La regulación y las condiciones de negocio conducen a las aseguradoras a fusiones
En España operan a día de hoy 260 compañías, pero los 20 grupos más grandes copan el 80% del negocio
![La regulación y las condiciones de negocio conducen a las aseguradoras a fusiones](https://s2.abcstatics.com/Media/201504/28/edificio-caser-seguros-abc--644x362.jpg)
Hace años que se vaticina que el sector asegurador español se dirige irremediablemente hacia un proceso de concentración que nunca acaba de producirse. La buena evolución del negocio y la holgada solvencia de las compañías lo han desincentivado. Ahora bien, y según todas las compañías y los expertos consultados, los complejos requisitos de gestión que impone la nueva normativa europea para la industria —Solvencia II— y las condiciones de mercado —bajos tipos de interés— van a desencadenar, esta vez sí, un baile de fusiones y absorciones.
«Es algo que se anuncia de cuando en cuando, y si bien el sector en España no muestra tendencias expansivas en el número de entidades, tampoco sus contracciones pueden considerarse significativas», explica la presidenta de la patronal aseguradora (Unespa), Pilar González de Frutos, que justifica esa falta de integraciones por el menor desarrollo del mercado en comparación con otros países.
Mientras el mapa bancario nacional se ha reducido de 55 a 15 entidades en apenas cinco años , en España aún hay 260 compañías dedicadas a la actividad aseguradora, solo un 16% menos que hace una década (312), según datos de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP). Los 20 primeros grupos del ranking concentran el 80% del negocio, y sólo los 10 más grandes acumulan el 61,1% de las primas, según cifras de ICEA, lo que evidencia la enorme atomización del mercado, en el que incluso siguen operando pequeñísimas empresas familiares que ya no crecen en ventas.
Hasta la fecha, los únicos movimientos corporativos han sido consecuencia del devenir del sector bancario, y en concreto de los procesos de integración y desaparición de las cajas de ahorros, que obligaron a reordenar los acuerdos de bancaseguros entre esas entidades y las aseguradoras. Además, la normativa de solvencia de la banca —Basilea III—, que penaliza las participaciones de los bancos en el capital de las compañías de seguros, dio lugar a operaciones como la alianza entre Mutua Madrileña y Caixabank en Segurcaixa Adeslas . El canal bancaseguros, de hecho, aún puede dar lugar a más movimientos en los próximos meses (leer despiece al final del artículo).
Palancas para la consolidación
«Sigue siendo un sector muy fragmentado», resume el socio director de transacciones y reestructuraciones de Deloitte, Enrique Gutiérrez. Hay grupos interesados en comprar, pero pocos o ninguno en vender, pues las aseguradoras no tienen incentivos para fusionarse con otras. A diferencia de los bancos no han tenido problemas de solvencia, y el negocio, por la caída de la siniestralidad durante los años de crisis, ha seguido siendo muy rentable.
Esa situación tiene visos de cambiar. Después de muchos años elaborándose, la regulación del sector conocida como Solvencia II entrará en vigor, sin más prórrogas, el próximo 1 de enero de 2016. Además de exigir niveles mínimos de capital, impone cambios profundos referidos a procesos, controles internos, gestión del riesgo y divulgación de la información, entre otros, muy exigentes en recursos, tanto de inversión como técnicos y humanos.
«Esto implica un esfuerzo que muchas compañías, sobre todo las más pequeñas, no lo van a poder afrontar», explica el profesor de IESE Business School Jorge Soley. «Fija pautas de gestión y requisitos que exigen una adaptación y puede que haya grupos que se planteen si pueden afrontarlos solos o deben ir hacia una estructura más amplia», explicaba en una reciente entrevista a ABC el consejero delegado de Mapfre Vida, Juan Fernández Palacios .
Sin embargo, algunos detalles no cerrados de la norma pueden entorpecer ese ansiado proceso de consolidación. En concreto, y como recuerda el director del área de gestión de riesgos financieros de KPMG España, Álvaro Urrutia, el Gobierno, en su transposición de la directiva europea, aún no ha definido el marco regulatorio que afectará a las compañías más pequeñas, las llamadas a concentrarse. «Hasta que estas empresas sepan a qué atenerse no se van a mover», avisa, y añade que los posibles movimientos de fusión se pospondrán al menos hasta 2016 y dependerán en buena medida de la presión de los supervisores.
«Fusiones frías» entre mutuas
Eso sí, el Gobierno ha allanado el camino para que las mutuas, entre las que hay muchas pequeñas y muy locales o regionales, puedan fusionarse. Para ello, y a través del recién aprobado proyecto de ley de Supervisión de Seguros , el Ejecutivo permite que estas empresas creen grupos mutuales en el que pongan en común su capacidad financiera, mediante una fórmula similar a los sistemas institucionales de protección (SIP) o «fusiones frías» que usaron las cajas para integrarse entre ellas sin perder su autonomía. En el sector se apunta a Pelayo y Fiatc, las más grandes tras Mutua Madrileña, como las que moverán ficha.
Aunque el sector está supercapitalizado, como han demostrado los recientes test de estrés a los que las autoridades europeas han sometido a la industria, y el mercado descarta problemas en este sentido tras la entrada en vigor de la nueva regulación, los requisitos variables de capital en función del riesgo asegurado que impone Solvencia II puede perjudicar a unas entidades más que a otras.
«La diversificación, tanto geográfica como en ramos, supone un menor consumo de capital, así que compañías muy focalizadas en un solo tipo de seguro o en un solo mercado pueden tener problemas», señalan a ABC desde una compañía, en la que apuntan a que habrá concentración de medianas y pequeñas empresas. Eso sí, y según otras fuentes, las aseguradoras presenten en muchos negocios y países pero sin especialización alguna, «que picoteen en mucho sitios pero no hagan nada a fondo», también pueden verse afectadas.
La rentabilidad, clave
Otra de las palancas de la concentración va a ser, como en el caso del sector bancario, la rentabilidad de las compañías, medida por el ratio combinado. Este indicador es igual a la suma de los siniestros pagados más los gastos divididos entre las primas. Cuando se sitúa por debajo del 100% supone que la aseguradora está ganando dinero; por encima de ese porcentaje, la compañía entra en pérdidas técnicas.
Tradicionalmente las compañías han mantenido un ratio del 100% —pagaban los siniestros con lo que cobraban por las pólizas— y obtenían su margen con otras operaciones financieras. Por si fuese poco, y en los últimos años, ante la reducción de los siniestros, las compañías han bajado drásticamente los precios para ganar cuota de mercado. Con la recuperación y la nueva política monetaria, esa situación ha dado un giro de 180 grados, y afecta sobre todo a las aseguradoras enfocadas en automóviles y coberturas del hogar.
El mayor uso del coche y el consecuente repunte de la siniestralidad, así como el incremento de las indemnizaciones decretado por el Gobierno , va a estrechar mucho los márgenes. Además, los bajos tipos de interés hacen que las transacciones financieras con que se compensaba el mencionado ratio reduzcan drásticamente su contribución a los resultados.
«La escasa rentabilidad de los actuales tipos unida a la aprobación del nuevo baremo y al previsible aumento de la siniestralidad pueden provocar que algunas compañías, especialmente las más pequeñas, se vean en dificultades. Todo ello hace factible que, en los próximos ejercicios, asistamos a movimientos de adquisición o de fusión de compañías», dice el director de gobierno corporativo de Línea Directa Aseguradora, Francisco Valencia.
«En el medio plazo deberíamos empezar a ver operaciones de concentración entre grupos de tamaño mediano y algunas entidades de capital familiar», augura Gutiérrez. Todos consideran que será un proceso natural. Y, sobre todo, menos ruidoso y traumático de lo que fue la reordenación del mapa bancario español.
Noticias relacionadas