tribuna

Lo que la verdad esconde... tras la despedida de Ángel Cano

Su perfil, piensa el presidente, Francisco González (FG), no era el idóneo para liderar el futuro digital y global de la entidad financiera, estrategia ahora prioridad absoluta del nuevo ¿consejero delegado?

Lo que la verdad esconde... tras la despedida de Ángel Cano abc

maría jesús pérez

Se dice, se cuenta, se rumorea que era una decisión tomada desde hacía mucho más tiempo de lo que el propio afectado pudiera haberse imaginado. Que, incluso, en su entorno, más de uno y de dos sí se lo había olido hacía algo más de un año. Y que alguna «indirecta» le había llegado antes de que la noticia se la comunicaran oficialmente. Saber, lo sabía, pues, desde marzo. De hecho, Ángel Cano, en otros tiempos el «elegido» para ser encumbrado a los altares de la cúpula de BBVA, que de «tonto», precisamente, y por supuesto, no tiene ni un pelo, aterrizaba en la presentación de los últimos resultados del banco, los del primer trimestre de 2015, hace apenas una semana, con la bomba informativa en torno a su persona sobre sus hombros. Y siete días después, ¡¿sorpresa?!

Tras dicha presentación, el ambiente entre directivos de BBVA y prensa estaba enrarecido. «Flotaba» en el aire algo más que las buenas cifras que el propio Cano había explicado de forma pormenorizada. Los que le conocen saben que el ya exconsejero delegado de la entidad es uno de los pocos financieros cercano y accesible -bueno, esto último menos desde que el también «saliente» de su cargo, Ignacio Moliner, estuviera al frente de la dirección de comunicación y marca-, que charla animadamente con los periodistas (doy fe) tras las presentaciones. Y, en esta ocasión, casi casi que «salió zumbando». Esa actitud en él no era lógica.

El caso es que, a sabiendas o no, se ha quedado fuera.Otro prejubilado de oro más en el sector de las finanzas. Con casi 54 años de edad. Su perfil, piensa el presidente, Francisco González (FG), no era el idóneo para liderar el futuro digital y global de la entidad financiera , estrategia ahora prioridad absoluta del nuevo ¿consejero delegado? No en vano, Cano venía de ser el director del departamento de Recursos Humanos del grupo, y no tenía nada que ver con el área tecnológica (digital, perdón). Si bien, recuerden, tampoco tenía el perfil el anterior consejero delegado, a quien, precisamente, él sustituyó: José Ignacio Goirigolzarri, «Goiri», en septiembre de 2009. ¿La explicación? González busca otra forma de «hacer» banca. O, más bien, de «ser» banca (luego retomo este asunto...).

Sin bicefalias

Cano no lo debió ver venir hace un año, mientras algunos lo intuyeron en cuanto FG decidió dar el paso al frente definitivo en el camino. Un camino que comenzó, ¡qué casualidad!, hace poco más de un año, cuando el sucesor en el cargo de consejero delegado fuera nombrado responsable del área de global de Banca Digital de BBVA: Carlos Torres Vila, sin experiencia «per se» financiera, y miembro del comité de dirección del banco desde 2008, cuando se incorporó al grupo como responsable de Estrategia y Desarrollo Corporativo. Desde entonces, algunos en el mundillo financiero empezaron a pensar que Torres estaba en la posición perfecta y tenía el perfil exacto -para su presidente- para subir como la espuma hasta el número dos... Un número dos que, tal cual entendemos en España ser consejero delegado, no se puede decir que lo vaya a ser.

Y me explico. No habrá bicefalias en las alturas de BBVA, por ahora. Con Torres, desde luego, no. Cuando González pase el testigo (¿en cuatro años?), veremos. En el nuevo organigrama, en virtud de ese fin «global» y/o «universal» que la entidad anunció, FG es presidente y consejero delegado («chairman & CEO» según el comunicado oficial, acrónimo este último correspondiente a las siglas de chief executive officer).

Por tanto, será el presidente «in person» quien liderará el nuevo proyecto, con plenos poderes ejecutivos. El máximo responsable de la gestión y dirección administrativa en la entidad, un modelo que, según el nuevo código de buen gobierno administrativo de la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, no es precisamente el recomendado, por aquello de la separación clara de poderes. Lejos, además, del modelo anglosajón, muy presente en las grandes compañías norteamericanas (el famoso «hands off», la mentalidad del «manos fuera» del presidente sobre la gestión en favor de su segundo) o en las británicas (que dejan hacer, pero no dejan pasar si el segundo de a bordo se equivoca).

En el nuevo BBVA, el segundo reportará al «chairman». Por tanto, no será un consejero delegado al uso. Torres aparece como nuevo «president & COO», tal cual, que, en castellano, es, en realidad, director de operaciones, traducción de chief operating officer. Responsable, por tanto, de las operaciones diarias del banco, que, acelerará «globalmente» y en todas las geografías, este proceso de transformación digital, que,por cierto, ya dirigía desde su anterior cargo (entonces, ¿hay ascenso?).

Y de aquí hacia abajo en el organigrama, todo un «totum revolutum» de siglas y cargos anglosajones, entre las que cogen cuerpo las funciones más volcadas en la digitalización de la actividad bancaria, una auténtica, digamos, «obsesión» del presidente. Clave será Donna DeAngelis, con una amplísima experiencia en transformación de grandes organizaciones y de gestión en empresas puramente digitales, ya al frente del área Talent & Culture (¿habrá renovación en empleos base buscando nuevo talento digital? El tiempo dirá). En definitiva, un nuevo banco inmerso en el mundo de las «start up», en el que tendrá también una función crucial José Manuel González-Páramo, quédense con la copla...

El futuro de BBVA

Así, haciendo un ejercicio de visión futurible -que bien podría ser, o no, «la verdad que esconde la reestructuración»-, se antoja posible, siguiendo las reflexiones del propio FG, que BBVA se asemeje, más pronto que tarde, a los Google, Amazon, Facebook... Y es que todo apunta, según esta visión no generalizada aún, a que los bancos pierdan paulatinamente el monopolio de su negocio. Cada entidad deberá ser capaz de ofrecer los servicios de información (bancarios o de otro tipo) que la gente necesite a su medida. Entonces, ¿habrá fusiones o absorciones entre entidades, a priori, de diferentes sectores? ¿Podría BBVA comprar Google? ¿Google a BBVA? ¿Éste a Amazon?... Todo es un «suponer». Mientras tanto, la banca respetará la esencia de su aún actual negocio: captar ahorro de la sociedad y devolverlo como crédito con un margen aceptable. Por «recomendación».

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