Mini Transat

Finaliza la Mini Transat 2017 para los españoles

David Alonso el que menos invirtió en las dos etapas. Marta Guemes, Pablo Torres, David Alonso, Pilar Pasanau, Guillermo Cañardo y Marc Miró, ya están en Le Marin

Dury Alonso

Todos los marinos españoles han cruzado la línea de llegada en el puerto caribeño de Le Marin. Han completado el sueño de participar, y finalizar, en la 13ª edición de la Mini-Transat La Boulangère; después de navegar más de cuatro mil millas en dos etapas entre los puertos de La Rochelle (Francia), Las Palmas de Gran Canaria y Le Marin (isla Martinica – Francia).

Menos Pilar Pasanau y Guillermo Cañardo, que repetían participación; los demás fueron novatos: Marta Guemes, Pablo Torres, David Alonso y Marc Miró se estrenaban en esta transoceánica en solitario reservada para los veleros de la Clase Mini 650.

David Alonso se desmelenó al llegar a Le Marin, contando cómo fue su segunda etapa: “La llegada es una gran alegría, tuve la sensación de que había ganado la regata. Estoy muy feliz y orgulloso de estar aquí. En el tercer día, tuve una colisión con un barco de pesca. Estaba muy asustado. Disparé el spi, que se acabó rompiendo. Había redes por todas partes, el aparejo de pesca seguía tirando, rodeando todo el barco. Supuse que los pescadores volverían, así que lo mejor era salirse de en medio. Un poco más tarde, de hecho, veo el barco de pesca que se dirigía hacia mí, ¡pero no pudo atraparme! Desde ese momento, siempre estuve preocupado cuando tenia que descansar. Además de tener pequeños contratiempos como el piloto automático que se soltaba en los planeos. Pensé en detenerme en Mindelo (Cavo Verde), pero era demasiado peligroso… Sabía que, sí que paraba, comería bien, dormiría bien; me conozco bien y no quería correr ese riesgo. Reparé el spi mas grande, pero no podía permitirme el lujo de hacerlo bien, y tan pronto como el viento subía a 15 nudos lo arriaba para evitar que estallase. Obviamente mi velocidad media recibió un duro golpe. Me llevó algún tiempo volver al ritmo de a bordo. Tenia miedo de dormir y hablé mucho con Agnès (Menut), pasamos mucho tiempo juntos, no nos dimos por vencido, nos ayudamos unos a otros en nuestras pequeñas galeras. Pero si tienes que calificar esta aventura de cero a diez, le pongo ¡un doce! Tuve que dejar de lado la competitividad. Tenía una obsesión en mente: llegar, llegar, llegar, llegar…” .

Guillermo Cañardo ha vuelto a por una segunda participación en la Mini Transat, la transoceánica que le sirve como válvula de escape a su intenso trabajo como médico de urgencias en Tarragona, o vivir temporadas colaborando con la asociación Open Armas rescatando a subsaharianos en el Mediterráneo: “Me siento muy bien ahora que ha cruzado la línea de llegada. Esta segunda participación transatlántica resultó ser más dura que la primera que hice. En la primera, no sabia en absoluto a donde iba, era el gran salto hacia lo desconocido, mientras que esta segunda vez, era más consciente de lo que podía esperar. Tuve problemas técnicos, perdí mi spi grande porque explotó. Así que me quede sin mi vela más potente en términos de velocidad. La navegación en solitario es una disciplina muy especial, es muy especial tener que hacer todo solo. Cuando ocurre un fallo técnico, siempre eres la única persona responsable. Siempre pienso que la próxima vez que crece el Atlantico, me iré con amigos, una guitarra y vino. Pero terminar una regata en solitario siempre es motivo de orgullo, nunca es fácil terminar y cruzar una línea de llegada”.

Otra persona que repetía participación ha sido Pilar Pasanau, en la edición Mini Transat de 2013 se tuvo que retirar en Vigo por varias averías, entre ellas del piloto automático; y que, en esta segunda etapa en 2017, han vuelto a bordo: “La regata comenzó bien. Empecé en quinta posición. Estaba progresando bien, iba rápido, per tenía un problema con el spi que se enredó completamente. Perdí tres días con esta avería antes de poder refugiarme al abrigo de la isla de Santo Antão en Cabo Verde, donde finalmente la pude desenrollar. Pero luego, durante 900 millas, tuve problemas con mis dos pilotos automáticos. Desde ese momento… me pase la mayor parte de la travesía al timón. Fue muy duro, pero hermoso. Las dos ultimas noches me puse a la capa para dormir un poco, entre 2 y 3 horas, y así el ultimo día me puse en modo regata hacia la llegada…”.

Para Marc Miró, participar en la Mini Transat La Boulange no era una cuestión de lograr la mejor clasificación, sino de llegar hasta el final. No estaba dispuesto a competir con su Pogo 1 contra veleros de última generación, no era su principal preocupación: “Es increíble llegar a Martinica así. De repente empiezas a oler el olor de la tierra, los árboles, es fantástico. En segundo lugar, el Pogo 1 es un buen barco, pero sigue siendo mucho más inestable que los barcos de nueva generación. Pero es un barco muy apto para navegar, muy seguro, realmente me sentía seguro a bordo. Por supuesto, no corre como los lideres, pero no importa, lo más importante es todos puedan hacerlo…”.

La que menos tiempo invirtió, en la segunda etapa, fue Marta Guemes con el “Artelia” en 18 días y 03:13:00 horas, con un acumulado de 29 días y 15:42:29 horas; pero el mejor clasificado de todos los españoles -sumando los tiempos invertidos en las dos etapas entre La Rocelle, Las Palmas de Gran Canaria y Le Marin-, ha sido Diego Alonso con el “Blue Oscar” en 29 días y 12:43:40 horas (10d 13h 00min 50s + 18d 23h 42min 50s). Y con tan solo tres días más Marc Miró en 32 días y 14:14:40 horas con el “Alfin”.

Pablo Torres dijo que piensa en volver, Marta Güemes que por ahora lo deja en el aire; seguro que los demás ya estarán barruntando en otra Mini Transat.

Finaliza la Mini Transat 2017 para los españoles

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