Vendée Globe

La salida más triste de la historia

El clamor de los millares de aficionados a lo largo del canal de salida, esos dos kilómetros desde los pantalanes hasta mar abierto, se ha enmudecido por la pandemia del coronavirus

Imagen de la salida de este año

Dury Alonso

Una primera milla mágica para los patrones que cada cuatro años zarpan del puerto de Le Sables d´Olonne para participar en la vuelta al mundo a vela sin escalas ni ayuda externa. Desde la primera edición en 1989-1990 (hace 31 años) en las riberas del canal se produce una algarabía por todos los vecinos, aficionados, amigos y familiares que apiñados quieren dar los últimos saludos a los participantes.

Pérdidas económicas millonarias para la regata, el sector hotelero y restauración cuando en 2016 acudieron 2,25 millones de visitantes

Hoy 8 de noviembre de 2020, cuando se produce la salida de la novena edición de la Vendée Globe los muelles de Le Sables d´Olonne están desiertos por la pandemia del coronavirus chino que esta arrasando en todos los países occidentales. Desde hace semanas la Organización de la regata ha tenido que tomar medidas extremas para asegurar las condiciones sanitarias de los patrones. La primera fue limitar el acceso al público a los pantalanes y zona de esparcimiento, llegando a desmontar las grandes carpas una semana antes de la salida, decisiones duras cuando en la salida de 2016 acudieron 2,25 millones de visitantes teniendo en cuenta que el valor de retorno mediático asciende a 198 millones de euros.

Los patrones han estado prácticamente aislados desde que llegaron a Le Sables d´Olonne, la última semana en una estricta cuarentena con controles PCR el viernes día 30 de octubre y el pasado jueves con resultados negativos. Para el doctor Jean-Yves Chauve la seguridad sanitaria ha sido su principal tarea, no ha dejado que ningún miembro de la organización, ni de los equipos de tierra de los barcos, patrones, periodistas y público se saltasen el protocolo contra el coronavirus.

Imagen de cualquier otra edición

“Durante varios meses, hemos estado trabajando en un protocolo específico para preservar el patrón mientras permitimos la preparación final en las mejores condiciones… Los últimos 12 días, las limitaciones de protección se intensificaron, con la definición de tres grupos de personas: el patrón y su séquito cercano, el posible patrón de reemplazo y su propio séquito, los 4 preparadores presentes el día de salida para ayudar a salir del puerto e izar las velas. Una vez que se da el inicio de la regata, si por desgracia un competidor tiene que volver al puerto para reparar, tendrá la oportunidad de permanecer anclado en una boya, fuera del puerto. Solo los preparadores presentes en la salida podrán embarcar. Si la reparación necesaria hay que realizarla en puerto, al patrón hay que extraerlo de forma aislada y después iniciar las reparaciones. Tendrá hasta el 18 de noviembre para salir con la condición de que tenga una nueva prueba de PCR negativa” ; comenta el doctor Chauve.

Sí ya de por si el estrés que viven los patrones durante los tres meses de vuelta al mundo les puede jugar una mala pasada en cualquier momento, la llegada del coronavirus les ha creado una sobre presión antes del inicio de la Vendée Globe; y lo que podría ser unos días previos de tranquilidad se tornaran en una estricta cuarentena.

Esta desolación volverá a repetirse cuando los patrones crucen la línea de llegada el próximo año. Con suerte para la Vendée Globe de 2024 el griterío retumbe en toda Francia.

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