Pin Arboledas: «¿Tercera recesión europea?»

Fuera del viejo continente las cosas están turbias. Los países emergentes se frenan. Estados Unidos sigue creciendo, pero el dato de las ventas minorista ha sido decepcionante

Pin Arboledas: «¿Tercera recesión europea?» efe

por josé ramón pin arboledas

Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (ECOFIN) se han reunido esta semana en Luxemburgo con un objeto: evitar una tercera recesión en la zona euro desde que empezó la crisis en 2008 ¡Sí! Una nueva recesión o, cómo mínimo, estancamiento. Otra vez Europa ve en peligro un crecimiento que se anunciaba débil.

El miércoles las bolsas se desplomaron. Las noticias de Grecia pusieron nerviosos a los inversores. Los helenos instaban a su Gobierno a renegociar las condiciones del rescate: rebaja de las cantidades a devolver; más plazo para amortizar la deuda (casi tres veces su PIB); y nuevas ayudas. Muchos de sus ciudadanos (75%) piden la salida de los representantes de la Troika. No quieren volver a verlos cerca del Partenón. Hasta no les importaría salir del euro. Posibilidad que hace seis años creo pánico financiero.

Fuera del viejo continente las cosas están turbias. Los países emergentes se frenan. Incluso Brasil puede caer en recesión (hay que esperar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales para ver el futuro). Estados Unidos sigue creciendo, pero el dato de las ventas minorista ha sido decepcionante.

Volviendo a casa, España sí preve crecer por su demanda interna, aunque con una reducción del desempleo pequeña y siempre que la posible «tercera recesión europea» no influya demasiado y castigue al turismo uno de los sectores que más han contribuido al crecimiento en 2014. Por contra sus exportaciones se frenan. Es lógico, los emergentes no crecen como antes y no pueden comprar; Latinoamérica, importante cliente modera su crecimiento; centro Europa nuestro mayor mercado se estanca; y, encima, nos peleamos con Rusia, otro posible consumidor.

Alemania, pierde fuelle; para este año ya ha reducido su previsión de crecimiento este año y el que viene (en 0,5 y 0,8 puntos respectivamente). Francia está en estancamiento desde hace trimestres e Italia va a la baja. Inglaterra crece, pero no depende del BCE. Un panorama inquietante.

Ante esa amenaza ¿Que medidas podrían tomarse? ¿Invertir 300.000 millones de euros en infraestructuras, como quiere la Comisión presidida por Juncker? ¿Inundar de liquidez el crédito? ¿Ayudar a las economías como la griega? Ahí la situación es tan grave que hasta el Ministerio de Economía germano piensa que debería ayudarse a los helenos. Prepara ya un crédito urgente de entre 10.000 y 20.000 millones de euros.

Sin embargo, las decisiones de la Unión Europea se han demostrado ineficaces, por lentas y a destiempo. La Reserva Federal americana hace tiempo que inundó de dinero el mercado y ha tenido su recompensa. El BCE anuncia lo mismo de vez en cuando, eso calma los mercados, pero no acaba de rematar la faena. Cuando lo hace ya se ha descontado su efecto y no resulta efectivo.

¿Por qué? La causa es doble. Primero, por la estructura de la UE que decide por consenso y eso lleva a demorar las decisiones. Segundo, porque carece de un líder ¿Quién debería ser? Está claro: Alemania. Sin embargo, parece que Alemania no ha sido consciente de sus responsabilidades. Como «Metrópoli del Euro» ha tenido beneficios en la construcción de la Unión Europea. Pero eso también implica deberes: ayudar a los países periféricos a superar sus debilidades. Si ellos fallan, tarde o temprano, fallamos todos. Además, en un proceso solidario lo mas beneficiados a largo plazo son los donantes.

Es cierto que Alemania hizo sus deberes con antelación y eso le ha permitido sobrepasar la crisis mejor que a los otros países. No obstante debe ser consciente de que no está sola. La zona euro es una zona monetaria que necesita de mecanismos de coordinación financiera y fiscal que complementen la estructura monetaria conjunta. En esto Alemania ha sido renuente. Sus intereses bancarios han frenado los avances en esas materia; igual que durante tiempo se opuso a una política del BCE agresiva en materia de liquidez; su miedo a la inflación paralizó las medidas más agresivas.

En consecuencia Europa, como pasa siempre, llegó tarde y la propia Alemania empieza a pagar las consecuencias de su falta de liderazgo. Además sigue con la fijación histórica del Anschluss (unión) al este. Una de sus manifestaciones es la disputa con Rusia por la influencia en Ucrania. Sin darse cuenta que durante parte del siglo XIX y el XX esa fijación ha derivado en desastres. Parece como no fuera capaz de aprender de sus errores históricos geopolíticos. Rusia debería ser aliada de Europa, su marca frente al peligro asiático de la amenaza yihadista. La pelea es mala para las dos partes. En todo caso, ahora no es el mejor momento para hacerlo.

La Zona Euro necesita un líder económico. Ninguno de los actuales políticos de sus estructuras (¿Politoeurócratas?) ha sido capaz de hacerlo. Tampoco parece haber un Adenauer, un Schumann o un De Gasperi, con suficiente liderazgo en los diferentes países, como para tomar las riendas del caballo, que ahora está desbocado.

En España, además, el Gobierno ha apostado el éxito de su gestión a la economía ¿Qué pasaría si por causa de falta de liderazgo europeo esa baza se deteriora?

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