Abril-Martorell prepara la nueva Indra con gestores de su confianza
Los planes de futuro de la empresa tecnológica pasan por optimizar el negocio de las TIC y de la seguridad civil
Nada más llegar se puso manos a la obra. Y la confianza recibida por los accionistas mayoritarios –la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Corporación Financiera Alba (familia March), y Telefónica–, precisamente en el mismo momento de su nombramiento, ha sido clave. Según ha podido saber ABC, el actual presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell , ultima ya su nuevo equipo gestor. Con técnicos y expertos de su máxima confianza. Nueva estructura que abarcará desde su mano derecha hasta el menor puesto de relevancia directiva, pero de igual importancia para llevar a cabo sus planes. Un equipo destinado sobre todo a optimizar el negocio de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación).
Las mismas fuentes aseguran que el perfil eminentemente financiero de Abril-Martorell condiciona igualmente la nueva estructura de la compañía. Y es que el futuro de Indra –dicen– está en la dicotomía de volver a poner en valor tanto el negocio militar –por estar aún bajo ciertas directrices desde el Ministerio de Defensa, que tiene los derechos políticos derivados del paquete accionarial de SEPI– como lograr su integración en la órbita de Telefónica, para mantener y desarrollar su gran proyecto de empresa, líder del sector de las tecnologías de la información .
Ahora bien, todo desde la visión de un gestor que ha mostrado siempre mano firme a la hora de implantar estrategias con independencia. Fernando Abril-Martorell, exconsejero delegado de Telefónica, expresidente de Credit Suisse en España, «managing director» y tesorero de JP Morgan en España, y en su última etapa exconsejero delegado de Prisa –añaden las fuentes–, supone una mayor garantía de que la compañía de tecnología ha recibido toda la confianza de los accionistas de cara a un plan estratégico, dividido entre el mundo militar y el civil.
Su nombramiento, no sólo recibió el plácet del recién estrenado accionista –la Telefónica de César Alierta–, sino el beneplácito de los March, que con un 12% son la otra pata del núcleo duro.
Telefónica reconoció tan solo un día antes de la salida del anterior presidente, Javier Monzón , a finales de enero ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la adquisición de un 6,1% de la sociedad: un 3,16% en acciones y otro 3,01% en opciones, que serán ejecutadas a lo largo de este año. Una participación que bien pudiera crecer hasta el 10%, dado que la SEPI (controlada por el Estado y accionista mayoritario de la compañía con un 20,14%) quiere ir desprendiéndose de su posición, hasta dejarla inicialmente en el entorno del 10%.
En definitiva, una empresa que vive entre dos mundos: el militar y el civil, si bien, las fuentes apuntan que los planes de Abril-Martorell pasan por crecer en el campo de la seguridad civil, un negocio en el que encontraría más recorrido futuro. Y es que si algo salió bien en la antigua Indra, liderada durante 22 años por Javier Monzón, fue esa capacidad camaleónica de combinar un desarrollo de negocio dual que permitiera la utilización de las tecnologías originales de la industria de Defensa al servicio de los negocios civiles, en los que Indra se ha convertido en empresa puntera.
Hoy Indra es la primera empresa española en el sector de las tecnologías de la información, con un volumen de ingresos cercano a los 3.000 millones de euros, casi la mitad fuera de España, y unos 40.000 empleados en todo el mundo.
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