros han agudizado los riegos a la baja para las perspectivas, especialmente en los mercados emergentes». El organismo asegura que, aunque las perspectivas varían en función de cada país, «en términos generales las perspectivas de crecimiento de los emergentes se están ensombreciendo ». Entre las causas se encuentran el debilitamiento de los países exportadores de petróleo, al desaceleración de China y la caída de la inversión extranjera. Además de las consecuencias negativas para esta región de una subida de tipos por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos , «cuya recuperación se encuentra en una etapa más avanzada».
Aunque China es uno de focos de incertidumbre, el FMI no corrige las previsiones de para esta economía (6,8% en 2015 y 6,3% en 2016), aunque sí reconoce que las repercusiones transfronterizas de esta desaceleración «son mayores de lo previsto» . «Las autoridades chinas se enfrentan a una disyuntiva espinosa dados los objetivos de pasar de un crecimiento alimentado en mayor medida por el consumo sin enfriar demasiado la actividad y, al mismo tiempo, mitigar las vulnerabilidades financieras y ejecutar las reformas necesarias», asegura el Fondo.
La evolución del precio del petróleo es también analizado por el organismo, por su condición de arma de doble filo. «El abaratamiento del precio del petróleo y de otras materias primas podría suministrar cierto impulso a la demanda de los importadores, pero complica las perspectivas de los exportadores». Así, el FMI destaca la vulnerabilidad de los emergentes a nuevas caídas de los precios de las materias primas y a una apreciación del dólar estadounidense, «que podría complicar los balances empresariales en algunos países».
En cuanto a las economías avanzadas, el Fondo alerta del «carácter persistentemente atenuado de su recuperación», del « escaso aumento de la productividad desde la crisis» y los legados que esta dejó en algunos países, como «la elevada deuda pública y privada, la debilidad del sector financiero o la escasa inversión». Así, considera que «el principal riesgo a medio plazo para las economías avanzadas es una nieva disminución de un crecimiento, de por sí bajo, hasta rozar el estancamiento, sobre todo si la demanda mundial sigue trastabillando». «En este contexto, podría echar raíz una inflación persistentemente inferior a la meta », alerta el informe.
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