Pyme exportadora: nuevos mercados y más volatilidad cambiaria

Duarte Líbano Monteiro, director general de Ebury España y Portugal, advierte de los peligros de la divergencia de los tipos de cambio al vender a otros países

Pyme exportadora: nuevos mercados y más volatilidad cambiaria inés baucells

Duarte Líbano Monteiro

Quizás hoy, como en ningún otro momento de la historia económica española, las pymes han encontrado en la crisis una de las principales motivaciones para dar el salto a la internacionalización de sus negocios. Este ha sido el principal acelerador para cambiar el signo de una de las asignaturas pendientes de nuestra economía, hasta el punto de que alrededor de 52.500 nuevas empresas se han sumado a esta corriente exportadora desde 2007. En total, hoy suman más de 150.000, nada menos que un 35% más.

Uno de los aspectos que más impresiona de este cambio estructural de nuestra economía, convertida hoy en una de las más exportadoras del conjunto de la UE, es el ritmo de crecimiento de sus ventas al exterior. Sin superar aún al alemán, ya se encuentra en torno al 2%, por encima de países como Francia y Reino Unido.

Además, si analizamos en profundidad a las empresas que exportan, y sobre todo las pymes, como corresponde a la naturaleza de nuestro tejido empresarial, observamos que no solo es que hayan tomado la decisión de exportar, sino que lo han hecho a países que hasta ahora no se consideraban nuestros mercados naturales –entendiendo por naturales aquellos destinos cercanos, como la UE, o los que no presentan la barrera del idioma, como América Latina–, sino que se han lanzado a explorar mercados como China o India. Y además lo están haciendo con éxito.

Los datos del ICEX así lo atestiguan. Si a comienzos de 2007 había unas 4.000 empresas españolas vendiendo sus productos en Oceanía, a día de hoy la cifra se acerca a las 7.000. Y espectacular ha sido también el aumento del número de empresas que han decidido explorar los mercados de Oriente Medio, donde hemos pasado de 10.500 empresas a 16.5000 en estos seis años. Por último, es muy significativo también el incremento experimentado en el comercio con América del Norte, donde en 2007 podíamos encontrar unas 16.500 empresas españolas vendiendo sus productos y a día de hoy son más de 27.500.

El aumento del número de empresas exportadoras en España y su mayor exposición a los mercados fuera de la zona Euro, ha emplazado a los directores financieros de estas organizaciones a considerar el riesgo de tipo de cambio como una de la variables de su trabajo cotidiano, que se suma a otras como el riesgo-país, que está unido a cuestiones relativas a la seguridad jurídica y a las legislaciones relativas a la fiscalidad y a las transacciones financieras. El asunto no resulta baladí, sobre todo si atendemos a la volatilidad que se ha instalado en los mercados de divisas en estos años de crisis y a la más que previsible influencia que tendrán las decisiones futuras de los Bancos Centrales.

Basta señalar como ejemplo que, en el pasado ejercicio, el euro cedió casi un 13% frente al dólar , y este comportamiento también ha estado presente en las divisas emergentes, con apreciaciones frente al euro que se sitúan, en promedio, en el 5%, y con oscilaciones que han llegado a superar el 11%.

Históricamente, el número de pymes con riesgo de cambio no había sido muy elevado en España, y quizás por ello en el mercado no se habían desarrollado productos y servicios que respondiesen a las necesidades específicas en el ámbito cambiario de este segmento empresarial, a diferencia de lo que ocurre con las grandes corporaciones, que suelen disponer de mesas de tesorería instaladas o dependientes del propio departamento financiero.

Por tanto, en la medida en que el fenómeno de la internacionalización de las pymes adquiera profundidad en nuestra economía, éstas deberán prestar cada día más atención a lo que ocurre en los mercados y sobre los hechos relevantes, la mayor parte de índole económica y política, que tienen trascendencia en la cotización de las divisas.

A este respecto, el análisis de la exposición a las variaciones de los tipos de cambio frente al euro, ya sea del dólar como de divisas exóticas, o el diseño de un mapa de riesgos en función de los países en los que opera la empresa y el histórico de volatilidad de su divisa, se convertirán en adelante en rutinas cotidianas de su trabajo. No tenerlo en cuenta supondrá arriesgarse a ver mermadas las ganancias o incluso incurrir en pérdidas en sus operaciones con el exterior. Precisamente, todo lo contrario a lo que se pretende evitar cuando se decide dar el salto a los mercados exteriores, que no es otra cosa que vender más y reforzar la estructura de ingresos de la empresas.

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