Cómo resolver el «sudoku» del recibo de la luz
Las nuevas facturas, más detalladas, siguen sin aclarar todas las dudas de los clientes
Más de la mitad de los consumidores afirman que las facturas de la luz «no se entienden», según refleja una encuesta realizada recientemente por la propia patronal de las eléctricas Unesa. Asimismo, tres de cada cuatro encuestados admiten que dedican menos de cinco minutos a leer esas facturas. Estos resultados confirman un hecho que se repite a lo largo de los tiempos: casi nadie entiende los recibos de la luz, sobre todo porque son unos documentos muy complejos que no invitan ni a su lectura ni a hacer un esfuerzo por entenderlos.
El Ministerio de Industria, Energía y Turismo hizo un último intento hace ahora un año con las facturas de los consumidores acogidos al PVPC (precio voluntario del pequeño consumidor) o antigua tarifa oficial y los resultados son los que ofrece la encuesta mencionada. «Le enseñé el nuevo modelo de factura a mi madre y dijo que la entendía», comentó un alto cargo de Industria pocos días antes de que entrara en vigor para justificar el trabajo realizado. Antes que nada hay que subrayar que las facturas de la luz, tanto su diseño -incluso los colores- como su contenido, están reguladas por ley y son iguales para cualquier compañía.
El actual formato está más detallado que el que existía hasta hace un año, aunque no por ello es más sencillo de entender a pesar del esfuerzo loable realizado por el Ministerio de Industria.
La factura de la electricidad para los consumidores con pvpc tiene cuatro partes:
La primera, se refiere a la potencia. Es la parte fija del recibo, cuyo importe hay que pagarlo aunque no se encienda la luz. Consta de un peaje de acceso y del margen de comercialización.El peaje es una tarifa que fija el Ministerio de Industria por el uso de las redes de distribución. Es la misma para toda la península y se multiplica por los días facturados (normalmente un mes) y por la potencia contratada (3,3 kWh, 4,4 kWh, 5, 5 kWh, etc…). El otro concepto es el margen que también fija Industria para las comercializadoras, que son las compañías eléctricas que suministran la luz al cliente. También se multiplica su tarifa por los días facturados y la potencia contratada.
La segunda parte dela factura es la energía consumida, que es variable, según la electricidad gastada. Consta de otro peaje de acceso, que determina Industria, y el coste propiamente dicho de la energía, es decir, se multiplican los kilovatios consumidos por el precio de cada kWh.
Hay que subrayar que una de las reformas que introdujo el ministro de Industria, José Manuel Soria, fue subir los peajes de la potencia y bajar los de la energía consumida. Esto encarece las facturas de los pisos vacíos y segundas residencias y abarata los recibos de los consumos habituales.
Impuestos y contadores
La tercera parte de la factura son los impuestos. En plural, porque son dos. El primero, denominado «impuesto especial sobre la electricidad», fue creado, igual que el déficit de tarifa, por el primer Gobierno de Aznar y entró en vigor el 1 de enero de 1998. Su tipo es el 4,864% de la base imponible. Se aplica multiplicando 0,04864 por la suma de los importes de la potencia y de la energía consumida y se multiplica también por 1,05113. El segundo impuesto es el IVA, del 21%, que se aplica al final de la factura.
La cuarta parte del recibo es el alquiler de los equipos de medida, es decir, de los contadores. Sean los antiguos o los electrónicos, tienen un precio de alquiler diario, que se multiplica por los días facturados.
Al final, aproximadamente el 52% del importe del recibo son costes regulados, el 22% impuestos y el 26% costes de producción y margen de comercialización.
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