Al mago Buffett también se le atasca la chistera
El inversor con más prestigio del mundo acaba de perder 5.000 millones de dólares en una semana
El viernes se presentaron los resultados para el tercer trimestre de Berkshire Holdings, uno de los mayores holdings empresariales del mundo. La compañía consiguió un beneficio de 4.600 millones de dólares, por debajo de los 5.000 millones del mismo periodo del año pasado, aunque mejoró las expectativas de los analistas.
A pesar de su tamaño y de su importancia, Berkshire Holdings es uno de esos casos raros en los que su principal ejecutivo es más célebre que la empresa. Warren Buffett –el inversor más prestigioso del mundo y uno de los filántropos más generosos– maneja la empresa desde 1964 junto con su mano derecha, Charlie Munger. Es su presidente y su consejero delegado y ha conseguido que el valor de la compañía haya crecido de media, cada año, un 19,7%. Solo en diez de los 49 años que Buffett ha estado al frente de Berkshire Hathaway el valor de la compañía ha crecido menos que el índice Standard & Poor’s. La acción de Berkshire Hathaway, cuando la adquirió el inversor, estaba en 19 dólares. A mediados de agosto, superó la barrera de 200.000 dólares.
La consistencia y su acierto inversor le han procurado a Buffett una fama de infalibilidad. Se imita su cartera de inversión, su carta anual a los inversores de Berkshire Hathaway es uno de los documentos financieras más esperados y le colocan sobrenombres como «el mago de Omaha», «el sabio de Omaha» o «el oráculo de Omaha», en referencia a la ciudad de Nebraska donde la compañía tiene su sede.
Pero incluso a los mejores magos a veces el conejo no les sale de la chistera. A finales del mes pasado, Buffett tuvo una de las peores rachas que se recuerdan. El lunes 20, el inversor perdió 1.300 millones de dólares después de que una de las empresas en las que tiene una inversión más fuerte, IBM, cayera un 7% en bolsa. El gigante tecnológico había presentado resultados muy decepcionantes y había anunciado que pagaría 1.500 millones de dólares a la empresa Globalfoundries para que se hiciera carga de su unidad de semiconductores.
El día siguiente, las malas noticias llegaron desde una de las empresas favoritas de Buffett, Coca Cola. No solo porque el inversor es un enamorado de Cherry Coke, la bebida con sabor a cereza de la compañía estadounidense. Sobre todo porque, con un paquete del 9,1%, es su mayor accionista. Buffett empezó a invertir en Coca Cola en los años ochenta y nunca ha vendido una acción de la compañía. El idilio sufrió un revés con la caída en bolsa del 6%, también después de resultados por debajo de las expectativas del mercado y con una panorama poco optimista para 2015. El desplome bursátil supuso el adiós a mil millones de dólares para Buffett.
Esa semana, las pérdidas del prodigio de las finanzas acumularon 5.000 millones de dólares, según los cálculos de Reuters, por el mal desempeño de otros valores en los que Buffett también mantiene posiciones fuertes, como American Express, Exxon Mobile o Wells Fargo, además de que IBM y Coca Cola tampoco mejoraron en bolsa.
Posiciones sólidas
Nada de esto le quitó el sueño a Buffett, un «value investor» que toma posiciones en empresas sólidas con la intención de mantenerlas a largo plazo. En perspectiva, esos 5.000 millones de pérdidas son un pequeño bache en una estrategia exitosa que dura ya varias décadas.
En su carta a los inversores de 1988, Buffett explicaba que la intención con la inversión en Coca Cola era «mantenerla a largo plazo. De hecho, cuando controlamos paquetes de empresas espectaculares con gestores espectaculares, nuestro periodo de inversión es para siempre». De momento, a pesar de unos miles de millones de pérdidas, Buffett cumple con su palabra.