La crisis eleva los suspensos en el carnet de conducir y las agresiones a los examinadores

«El alumno quiere presentarse con el número mínimo de clases y el profesor está obligado a presentarlo al examen», afirmó el presidente de Asextra, Joaquín Jiménez

La crisis eleva los suspensos en el carnet de conducir y las agresiones a los examinadores abc

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La crisis económica está detrás del aumento en el número de aspirantes a obtener el carné de conducir que suspenden el examen práctico porque se presentan a la prueba con menos clases preparatorias, de manera que el número de no aptos se ha incrementado entre un 5 y un 10% en los últimos cinco años, hasta acercarse al 40% de no aprobados, y también en el incremento de las agresiones que sufren los examinadores cuando suspenden a sus alumnos.

Así lo afirmó este miércoles el presidente de la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra), Joaquín Jiménez, en una comparecencia ante la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible del Congreso de los Diputados. “A día de hoy, el número de no aptos está aumentando considerablemente de la crisis, independientemente del nivel intelectual de cada uno. El alumno quiere presentarse con el número mínimo de clases y el profesor está obligado a presentarlo al examen”, indicó. Jiménez apuntó que cada vez más alumnos se presentan a los exámenes prácticos con un reducido número de clases, con lo que, “el fracaso lo tiene prácticamente definido y, por desgracia, el suspenso va en aumento”.

Por otro lado, Jiménez, examinador con 27 años de experiencia, explicó a los diputados las reivindicaciones profesionales del colectivo al que representa, el cual se ha reducido de los más de 900 profesionales en 2009 a los 742 de la actualidad, entre examinadores, coordinadores de examinadores y coordinadores especialistas. Jiménez afirmó que el puesto de examinador “ha dejado de ser atractivo”. “Es lógico: a similar sueldo y nivel, pudiendo desarrollar su trabajo en la oficina, rodeados de compañeros, para qué sufrir la incomodidad de estar toda la jornada de trabajo dentro de un vehículo soportando las inclemencias del tiempo, sufriendo riesgos de accidentes, amenazas y agresiones”, añadió.

Examinadores apaleados

Estos motivos, según Jiménez, han hecho que “un número importante de examinadores muy preparados y cualificados y con gran experiencia hayan optado por solicitar el cambio a un puesto administrativo o jubilarse anticipadamente, habiendo en la actualidad numerosas vacantes y teniendo la Dirección General de Tráfico que improvisar y organizar de forma urgente cursos de capacitación para nuevos examinadores”.

Además, subrayó que la crisis económica no sólo ha llevado un aumento de los alumnos suspendidos, sino también de las agresiones a los examinadores. “Tenemos muchos antecedentes de compañeros apaleados brutalmente en Ceuta, Jaén, Granada e incluso un intento de asesinato en Vizcaya. Estamos en un habitáculo muy reducido y el acercamiento es muy próximo. La semana pasada tuve una experiencia desagradable y sentí miedo”, apuntó. Por ello, reclamó que la figura del examinador tenga el reconocimiento de autoridad y que las agresiones sean consideradas como delitos por atentado contra la autoridad pública en el ejercicio de sus funciones.

Profesores de autoescuela

Por otra parte, el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Profesores de Formación Vial, Francisco Paz, también compareció en la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible del Congreso para desgranar las principales demandas del colectivo al que representa y mejoras para los futuros conductores.

Entre ellas, pidió cambios en los criterios de evaluación de los exámenes prácticos (el actual sólo contempla fallos del aspirante y no permiten ser compensados con una buena conducción durante el desarrollo de la prueba práctica) y que el acceso a la profesión de profesor de formación vial se haga a través de la Formación Profesional y de forma reglada por el Ministerio de Educación. Además, propuso introducir periodos de prueba después del examen de conducción, como ocurre en otros países europeos, de manera que el conductor vuelva a la autoescuela “si en los primeros cuatro años se ha cruzado algunas líneas rojas como alcohol, drogas, superar los límites de velocidad con detracción de puntos”.

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