Arthur C. Brooks: «Obama es un presidente francés, sueña con la expansión del Estado»
ABC entrevista al principal ideólogo de los neoconservadores norteamericanos y presidente del American Enteprise Institute (AEI), el think tank más influyente para el Partido Republicano
Arthur C. Brooks (Washington, 1964) es contrario a la austeridad salvo «para burócratas, elites y ricos». Arthur C. Brooks dice que entiende a Podemos y denuncia que la crisis ha pasado factura sobre todo a las clases bajas. Arthur C. Brooks, sí, es el principal ideólogo de los neoconservadores norteamericanos y presidente del American Enteprise Institute (AEI), el think tank más influyente para el Partido Republicano. Casado con una barcelonesa y hablando un perfecto español, Brooks encarna una nueva corriente en la derecha norteamericana. «Durante años los republicanos hemos estado demasiado preocupados por el dinero. Lo que importan son las personas», explica en la Fundación Rafael del Pino de Madrid.
-¿Cómo ha influido su biografía a la hora de construir su ideología?
-He progresado contra los progresistas (risas). Crecí en Seattle, la capital de los «progres». Dejé la universidad a los 19 años y era músico. Toqué en EE.UU. y luego en la orquesta de la ciudad de Barcelona. Allí conocí a mi mujer. Con 28 años ambos nos mudamos a Florida. Mi mujer casi no hablaba inglés. No teníamos ni un duro y yo ganaba el salario mínimo, 5 dólares a la hora, dando clases de trompa. Al mes de llegar, mi esposa había recibido cuatro ofertas de trabajos mal pagados. Y ella me dijo asombrada:
-«Este es el mejor país del mundo para la gente que quiere trabajar».
-«¿Qué dices?» le respondí.
Estuvo tres años cobrando lo mínimo como asistenta de una profesora que enseñaba inglés a niños inmigrantes pobres. Pero aprendió el idioma. Nunca se quejó. Nunca le oí decir «este país me trata mal» o «el Gobierno debería subir el salario mínimo». Tenía una actitud de gratitud por tener trabajo en una tierra de oportunidades. Me replanteé mi visión. Dejé la trompa y empecé a estudiar economía e hice el doctorado. Me influyeron mucho lecturas como Milton Friedman o Irving Kristol. Todo tuvo que ver con mi propia experiencia inmigrando a mi propio país. Y el sentido común, el «seny», de mi mujer.
-Ahora hay un gran debate por la inmigración. ¿Qué modelo defiende?
-Soy muy pro inmigración. Es algo cultural de mi país.
-¿Cómo define a la nueva corriente de la derecha norteamericana?
-Es un movimiento más humanístico. El problema que hemos tenido entre los conservadores norteamericanos es que hemos sido muchas veces materialistas, demasiado centrados en impuestos, dinero, economía... Es un error, esto es secundario. Lo que importa es la gente más necesitada, tener un país que ofrece oportunidades a todos. Yo quiero que tú vengas a trabajar a mi país. No se atrae con impuestos, Estado y dinero. Se atrae con oportunidades.
-¿El modelo económico es la gran diferencia entre EE.UU. y Europa?
-Siempre la ha sido. También la actitud. ¿Dónde está el espíritu de Lewis y Clark -famosos exploradores norteamericanos-?. Somos un país de pioneros
-¿Está Europa perdiendo su Estado del Bienestar y EE.UU. ganándolo?
-Sí, en EE.UU. nos estamos europeizando. En cuanto a Europa, veo países como España o Grecia y creo que se están «venezuelizando» por el alza de partidos marxistas como Podemos. Ahora tenemos un presidente francés. Obama es un sueco, un socialdemócrata europeo. Sueña con una expansión masiva del Estado. Es una perversión de EE.UU. Acabaremos como cualquier país entre Albania y Zimbabue.
-¿Cómo explica que haya mayor desigualdad entre EE.UU. y Europa?
-La desigualdad de ingresos me da igual. Lo que no se puede permitir es la desigualdad de oportunidades. Hace falta una red de bienestar pero solo para la gente pobre y con trabajo. Para reestructurar la clase media lo más importante es dotarla de oportunidades económicas. La gente no quiere dinero para no hacer nada, quieren trabajos. El Gobierno federal gasta casi 4 billones de dólares al año. Es grotesco. En Washington todo el mundo depende del Gobierno. Mi país ha cambiado, es otro país.
-Pero algunos de los mayores repuntes del gasto han venido de conservadores: Nixon y Vietnam o Bush e Irak.
-El gasto militar no es para tanto además de que somos el principal poder mundial. El problema es el Estado de Bienestar que no debe ser para la clase media, sino sólo para las rentas bajas. No tiene sentido una Seguridad Social para todo el mundo o que te puedas jubilar con 65 años con todo cubierto, cobrando 30 años del Estado. Eso es ya el 60% de los gastos. Necesitamos una política fiscal conservadora, para evitar la insolvencia. Porque si no, caes en la austeridad. Y con la austeridad, los que más sufren son los pobres. La austeridad viene de una idea moral, de sufrir un poco después de gastar demasiado. Y algunos conservadores piensan que es positiva. El problema es que el efecto es asimétrico, golpea más a las rentas más bajas, a las que les quita el trabajo y la red del Estado.
-¿Qué piensa de Syriza o de Podemos?
-Los entiendo perfectamente porque la austeridad es un error. Por eso, cuando escucho a Podemos los cinco primeros minutos, estoy de acuerdo en lo que dicen. Moralmente tenemos la necesidad de una red de protección y la austeridad la pone en entredicho. Pero difiero de sus soluciones: ellos proponen más socialismo. Yo, menos Estado. Más libertad para empresas. Estoy de acuerdo en que haya austeridad para los ricos, para las elites, burócratas y funcionarios.
-¿Está de acuerdo en que haya impuesto al patrimonio o a sucesiones?
-Lo más importante es el IVA, mejor que los impuestos sobre los ingresos, la riqueza o las empresas. En el IVA puedes elegir si quieres consumir o ahorrar, es más justo. Eso sí, debe ser progresivo, para la gente pobre y rica. En cuanto a sucesiones, no me parece bien quitar el derecho al que ha ganado el dinero y quiere transmitirlo. De cara a los herederos me da igual, porque no se merecen un dinero que no han ganado.