tribuna

Aún queda una difícil travesía bancaria en España

El economista y asesor financiero Carmelo Tajadura sostiene que «con la consolidación de la unión bancaria vendrán las operaciones transfronterizas»

Aún queda una difícil travesía bancaria en España Juan Manuel Serrano Arce

carmelo tajadura

En los últimos días del mes de abril hemos asistido a la presentación de resultados del primer trimestre de las principales entidades financieras españolas. En general, los beneficios han crecido de manera relativamente intensa y, también para el año 2015 entero, el consenso de analistas pronostica un avance muy fuerte que, para las siete principales entidades cotizadas, sería del orden del 40%. ¿Significa esto que la crisis bancaria se ha acabado ya? Mi respuesta es que la manifestación más extrema de la misma en forma de entidades en peligro de quiebra inmediata sí ha quedado atrás (nuestro buen dinero nos ha costado); pero para que los bancos puedan disfrutar de un negocio relativamente sólido y rentable queda aún tiempo.

Para empezar conviene relativizar los datos publicados, porque altos crecimientos de resultados sobre cifras capitidisminuidas siguen siendo beneficios relativamente poco elevados y muy alejados de los niveles pre-crisis. Además, han influido factores como las plusvalías en venta de activos o deuda pública y la reducción de provisiones de manera que, en realidad, la generación de ingresos bancarios recurrentes, es decir el margen de intereses más las comisiones, solo ha crecido sobre el año anterior en esas siete entidades un 6%; y ello sobre una base reducida.

No puede ser de otra forma porque la estructura de balance de nuestros bancos es poco rentable. Así, el negocio bancario con la clientela está bajo mínimos y el stock del crédito a residentes seguirá mostrando retrocesos durante los próximos meses porque las nuevas operaciones –crecientes aunque no muy pujantes– son inferiores a las amortizaciones (aunque es curioso que haya un banquero que dice que se están asumiendo ya riesgos indebidos…). Bastantes entidades siguen aumentando su saldo de deuda pública, pero aquí hay dos problemas: por un lado, los bajos tipos actuales hacen que el margen que se pueda obtener si los títulos se mantienen en balance sea ya mínimo; por otro, ha aumentado el riesgo de que las correcciones de precio «pillen» a alguna entidad, como ya ha debido ocurrir con las reciente subidas a las compras recientes.

Por otra parte, sigue habiendo demasiados activos improductivos y la tasa de mora aún está en el 12,5% aunque se haya reducido mínimamente. Y a las entidades se les exige tener mucho capital, al haberse producido tras la crisis uno de esos movimientos pendulares que exacerban ahora la regulación y los ratios de capital, lo que limita aún más la rentabilidad posible. Así, el beneficio sobre fondos propios de esas siete entidades en este primer trimestre ni siquiera ha llegado al 7%, lo mismo que si lo medimos sobre el Valor de Mercado (inverso del PER, Bº/Cotización), situándose probablemente por debajo del coste de capital actual, lo que significa que el beneficio económico sería negativo como promedio.

Todo ello en un contexto de tipos de interés que pueden seguir muy bajos durante un periodo prolongado que se medirá en años. Con ello, el margen de intereses de las entidades ni siquiera llega como promedio a un punto porcentual. Así es difícil ganar lo suficiente. Si añadimos que el dinamismo del negocio va a ser menor que antaño, porque el potencial de crecimiento económico de España se ha reducido y por la necesidad de desapalancarse de la mayoría de agentes económicos, podemos concluir que los ingresos de las entidades financieras serán escasos durante años. Por el lado de los costes operativos, ya se ha llevado a cabo una intensa reducción del número de oficinas (se han reducido 14.000 en seis años, casi la tercera parte) y de empleados y, aunque continúe, se necesitan nuevas inversiones, sobre todo en tecnología. Por último,las provisiones han caído mucho desde el máximo de 2012, con descenso a la cuarta parte en 2013 y un 40% adicional en 2014.

Tenemos actualmente catorce entidades de tamaño relevante en el sistema financiero español, que son las supervisadas por el BCE . Se me antoja difícil pensar que, con las malas condiciones reinantes para el negocio bancario en nuestro país, no se reduzcan a menos de diez en unos tres años. Especialmente las ocho más pequeñas, con activos totales entre 34.000 y 68.000 millones, e incluso la quinta y sexta que tienen unos 160.000 millones, podrían ser objeto de integraciones. Y a más largo plazo, quizás a partir de 5 años, la consolidación de la unión bancaria europea también podría impulsar operaciones transfonterizas, con un papel activo para algunas de nuestras entidades y pasivo para otras.

Aún queda una difícil travesía bancaria en España

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación