Montoro dice que él no está «para dar cariño», sino «datos» sobre la recuperación
Asegura en una entrevista que al PP le votaron para sacar a España de la crisis, no por tener líderes con camisa «remangada» y «brazos poderosos»
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha subrayado hoy que él no está «para dar cariño» y que no le falta «empatía», sino «datos que digan que el país está creciendo». «Lo demás me sobra», ha dicho en declaraciones a Onda Cero. «Yo estoy para dar explicaciones de las otras, esto de la piel, el cariño y la empatía la dejo para otros», ha dicho Montoro, preguntado por el vídeo del PP en el que varios dirigentes admitían que, pese a que los esfuerzos han logrado la recuperación económica, al partido le ha faltado cercanía con los ciudadanos -«piel», en expresión del vicesecretario de Organización, Carlos Floriano-.
Así, se ha mostrado convencido de que serán los datos los que harán que los españoles «devuelvan la confianza al PP», porque España está «en camino de recuperación y de creación de empleo» y eso es de lo que se trataba cuando el PP ganó las elecciones. «Cuando dicen que al ministro le ha faltado cariño, yo no estoy para dar cariño, todo el mundo lo sabe», ha argumentado Montoro. Según su análisis, cuando se dice que le falta «empatía» o le falta algo «para ser un gran líder político» piensa que a él para eso le «falta todo», y que lo importante es tener datos que confirmen la recuperación.
De hecho ha recalcado que «sin esa empatía», en noviembre de 2011 el PP tuvo 10,8 millones de votos que lo que le pedían era que sacara a España de la crisis, «a este PP que no tiene mucha empatía, cuyos líderes no son como los de otros lugares que salen más en camisa y se la remangan para hablar porque tienen brazos poderosos y se les ve mejor».
A su juicio, España está demostrando, como en los noventa, ser «un gran país» y ha recalcado que ahora, a la vista de los datos, «es fácil» decir que España está creciendo, pero que cuando el PP llegó al Gobierno se encontró un «déficit oculto» y muchas «facturas en los cajones» y parecía que el país «se iba de las manos».
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