Los emblemáticos negocios que se han visto abocados al cierre por el fin de la renta antigua
Imagen de de la antigua tienda de Farinetti en Valencia - efe

Los emblemáticos negocios que se han visto abocados al cierre por el fin de la renta antigua

ABC repasa algunos de los establecimientos míticos de las principales ciudades españolas que van a desparecer como consecuencia del cambio de ciclo en los alquileres

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ABC repasa algunos de los establecimientos míticos de las principales ciudades españolas que van a desparecer como consecuencia del cambio de ciclo en los alquileres

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  1. Valencia: adiós al primer comercio de la calle de la Paz

    Imagen de de la antigua tienda de Farinetti en Valencia
    Imagen de de la antigua tienda de Farinetti en Valencia - efe

    Aunque en Valencia, de acuerdo con los datos facilitados con la Confederación Valenciana de Comercio (Covaco), la mayoría de negocios históricos han renegociado sus rentas, hay establecimientos señeros que han sucumbido a la aplicación de la nueva normativa. Es el caso de la tienda de relieves y grabados Luis Farinetti, el primer comercio que abrió, hace casi 120 años, en la calle La Paz de Valencia, en una de las arterias más emblemáticas de la capital del Turia.

    La cuarta generación de este comercio, la de la biznieta del fundador, Gema Salas, decidió trasladarse «a la vuelta de la esquina» hace un año «en vista» de que no iba a poder llegar a ningún acuerdo y no iba a poder continuar en la calle La Paz. Se llevó la puerta, el escaparate de madera, el cristal de la entrada y el mostrador y, con la ayuda de un carpintero, abrió en la calle de al lado, sin bajar de la misma acera, según ha relatado en declaraciones a EFE.

    «Tendríamos que tener una facturación muy grande» para hacer frente al gasto que hubiera supuesto el nuevo alquiler en una calle «prohibitiva» en la que casi todos los locales que están abriendo son «franquicias y cafeterías», explica. La propietaria de Luis Farinetti reconoce que el nuevo local es «una monada» y de mayores dimensiones, pero «hay que ser realistas», no es la calle de La Paz en cuanto a tránsito de potenciales compradores.

    «Siempre se pierde algo, pero ha sido la mejor solución», opina Salas, tras recordar que cuando Luis Farinetti abrió su tienda de grabados en 1897 la vía se llamaba Avenida Peris y Valero, pero se convirtió en La Paz tras su destrucción durante la Guerra Civil y su reconstrucción gracias a un concurso de arquitectos.

    Aunque no se trata del mismo caso, la Horchatería El Siglo, en la plaza de Santa Catalina de Valencia, cerrará el próximo 31 de diciembre al finalizar el contrato de 50 años pactado y jubilarse sus gerentes. Han intentado comprar el local, «lo más lógico», pero siempre han obtenido «un no por respuesta» y ahora los dueños del inmueble han decidido «vender la finca, de la noche a la mañana». El alquiler que pagan se actualizó hace dos años, por lo que no se trata de un problema de renta antigua de un edificio protegido.

    Informa Alberto Caparrós

  2. Cierra la camisería donde empezó Amancio Ortega

    José Martínez Varela, dueño de la camisería Gala
    José Martínez Varela, dueño de la camisería Gala - efe

    La entrada en vigor de la renta antigua en Galicia obligará a bajar la verja algunos de los comercios más emblemáticos de la Comunidad. Entre ellos destaca la camisería «Gala», en la que Amancio Ortega empezó trabajando como repartidor y que sumaba más de ocho décadas vistiendo a generaciones de coruñeses.

    En la capital gallega, la actualización de las rentas cerrará las puertas de la conocida como la juguetería del Vilar y de la droguería más antigua de Galicia, Labarta, que abrió sus puertas en el siglo XIX.

    Por el camino se quedarán también otros pequeños comercios de la zona histórica compostelana, incapaces de plantar cara a la presión de las grandes cadenas y al encarecimiento de los alquileres. Y es que, en Santiago de Compostela, la actualización de las rentas multiplicará hasta por diez el precio que algunos inquilinos estaban pagando por sus locales.

    Informa Patricia Abet Rodriguez

  3. Afecta al 31% de los 272 comercios censados como emblemáticos

    Este nuevo año comienza en Barcelona con una baja sonada: Colmado Quílez
    Este nuevo año comienza en Barcelona con una baja sonada: Colmado Quílez - Elena carreras

    Pese al anuncio del Ayuntamiento de Barcelona de impulsar un plan para proteger los comercios emblemáticos de la ciudad, 2015 se ha estrenado con una baja sonada, la del Colmado Quílez. El céntrico establecimiento, cuya apertura se remonta a 1908 y que lleva más de 50 años instalado en el cruce de Aragón con La Rambla, tiene dos meses para buscar un nuevo local o bajar definitivamente la persiana: con el fin de la moratoria de la LAU, el comercio ha visto como los 4.000 euros al mes que pagaba de alquiler se transformaban en una renta de 22.000.

    Idéntica suerte han corrido otros comercios emblemáticos de la ciudad como Musical Emporium, El Indio, la librería Sant Jordi o la camisería Deulofeu, una sangría que el pasado mes de octubre llevó a «The New York Times» a alertar de una situación que, según el rotativo estadounidense, pone en peligro la identidad de la ciudad. Y es que, según los cálculos que manejan los comerciantes, el 31% de los 272 comercios censados como establecimientos emblemáticos estarían afectados por el fin de la moratoria y 40 de ellos, casi todos en el distrito de Ciutat Vella, tienen un futuro más que complicado.

    Uno de los casos más llamativos fue el cierre de la Librería Canuda, espacio en el que Carlos Ruiz Zafón se inspiró para crear su Cementerio de los Libros Olvidados y que, tras ochenta años de actividad, tuvo que echar el cierre ante la imposibilidad de pasar de pagar 1.000 euros de alquiler a abonar los cerca de 20.000 euros que pedían los propietarios con el fin de los alquileres antiguos.

    Con todo, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, aseguró a finales de año que el Ayuntamiento estudia comprar inmuebles que cobijan establecimientos emblemáticos para evitar que cierren, una operación que, aseguró, no se hará «a cualquier precio».

    Informa David Morán

  4. Ángel García, de camisería Hernando: «La ley es la ley y no queda otra opción que cumplir con ella»

    abc

    «La ley es la ley y hay que cumplir», se lamenta Ángel García, propietario de la camisería Hernando (situada en la Gran Vía de Madrid) al otro lado del hilo teléfonico. Y la regulación no le deja otra salida, a su juicio, que «cerrar».

    Como tantos otros negocios afectados por el fin de la renta antigua, «la diferencia» entre lo que actualmente pagan y lo que les exige su propietario «es grande». García lamenta que con esta coyuntura de bajo consumo y nivel adquisitivo en retroceso es difícil adaptarse a los precios exigidos por el mercado. «Cuando se hizo la ley no se previó que habría una crisis», explicó el propietario del establecimiento a Alfonso Fernández Moreno.

    Lo deseable, según el empresario, es que «hubiera habido unas subida escalonada» en vez de asestar este golpe «de repente», aunque reconoce que los comercios han tenido veinte años para adaptar sus contratos.

    En este sentido, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos proponía un «régimen transitorio de los contratos de arrendamiento de local de negocio consistente en una nueva moratoria de diez años en todos los casos», de manera que la extinción de los alquileres se produjera en 2024.

    Sin embargo, se descarta ya cualquier tipo de prórroga o medida de flexibilización, después de que las enmiendas que se plantearon por parte de esta organización no prosperaran.

    Ante la petición de una moratoria, el pasado 7 de diciembre, el ministro de Economía, Luis de Guindos, eludió responder al respecto en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, en su intervención, resaltó que la ley de arrendamientos fue aprobada hace veinte años por un gobierno socialista. «La mejor manera de apoyar al comercio es la recuperación económica que está teniendo lugar», sostuvo De Guindos.

    Informa Alfonso Fernández Moreno

  5. Gerardo Pérez, socio de Café Central: En lucha para prorrogar su contrato durante cinco años

    El Café Central, en acción
    El Café Central, en acción - Isabel permuy

    Gerardo Pérez, socio y portavoz del mítico café madrileño por el que han pasado artistas de la talla de Tete Montoliu, Lou Bennett o George Adams, y figura como uno de los 150 mejores locales de jazz del mundo seleccionados la prestigiosa revista «Down Beat» (el único español), cuenta una anécdota que leyó hace pocos días en los medios de comunicación sobre la vida del famoso físico Stephen Hawking, cuando le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica. «Hace 51 años le dijeron que le quedaban dos años de vida». Pérez se refiere, así, a los mensajes que ha escuchado en los últimos meses acerca del Café Central, sobre su inminente desaparición tras el fin de los alquileres de renta antigua.

    En los últimos días, una asociación de afectados por el fin de la renta antigua, prosigue, le ha informado de la posibilidad de obtener una prórroga de cinco años en el contrato de alquiler, en virtud de la disposición transitoria tercera presente en la ley de arrendamientos urbanos, que establece este supuesto para los traspasos efectuados entre 1985 y 1990.

    A esta cláusula apelará el Café Central para prolongar el alquiler, que hoy le supone 5.000 euros mensuales y que los propietarios se niegan a renegociar. Pérez cree que no tendrá problemas: la normativa es clara al respecto. Lo que sí le molesta es que su abogado no se haya percatado antes de esta posibilidad. «No ha estado a la altura -se lamenta-. Y hemos pasado un año y medio hechos polvo» con la sombra amenazante del cierre definitivo como desenlace irremediable.

    Informa Luis M. Ontoso

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