La campaña anticorrupción del Gobierno chino apunta al sector bancario

Pekín detiene al presidente del Minsheng, mayor banco privado del país

La campaña anticorrupción del Gobierno chino apunta al sector bancario reuters

pablo m. díez

La campaña anticorrupción ordenada por el presidente de China, Xi Jinping, apunta ahora al sector bancario. Tras la caída en desgracia de numerosos altos cargos políticos desde que subió al poder hace ya dos años, su ofensiva se acaba de cobrar importantes cabezas del mundo financiero.

Siguiendo el hermetismo habitual del régimen, desde hace una semana está desaparecido Mao Xiaofeng, presidente del primer banco privado de China, Minsheng. Considerado con sólo 42 años una de las figuras más prometedoras del sector, ha sido arrestado por la Comisión Central para la Supervisión de la Disciplina, el órgano encargado de investigar la corrupción. Aunque las autoridades no han confirmado todavía su detención, la prestigiosa revista «Caixin» ha publicado que su caída está relacionada con el proceso contra Ling Jihua, un antiguo asesor del expresidente Hu Jintao.

Ling, que dirigía la poderosa Oficina General del Comité Central del Partido Comunista, fue detenido el pasado mes de diciembre por intentar tapar el oscuro accidente de tráfico en el que falleció su hijo, de 23 años, en Pekín en marzo de 2012. Una desgracia que desveló el lujoso tren de vida de la «aristocracia roja» china, ya que el joven se estrelló de madrugada con su Ferrari mientras se montaba una fiestecita con dos chicas que también fallecieron, una de las cuales iba desnuda.

De aquellos polvos (con perdón) vienen estos lodos, ya que Ling Jihua, y sobre todo su esposa, Gu Liping, tenían «lazos económicos» con el presidente del Banco Minsheng. Al parecer, éste había puesto a la mujer de Ling en la nómina del banco a cambio de un cargo «simbólico» por el que empezó a recibir un sueldo mensual sin hacer nada. Junto a ella, otras esposas de altos cargos políticos habían sido «contratadas» por orden de Mao Xiaofeng para ganarse así el favor de la cúpula del régimen.

«Se le ha pedido que colabore en la investigación a un alto cuadro», informó la revista «Caixin» sobre su detención. Sin aclarar sus motivos, el Banco Minsheng se apresuró a desvincularse de su presidente al emitir un comunicado asegurando que «se trataba de un asunto personal y no relacionado con las operaciones de la entidad», que seguía funcionando «con completa normalidad».

A la espera de ver cómo prosigue la investigación, la purga de Mao Xioafeng trunca una de las carreras más fulgurantes y con mayor futuro en el sector bancario chino. Tras entrar en 2002 como director adjunto de la oficina general del banco, encargada de llevar los negocios más importantes y de servir a sus ejecutivos, Mao fue ganándose la confianza de sus superiores y ascendiendo en el organigrama. Hasta tal punto que el anterior presidente, Dong Wenbiao, le apoyó personalmente como sucesor cuando se retiró el año pasado.

Gracias a Mao Xiaofeng, el Minsheng cotiza en las bolsas de Hong Kong y Shanghái y se ha posicionado como el principal banco privado de China.

Pero la detención de su presidente no ha sido la única noticia que ha sacudido las finanzas del país durante los últimos días. Esta misma semana se conocía que un antiguo vicepresidente del Banco de la Agricultura de China, Yang Kun, ha sido condenado a cadena perpetua por corrupción. A tenor de la sentencia, Yang se aprovechó de su cargo y, entre 2005 y 2012, aceptó sobornos por valor de 30,8 millones de yenes (4,3 millones de euros). Destituido y expulsado del Partido Comunista en 2013, fue juzgado en junio del año pasado por el Tribunal Popular Intermedio de Nankín (Nanjing), cuyo fallo ha sido confirmado por el Tribunal Superior Provincial de Jiangsu.

Además, el Banco de Pekín ha reconocido que su director, Lu Haijun, está siendo investigado por «serias violaciones disciplinarias», el eufemismo habitualmente utilizado en China para referirse a la corrupción.

Tal y como ya han advertido los medios estatales, controlados por el autoritario régimen de Pekín, «la campaña anticorrupción va a barrer el sector financiero» tras haber cazado a «tigres y moscas» en el mundo de la política china.

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