MOLOKO LUXURY
La historia del emprendedor que se atrevió con el mercado de yates de lujo en Ibiza
Con tan solo 27 años, Raúl Yáñez se ha convertido en el mayor «broker» náutico de la isla
Buenas ideas. Y hambre. Es todo lo que ha necesitado en los últimos diez años Raúl Yáñez para alcanzar el éxito empresarial. Ha relanzado varias empresas , ha conseguido fundar su propia compañía y ha obtenido grandes beneficios únicamente desempeñando su hobby favorito. Y todo ello sin alcanzar todavía los treinta años de edad.
Su historia laboral comenzó cuando todavía estaba estudiando en la universidad. Le esperaba, según él, « un camino demasiado largo » hasta conseguir la independencia económica, por lo que decidió aparcar sus estudios y comenzó a trabajar como becario en la sección de marketing del Grupo Mercantis. «Nunca he sido buen estudiante y estaba aprobando todo, algo fallaba», asegura.
Tras finalizar sus prácticas consiguió quedarse en la empresa y fue ascendido. Cuando entró en Mercantis, la compañía facturaba aproximadamente 300.000 euros al mes, a su salida, cuatro años después, la facturación superaba el millón de euros mensual. «Construimos el departamento de SEO (posicionamiento online) más grande del momento y tenía una repercusión tremenda en las ventas», afirma el emprendedor. Y pese a todo ello, decidió cambiar de trabajo . ¿La explicación? simplemente quería moverse y le hicieron «una buena oferta en otro lugar».
Yáñez cambió Mercantis por Red Trabajar, un portal de empleo donde desempeñaba funciones de marketing online. Los resultados fueron igualmente buenos. La compañía se convirtió en una referencia en el sector del empleo online, pero Raúl Yáñez volvió a dejarlo todo. Se estableció por su cuenta y, esta vez sí, fundó su propia empresa de posicionamiento virtual, Comunicare.
Quizás no fuera ni el momento ni el lugar. La crisis todavía golpeaba con dureza a las «start-up» españolas y los padres de Raúl Yáñez le instaron a que esperara un tiempo. Pero él decidió seguir su instinto y puso en marcha su propia compañía. «Desarrollamos una técnica basada en la comunicación y conseguimos unos resultados muy buenos. Nos pasamos tres años así, contratando gente muy buena y con mucho valor. La empresa funcionaba sola», afirma.
Los yates de Ibiza
Hace escasamente un año, el protagonista de esta historia tuvo un nuevo golpe de efecto. Tras unas duras negociaciones, que se prolongaron varios meses, una compañía compró Comunicare bajo la única condición de que Raúl Yáñez continuara trabajando con ellos un año y medio más. Con el dinero que obtuvo, el joven madrileño decidió volver a emprender, esta vez mediante un servicio dedicado al alquiler de yates de lujo en Ibiza...y algo más.
Y es que Moloko Luxury , el nombre del proyecto, es la única empresa de la isla que ofrece servicios de «delivery» (entregas). «Un cliente nos pide que llevemos a su yate un bote de crema, una hamburguesa, un arroz con bogavante y una game boy en y nos da las coordenadas . En media hora se lo llevamos todo», explica Raúl Yáñez.
Tras todo lo vivido, Yáñez, que actualmente da clases en tres universidades y aún no ha alcanzado la treintena, continúa exigiéndose el máximo esfuerzo en sus negocios: «I ntento pararme a pensar qué decisiones me han llevado al éxito y cuáles me han generado pequeños fracasos».
España y Silicon Valley
Además, el fundador de Comunicare ofrece un consejo a los emprendedores nacionales: no acomodarse . «En España se vive bien y eso nos lleva a acomodarnos, tenemos que cambiar la mentalidad », afirma Yáñez
No solo la mentalidad es distinta a la hora de comparar entornos como Sillicon Valley o Londres con España, sino también la propia actitud empresarial. « Aquí preguntas a una empresa si quieren ganar dinero y su respuesta de primeras es siempre 'no'. Eso no pasa en otros lugares, donde por lo menos te escuchan», cuenta Yáñez.
Después de diez años de emprendimiento y de conseguir establecerse por su cuenta varias ocasiones, este emprendedor no descarta volver a empezar de cero. Para él, lo que hace «no es un trabajo, sino más bien un hobby, una pasión . No tengo nada que perder», concluye.
