La gran banca y uno más...Entonces, ¿con ocho basta?
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Es una melodía que ya sonó en épocas pasadas, y ahora vuelve a escucharse. Otra cosa es que tenga sentido o pueda ser un hecho real. Me viene a la cabeza lo que ocurrió con los famosos SIP - Sistema Institucional de Protección - que dieron lugar a las llamadas «fusiones frías» entre las antiguas cajas de ahorros. Unas uniones -casi se podría decir que «forzosas», por el empeño de muchos en sacarlas adelante sí o sí- que consistían en que varias cajas pudieran compartir un SIP para crear un «ente instrumental» que gestionase servicios comunes. En el sector se decía que nacía con dos objetivos claros: abrir nuevas oportunidades a la economía española y reforzar la solvencia, liquidez y eficiencia de estas entidades. Bankia fue -es, de hecho- producto de uno de esos «entes», en su caso, a siete bandas (Caja Madrid, Bancaja, Caja de Ávila, Caja Insular de Canarias, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja, que formalizaron un SIP en junio de 2010). Entonces, había convencimiento entre los presidentes de estas entidades de ahorro de que el «experimento» aumentaría el liderazgo de cada caja en sus respectivas circunscripciones, manteniendo su personalidad jurídica, actividad comercial, marca corporativa en sus territorios, así como sus órganos de gobierno y obra social .
Pero la razón de fondo más bien iba por otros derroteros porque, al fin y al cabo, se trataba de un mecanismo que les serviría a cada financiero como «parapeto» para no ceder su «liderazgo», ni su asiento presidencial. Excusa que, en estos últimos años -en la actualidad, créanme, también hay algo de esto aunque algunos se obcequen en decir lo contrario- sea la verdadera razón que evita más fusiones. Y de absorciones, ni hablamos. Pero tendrán que darse de nuevo. Los «flirteos» van y vienen y, algunos -lo verán-, acaban en boda. Aunque no tengan sentido. Recuerden la fusión de Banco Bilbao y Banco Vizcaya , dos bancos que coincidían en el territorio, que no podían ser más iguales, estar más próximos, coincidir en clientes, eficiencia... En fin, y funcionó, hasta hoy, ya como BBVA...
Y en esas estamos. Primero, llamadas y reuniones entre bancos, digamos, regionales. Pero también, regionales con la gran banca, donde los presidentes siguen ojo avizor (a Santander se le escapó Catalunya Banc y, Novagalicia, hoy Abanca; y podría bien estar mirando de nuevo hacia Galicia, tanto como Caixabank, o ésta hacia el sur, donde BMN buscaría quizás un compañero de viaje que le acoja tanto como Liberbank, por el norte). Hay que seguir rentabilizando el negocio español, no sólo mirar fuera. Que también. Y buscar la eficiencia. Por ello algunos piensan que entre bancos regionales no cuajaría la cosa. Los tamaños son muy iguales. Las «problemáticas» de cada cual, también. Pero los SIP, recuerden, al final, funcionaron (Bankia, hoy). Los consejos para hacerlo llegan desde varios frentes -desde Economía, Bruselas, Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo, Banco de España...-, por lo que tendrán que ceder. Además, algunas de las ecuaciones de canje entre las antiguas cajas de ahorros favorecerían cumplir con una de las grandes exigencias del BCE: que las fundaciones bancarias reduzcan su peso por debajo del 50% del capital de los bancos y que, por ende, dejen de tener la mayoría en el consejo de administración.
Hoy, el mapa bancario español está liderado por seis grandes entidades (por activos, Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Popular), que acoge a otras seis entidades de tamaño medio (Unicaja, BMN, Ibercaja, Abanca, Kutxabank y Liberbank), junto con dos más de nicho (Bankinter y Banca March) y, por último, las cajas rurales. Y, si bien es verdad que se ha reducido durante la crisis de 55 a unos 15 grupos bancarios de hoy, desde el Gobierno se ha deslizado la conveniencia de dejar el sistema en ¿ocho? más las cajas rurales y alguna entidad más de nicho.
¡Fíjense si hay opciones para la quiniela! Tampoco es nueva la propuesta de una concentración a seis de los bancos regionales alrededor de una gran entidad -¿Bankia?-. Mientras, el BCE parece que, por un lado, aconseja salir a Bolsa a las que queden por hacerlo y, por otro, a alguna que otra le dice que mejor no, que busque compañero de viaje. BMN estuvo más que sopesando la idea de asociarse con Bankia. Y al presidente de la nacionalizada, José Ignacio Goirigolzarri, lo le hubiera parecido mal del todo. La entidad murciana tiene un buen ratio de eficiencia. El mejor entre las medianas. Pero hay que acabar primero con el plan de reestructuración. Así se lo dijeron en Bruselas a BMN. Justo antes del verano pasado. Pero tendría que ajustar más. Plantilla y oficinas. Y, al final, es lo que pasará con la mayoría. El accionista será quien decida, un valor más líquido, con retorno de dividendos y rentable. Es la clave. Eficiencia se llama.